miércoles, 18 de abril de 2018

Los diferentes tipos de creencias, según su contextos…


Los diferentes tipos de creencias, según su contextos…



El ser humano, desde los tiempos inmemoriales, nace con la capacidad innata de creer. Desde el tiempo de las cavernas, pasando por la edad media y siguiendo adelante hasta nuestros días, hemos como etnicidad o razas, evolucionado mucho; sin embargo, a la hora de pensar y de creer, seguimos siendo esas mismas razas o etnia que pobló la tierra siendo poco más, que una cultura pagana.
Todos nosotros, indiferentemente del credo que pregonamos, o inclusive si pregonamos “no creer en nada”, incluso ahí estamos promoviendo, una forma de creencia.
Si tomamos un ejemplo, una persona creyente en la religión, posee una creencia basada en la existencia de un Dios, o de varios Dioses, sea cual sea el caso. Al mismo tiempo, una persona atea tiene la creencia de que no existe Dios alguno y que todo se debe en su mayoría a la ciencia. Indiferentemente de que crea o no en un Dios, una persona cree en algo.
Ahora, cuando hablamos de creencia, hablamos también de las partes de nuestra personalidad que eligen mantener la fe ciega en algo en lo que creemos. Pero que nunca hemos visto. Pasamos no únicamente por la rama de la religión, sino que, al afirmar una cosa, creemos que es una verdad absoluta y de esa forma la manifestamos ante el mundo. En eso es precisamente en lo que se basan las creencias; en esos actos de fe que, como seres humanos, pregonamos y dejamos que continúen su curso.
¿Qué es una creencia?
Los conceptos que, en nuestra lengua, le atribuimos a la creencia, es el de algo en lo que tenemos una fe ciega, y que nos parece y resulta una verdad inamovible, pues nadie que lo intente podrá hacernos cambiar de parecer en cuanto a nuestros pensamientos hacia esa creencia.
En otro concepto que le damos a la creencia en nuestro lenguaje, se trata de la opinión que podemos tener sobre una persona, una forma de pensar, una costumbre o un objeto. Asimismo, se emplea en el mismo contexto anterior, pues en estas opiniones que tenemos, tampoco nos podrán mover y cambiar lo que pensamos. Esto son los conceptos que se le atribuyen en nuestra lengua a las creencias.
¿De dónde sacamos las creencias?
El desarrollo de La Domesticación del ser Humano.
Las creencias se originan desde que somos niños, puesto que desde que comenzamos a desarrollar consciencia somos capaces de crearnos nuestros propios dogmas y pensamientos. Siguiendo en esta base de ideas, podemos decir que las creencias las desarrollamos en base a las cosas que aprendemos y vemos durante nuestra niñez y adolescencia.
En el momento en el que comenzamos a aprender comenzamos a creer, e indiferentemente de que creamos en cosas reales y demostradas, o en fantasías y cuestiones que no tienen la debida respuesta científicamente hablando, somos capaces de pensar que las cosas son así, y nada nos sacará de nuestra idea.
En el caso de los niños, es muy común que comiencen su vida teniendo creencias y pensamientos que los derivan a un mundo de fantasía.
Hay quienes piensan que esto es malo para los niños, puesto que hay que inculcarles siempre la realidad. Sin embargo, hay expertos que afirman que permitir que los niños crean en las fantasías propias de la niñez, como el hada de los dientes o el conejo de pascua, es beneficioso para ellos, no solo porque les permite conservar esa pureza de la infancia, sino porque, al momento de revelarles la verdad, aunque pueda ser duro para algunos, les demostramos que no todo lo que uno piensa, que es real o que es correcto, es en realidad, así.
Les enseñamos que las creencias pueden cambiar y, es más, que es necesario que lo hagan para que, como personas, podamos evolucionar.
Los tipos de creencias.
Cuando nos hablan de creencias, solemos pasar directamente a lo que se refiere a las creencias religiosas. Por alguna razón brincamos directamente a la religión cuando hablamos de esto, y no es para menos, puesto que la creencia en una religión es de las más, no solo importantes, sino también de las más aferradas.
En la mayoría de los casos, las personas que tienen creencias religiosas tenderán a poder creer de mejor manera, puesto que están ligadas a dogmas de fe en los que se les permite creer, que incluso las cosas más inverosímiles pueden llegar a ser posibles. (Así te lo hacen ver.)
En realidad, esto se trata como un enfoque sano a la hora de discutirlo, puesto que las personas que tienen creencias religiosas son normalmente más propensas al cinismo que demuestran, quienes no se afectan a las creencias no lo tienen.
A pesar de esto, la creencia se divide en varios subtipos, y todo depende del momento en el que se esté, y del tema que se esté tratando. Aquí estudiaremos algunos de los tipos que conforman las creencias:
Creencias normativas.
En este tipo podemos tratar con las creencias descriptivas, y las morales, también llamadas normativas.
Creencias descriptivas: Estas son las que se adquieren por un simple calco imperfecto de la realidad. Estas nos muestran lo que vivimos en el presente, así sea esto lo que queremos o no.
Creencias morales: Este grupo de creencias nos hablan de lo que está bien y lo que está mal, y mediante este tipo de creencias podemos llegar a moldear nuestra conducta.
Creencias según la consciencia.
En muchas maneras, encontramos creencias que tienen un grado tal de importancia en nuestra psique, que ya las podemos tomar de una manera inconsciente. Esta distinción es confusa porque no podemos estar del todo seguros, de hasta qué punto una idea es inconsciente o no.
Creencias conscientes: Cuando hablamos de estas creencias nos referimos a aquellas que forman parte de nuestro discurso diario, y en el modo en que expresamos nuestras convicciones, bien sea de manera verbal o escrita, y con la que nos referimos a nuestras opiniones.
Creencias inconscientes: La creencia inconsciente es la que se puede expresar mediante actos involuntarios o pensamientos. Por ejemplo; una persona que cree que mentir está siempre mal puede darse cuenta de que no piensa realmente esto si se le da una situación en la que no tenga consecuencias terribles.
Creencias religiosas: Cuando hablamos de creencias religiosas, podemos remontarnos a cualquier etapa de la historia, puesto que la religión ha tenido un amplio margen de acción en el comportamiento del ser humano desde tiempos inmemoriales.
En esta vertiente debemos de saber distinguir entre creencias religiosas y creencias seculares.
Creencias religiosas: Como su nombre lo indica, estas creencias están ligadas de manera férrea a una religión, y con la misma férrea determinación la persona se amoldará y se aferrará a los dogmas y mandamientos de esta, indiferentemente de su popularidad, pues en ello ha basado su fe.
Creencias seculares: Son aquellas que no se encuentran ligadas a ninguna religión, y en este caso puede tratarse de todas las demás creencias. En el caso del ateísmo que está sujeto a debatirse, si es una creencia religiosa o secular, puesto que, aunque dicen no creer en las religiones, su principal creencia se basa en estas, puesto que creen que no son ciertas.
Creencias según su utilidad.
La creencia que tengamos puede también tener cierto impacto en nuestra calidad de vida. Es por ello por lo que debemos de saber distinguir entre creencias adaptativas y desadaptativas.
Creencias adaptativas: Son aquellas que nos permiten seguir con nuestro día a día sin tener con esto que hacerle daño a nadie o perjudicar de alguna manera a otra persona o ser viviente.
Creencias desadaptativas: En esta categoría están aquellas creencias que no nos permiten llevar una vida sin perjudicar o sentir prejuicios por otras personas con las cosas en las que creemos. Una especie de creencia desadaptativa puede ser la creencia de que hay razas inferiores, o la creencia predominante del nacional socialismo de que tanto los homosexuales como los judíos debían ser exterminados. (Es la que piensa en los exterminios.)
Creencias colectivas.
Históricamente, se sabe que una persona puede aferrarse más a una creencia si siente que la comparte con una o más personas en su entorno. A la hora de creer quizás la cantidad de creyentes sea tanto, o más importante, que el tema en el que crees. Es por ello por lo que muchas veces las iglesias son la mejor forma para creer en una religión, pues gracias a ellas una persona puede juntarse con varias que comparten sus creencias y su manera de vivir. (Es por los miedos y temores que les inyectan.)
En el ámbito político también se han dado múltiples reuniones en base a la creencia en determinado tema. Es por ello, por lo que la mayoría de los países del mundo toman un gobierno bipartidista, en el que muchas personas generan grupos y comités que apoyan a cierta rama del gobierno, mientras que otras se juntan en apoyar a otro sector.
A la hora de determinar la creencia en personas jóvenes, la forma más sencilla de abordarlas es en La Escuela Dominical, Las Clases para la Confirmación y en algunos tipos de imitación a religión con sus adiestramientos, pues es aquí donde los niños y adolescentes desarrollan el comportamiento grupal, y mediante las clases y las conversaciones pueden establecerse creencias grupales en un salón de clases. Y es aquí donde se inicia el control.





jueves, 5 de abril de 2018

¡Esto es la vida!


¡Esto es la vida!



“Cuando la vida te presente razones para llorar, demuéstrale que tienes una y mil más para reír”.
Me acaban de dar una noticia terrible según desde dónde lo mires.
Ya tengo mi billete para emprender viaje para el otro barrio. (Y porque no, todo ser humano tiene un punto de entrada y un punto de partida.) Sé que muchas personas cuando lean estas líneas pensarán que soy una persona fría, que todavía no he aceptado lo que me debe tocar. Pero ya lo sabía, nunca el he tenidos miedo a mi final, llevaba tiempo que no me encontraba muy bien.
¿Pero, sabes una cosa? Voy a emprender el viaje, feliz. Sí, es así de duro, pero es la verdad. Además, ya he vivido demasiados años, no quiero ser un lastre para mi gente. Yo pienso, quien ha encontrado eso que todos anhelamos, el sentido de su vida, el por qué ha venido a esta vida, se puede ir, siendo feliz.
Me pasé muchos años preguntándome por qué estaba en esta vida, y un día, encontré esa pasión, el escribir. Y he sido desde ese momento el hombre más feliz del mundo. ¿Cuál ha sido? Es lo de menos, pero todavía me acuerdo de todas las personas que he ayudado con ese talento que descubrí un día, por causalidad.
Lo que quiero con estas líneas que te estoy escribiendo, amigos todos, es que me da pena, ya no solo en la televisión, sino viendo a la gente por la calle, y a pesar del buen tiempo que ya hace, están tristes, alicaídos. Las palabras que más oigo son depresión y miedo.
Pues yo no tengo miedo, a todo nos darán el billete, y unos emprenderán el viaje con miedo y otros, como yo, lo haremos felices. Felices porque encontramos, “por qué” de nuestra venida a este mundo tan maravilloso, “por qué” de muchas cosas que me han pasado, he dado todo lo que sentía, que tenía que dar a las personas, a mis familiares, a mis amigos.
Me iré feliz.
Me gustaría dejarte unos principios que he ido aprendiendo durante todo este tiempo, que llamamos vida, y que, si crees conveniente, publícalo en tu blog, como un regalo a todas tus amigas/os y lectores, que sé que son muchos.
Un legado para que vivan la vida con más felicidad, entusiasmo, con más motivación y que cuando les envíen el último billete, sientan que se han dejado la piel viviendo cada instante de su vida, cada instante junto a los demás y que han descubierto de qué realmente estaban hecho, de algo más de lo que se pueden imaginar en estos mismos momentos.
Nunca había sido coherente conmigo mismo. Lo reconozco. Siempre había acallado eso que muchos llaman intuición. Pensaba que era de locos, que tenía que seguir lo que me decían los demás, me gustara o no, para que no me fuera a salir del “rebaño”. Tenía miedo a escucharme y guiarme, por lo que dijera mi interior.
Hasta meses después de conocer lo que realmente me gustaba, todavía no me lo creía, pensaba que era un hobbie, aunque esa vocecita me decía que tenía que dejarlo todo y encaminarme hacia ella. Y por fin lo hice, y fue de lo mejor, que he hecho en toda mi vida.
Así que, por favor, sean coherentes con ustedes mismos. Guíense por su intuición, no por los gustos de los demás. Por favor, si sientes que tienes que hacer algo, hazlo. Sé que perdí al amor de mi vida, por no decirle lo que sentía de verdad y si hice a cambio, lo que otros me recomendaron.
Si sientes que tienes que hacer algo y es algo coherente con tus valores, con tu corazón, allá donde estés, allí estaremos, dando ese último empujón.
Ser una persona coherente, es para mí, ser una persona, además que no tiene nada de lo que arrepentirse. Y como te he comentado, al no decir muchas cosas, tiempo después seguía arrepintiéndome mucho. Me volvió a pasar cuando encontré, el por qué estaba en este mundo. Intentaba acallar ese murmuro que tenía en mi cabeza y lo aplaqué durante un tiempo, pero hasta que un día dije ¡Basta ya! No quería que me pasara como con esa persona, no quería arrepentirme, y me lancé.
Jamás te arrepientas de una cosa que sentías que tenías que hacerla. Puede salir o no según tenías previsto, pero jamás estarás preguntándote, que hubiera pasado si…
Desde que conocí mi pasión, vivía el momento. Cuando estas centrado en un tema, solo vives para y por él. Ya no solo en temas profesionales, sino también personales. Cuando vivía en pareja, no había nada más alrededor, estaba con y para esa persona. La escuchaba, la intentaba comprender, la quería, en ese momento solo existía ella y nadie más.
Por favor, vivir el momento, absorber el instante que la vida te ofrezca, deja de pensar en el pasado o en el futuro, vivir el momento con tus amigos, con esa persona que te gusta, o con tus padres, quien sabe si se repetirá.
Ahora en estos momentos que vivimos, todos exigimos más de lo que damos. Exigimos que todo venga a nuestros pies, ¿Pero ir nosotros hacia ello?, jamás. Es muy fácil lo que voy a decir, pero da siempre más de lo que recibas. Unos me dirán que voy por la vida, de santo, otros que soy un tonto, que estoy loco pero es lo que he ido aprendiendo a lo largo de mi vida.
Ver sonreír a mi familia por un simple detalle que hago, sin que haga falta que sea una fecha determinada, ayudar a un amigo sin que te lo pida, cuando sabes que está mal, o un simple “te quiero” a tus hijos, amigos o demás, eran y son pequeños detalles que yo sabía que los animaba y motivaba les, sácales una sonrisa en malos momentos. ¿Y qué te hace más feliz que verlos a ellos felices? Verlos sonreír me llena a mí de más energía y felicidad.
Por favor, dar más de lo que recibáis siempre, les será devuelto con millones de intereses, se los aseguro.
Sé que muchas personas pensaran, que es demasiado mayor para estas cosas, que su vida está resuelta y que no van a cambiar, aunque en el fondo sientan que es algo que deberían hacer. Transforme mi vida con estos principios, cuando ya asomaban las canas por mi pelo. Quien sabe que hubiera pasado si los hubiera conocido antes, y si … Dejémonos de “Y sí.” hoy es el momento para cambiar si sientes que tienes que hacerlo, da igual tus circunstancias, tú eres el líder de tu vida, nadie más.
Nunca es demasiado tarde.
He descubierto que una persona muy importante en mi vida me lee también y por eso he querido dejarle estas líneas, como un regalo tanto para ella, como para todos sus seguidores. Sé que les has ayudado mucho, en momentos críticos de su vida. No soy ningún gurú, ni sabio, ni quiero que se me tome como tal, sólo es mi concepto de vida, lo que yo he ido aprendiendo. Por favor dejarse ya de negativismos, e ir hacia tus sueños, ser coherentes y vivir el momento. Es lo que hice, y te digo, que es de lo mejor que he hecho.
Me gustaría decir dos cosas más, por favor, dejar de compararte con los ricos, con las personas que salen en televisión o con las modelos de las revistas como hace mi nieta. Ese acto solo produce frustración. ¿Qué pasaría si te comparas con los que menos tienen? ¿A qué te sentirías mejor? ¿A qué serías más feliz? ¿A qué pensarías que no estás tan mal? Dejémonos de comparar siempre con los que más tienen y miremos hacia atrás, con los que menos tienen, el sentimiento será diferente. Dejémonos de envidias.
Y por favor, no seas como mis amigos, que con cada año que pasan, se amargan más. La vejez no impide la felicidad, si hay salud, podemos crear cosas, seguir conservando a nuestros amigos o familiares, disfrutando de lo que la vida nos ofrece. ¿Qué más queremos?
Ser felices es posible, allá donde esté, estaré ayudándolos todo lo que pueda. La vida puede ser maravillosa o un desastre, sólo tú tienes el poder de elegir qué opción quieres tomar. La vida es sencilla, sólo somos nosotros quien nos la complicamos, no hagas, como hice yo.
Una lección Magistral de qué es realmente la vida. Gracias allá donde estés.