domingo, 8 de julio de 2018

Una droga, llamada amor…


Una droga, llamada amor…



Fluir es vivir...
Esta es una muestra de un escrito técnicamente explicado, ahora bien, ustedes podrán notar la diferencia, de como yo trabajo el artículo para que ustedes lo puedan entender con más facilidad.

Hoy me gustaría hablar sobre las drogas, me dirán que todos las conocen, que no es nada nuevo, pero a pesar de ellos voy a hablarles sobre ellas, efectivamente existen miles de drogas en el mercado, drogas que matan, y además cuestan dinero, pero yo quiero hablar de esas otras drogas que están ahí, al alcance de todos, que son gratuitas y sin embargo se utilizan cada día menos, casi se han convertido en un artículo de lujo y su valor es tan alto que pocas personas lo pagan.
Lo más importante es que éstas drogas son caseras, las plantas en tu casa, no se necesitan campos, jardines o macetas para que crezcan, no hay que salir a la calle en busca del caballo, coca, maría, o como les nombren, antes tantas y tantas como existen y están en venta en el mercado de la droga.
Cuando dejamos que nuestro cerebro, se mueva por las emociones, cuando dejamos que esas emociones salgan de nuestro corazón sin avergonzarnos de sentirlas, se producen unas sustancias químicas que hacen que se eleve nuestra autoestima, si dejamos que esos sentimientos los vean, los demás experimentaremos una sensación de euforia indescriptible, nos sentiremos animados, alegres con una fuerza y una paz interior que posiblemente en muy pocas ocasiones hayamos llegado a sentir, incluso en el caso de que se hayan consumido esas otras drogas, y lo lograremos sin necesidad de tomar, inyectarnos o fumar nada.
Estas sustancias que producen nuestro cerebro, se conocen por el nombre de hormonas endógenas (puesto que se producen en la corteza cerebral) yo prefiero denominarlas como las drogas de la felicidad.
El cuerpo humano es capaz de producir infinidad de hormonas, como por ejemplo la oxitocina, esta hormona se produce cuando amamos apasionadamente y por ello se la relaciona con la vida sexual, pero también existe la denominada dopamina, que es la droga del amor y la ternura.
La fenilamina, que genera entusiasmo y amor por la vida, o la endorfina, que es un trasmisor de energía, equilibra las emociones, así como los sentimientos tanto, de plenitud como de depresión.
La epinefrina, que es un estímulo que nos impulsará a ser capaces de enfrentarnos a cualquier desafío que sea necesario para llegar a la meta que deseamos, si dejamos que haya abundancia de estas hormonas endógenas en nuestro cuerpo lograremos, inteligencia emocional e interpersonal, comprobaremos que estamos ubicados en el lugar que deseamos, sabremos quiénes somos, a dónde nos dirigimos, controlaremos esas emociones, conoceremos nuestras verdaderas habilidades y talento y nos sentiremos dueños de nosotros mismos, y de nuestra vida.
¿Cuándo y cómo podemos crear estas drogas internas?
A través del servicio a los demás.
Se han realizado descubrimientos muy importantes, por ejemplo; cuando una mujer va a dar a luz, se vuelve altamente dopaminita; es decir, genera una cantidad inmensa de dopamina que como les dije antes es la droga del amor y la ternura.
Cuando estamos enamorados, esa dopamina aumenta 7000 veces su cantidad, siempre acompañada de la oxitocina, que igualmente como les dije es la responsable de la pasión sexual y de las fenilalaninas, responsables del entusiasmo, lo que nos lleva a que se bloquee el aspecto de la lógica y la razón, no pensamos en nada, nos entregamos a ese amor, a esa pasión sin miedo, por ello las personas enamoradas producen gran cantidad de oxitocina, que como les he dicho es la hormona responsable del amor pasional, y por ello irradian felicidad, se sienten plenos, alegres y motivados, y eso se ve en su cara, en su actitud, en esos momento, si son capaces de dar o compartir un poco de esa felicidad que sienten.
La felicidad no es algo que se puede ver ni una sensación nebulosa: es la consecuencia de un flujo correcto de sustancias químicas que proporcionan al ser humano equilibrio físico y psíquico, y si realmente deseamos ser felices podremos conseguirlo por medio de nuestra actitud, puesto que esas actitudes son todas productoras de estas drogas internas:
Amar y disfrutar apasionadamente todo lo que hacemos, todo lo que vivimos o sentimos, relacionarnos con personas que nos motiven y enriquezcan, que nos aporten su energía para así incrementar nuestra fuerza vital, tener de nosotros mismos una autoestima positiva y valor personal, saber que somos capaces de lograr lo que deseemos, siempre que le deseemos de verdad, y trabajar para lograr nuestros sueños y esas metas que deseamos alcanzar, ya sean pequeñas o grandes.
Descansar y dormir profundamente, hacer ejercicios regularmente: recordar el refrán “mente sana, cuerpo sano’”, es bueno recordar los momentos felices que vivimos, pero debemos intentar poco a poco ir dejando atrás todo lo que nos hace daño, todo lo que nos hace llorar, sentirnos felices es sólo la actitud que nosotros tomemos ante la vida, las drogas de la felicidad no se consiguen en el mercado, sólo nosotros podremos plantarlas y recoger sus frutos y únicamente lo podremos lograr mediante una vida llena de amor, entrega, optimismo, ejercicio, y siempre la satisfacción personal que sentiremos cuando logremos llegar a nuestra meta sabiendo que lo hemos conseguido con nuestro propio esfuerzo pero también con la ayuda de todas esas personas que sienten esa misma actitud.
Les invito a consumir conmigo diariamente estas drogas, seguro que, si lo intentamos con todas nuestras fuerzas, con todo nuestro corazón lo conseguiremos.
Ahora entienden el duro trabajo que yo enfrento todos los días, para que ustedes entiendan con facilidad...
Fluir es vivir...






El equilibrio y nuestros pensamientos...


El equilibrio y nuestros pensamientos...



De nada sirve que tuvieras buenas intenciones, si tus actos no tienen nada que ver con lo que habías pensado. O que tus intenciones fueran buenas, pero no lo piensas detenidamente y no valoras las consecuencias. Lo peor de todo, es que pienses mal de ti mismo. Es lo que hacen las personas con poca o nula autoestima. Lo primero que hay que hacer para superar eso, es pensar bien de uno mismo, pero la gente se reprime pensando que no está bien, que piensen bien de ellos. Sobre todo, si la baja autoestima viene por el modo en el que te tratan tus padres o tu pareja. Atrévete a pensar bien de ti y con práctica lo que aprende con estas frases, que espero que te resulten inspiradoras.
Para superar del todo y de forma definitiva tus problemas de autoestima necesitarás otras herramientas que podrás usar siempre que sea necesario para no volver a caer en este círculo vicioso.
Ya sabes que de vez en cuando me gusta poner una colección de frases, hoy estaba buscando una frase para poder ilustrar un capítulo sobre la importancia de pensar antes de hacer las cosas, pero me gustan todas tanto, que creo que vamos a hacer un recopilado de frases sobre pensar, el pensamiento, la reflexión...
Sólo si somos capaces de pensar por nosotros mismos y de pensar de forma positiva lograremos un equilibrio en la vida. Pero pensar no es todo lo que hay que hacer, actuar es importante. Si sólo pensamos y no pasamos a la acción nos sentiremos igual de frustrados como cuando pasamos a la acción, sin antes haber pensado lo suficiente.
Así que el equilibrio que es el punto medio nos dará fuerza y confianza y sobre todo nos ayudará a que aumentemos nuestra autoestima. Además de pensar bien, en el sentido de pensar, de forma correcta y útil, puedes hacer otras cosas para aumentar tu autoestima, como la lectura, círculos de apoyo y ayuda de profesionales en la salud mental.
En mi búsqueda encontré que Aristóteles tiene una gran cantidad de frases célebres sobre la importancia del pensamiento. Les anoto las más que me inspiran. Sería bueno que le dieras un vistazo a cada una de ellas pensando, si te definen o, por el contrario, no te sientes nada de identificado. Piensa en los beneficios que tiene actual como dice en cada una de las frases y en cómo afectaría en tu vida, eres capaz de hacerlo. Si logras controlar más tus pensamientos, tus actos serían mucho mejores en el sentido de que vendrían de la reflexión. Sin duda, actuar bien es un motivo para sentirse orgulloso y por tanto un modo genial de aumentar la autoestima.
Frases célebres de Aristóteles sobre el pensamiento.
Piensa como piensan los sabios, más habla como lo hace la gente sencilla.
El sabio no dice todo lo que piensa, pero siempre piensa todo lo que dice.
Un sutil pensamiento erróneo puede dar lugar a una indagación fructífera que revela la verdad de gran valor.
Otros pensadores me resultan tan fascinantes como Aristóteles, algunos incluso más. Entre ellos encontramos a Confucio que es famoso por la gran cantidad de frases que casi todo el mundo conoce y casi nadie la aplica. Algunas de ellas incluyen reflexiones interesantes sobre el pensamiento. Vamos a compartir algunas de ellas.
Frases célebres de Confucio sobre el pensamiento.
Aprender sin pensar es tiempo perdido, pensar sin aprender es peligroso.
Pensar, sin aprender, es agotador y peligroso. Aprender, sin pensar es en vano.
Otros autores con reflexiones interesantes sobre el pensamiento.
Quien no quiere pensar es un fanático, quien no puede pensar es un idiota, quien no hace por pensar es un cobarde... Francis Bacon.
Hay personas que empiezan a hablar un momento antes de haber pensado. Jean de la Bruyere.
Ni tus peores enemigos te pueden hacer tanto daño como tus propios pensamientos. Buda.
Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado; está fundado en nuestros pensamientos y está hecho de nuestros pensamientos. Buda.
Quien vive sin pensar no se puede decir que vive. Calderón de la Barca.
El que no puede guardar sus pensamientos jamás sabrá analizar grandes cosas. Thomas Carlyle.
Piensa local mente y actúa global mente. Piensa en función del quién eres tú, tu identidad, tu lengua, tu cultura, tu país... Todo lo que nos da sentido. Pero a partir de ahí, hay que actuar en los circuitos donde realmente se deciden las grandes cosas. Manuel Castells.



martes, 15 de mayo de 2018

¿Sabes quien eres?


¿Sabes quien eres?




¿Sabes que tienes en tu “interior”?
¿Sabemos algo de nuestro “yo interior”?
Continuamente los telediarios nos sacuden con nuevos descubrimientos respecto a un sinfín de temas diversos, llegando incluso a sospechar, cuál es más útil en los tiempos que corren. Si un nuevo fármaco contra el cáncer de colon metastásico, una dieta milagrosa para reducir peso o una nueva aplicación para el iPhone.

Es cierto que todos estos descubrimientos nos hacen la vida más amena, más fácil e incluso más feliz, pero quiero insistir en una cosa. Colón descubrió América, un hecho importantísimo en nuestra historia que marca un antes y un después, pero ¿Se descubrió a sí mismo?
¿Crees que puede aportarnos la misma recompensa ser los autores de algún descubrimiento ajeno a nosotros que alguno sobre nosotros mismos?
¿Te has planteado alguna a vez si en tu yo interior podrían existir sorprendentes y desconocidas tierras como lo fueron las Américas para los occidentales?
Gracias no sé a qué Dios o qué Karma, o por qué no: a mí mismo, creo haberme descubierto a mí mismo. No estoy hablando sobre mis gustos, mis aficiones o mis intereses, sino sobre mi yo interior. Sobre las mil maneras en las que soy yo mismo; mil maneras en las que me siento bien, mil maneras de conocer nuevas realidades, mil maneras de encontrarme ensimismado en lo más insignificante, mil maneras de observar estrellas, mil maneras de oír melodías, mil maneras de saborear la victoria, mil maneras de olfatear, paseos nocturnos y mil maneras de creer en cualquier cosa capaz de contaminar todo cuanto esté a su alrededor, de buenas vibraciones.
Pero tranquila/o, esas infinitas maneras las hemos tenido que aprender para, posteriormente, construirlas con una base de cemento y otra de valentía. Es un camino largo en el que conoces el dolor, aquel como si te golpeaste muy fuerte; conoces la pena, aquella como la de verte en una situación difícil; Y en la que conoces el sufrimiento, aquel como el de perder a alguien muy querido.

¿Estamos preparados? ¿Estamos Listos? ¿Ya? Al igual que esos tres avisos, a continuación, les voy a plantear los tres pasos que considero fieles al compromiso con uno mismo, con su propio bienestar y con su propia autoestima. Estos pasos tan fáciles de explicar, pero, a la vez, tan difíciles de ejecutar. Estos pasos que llevan a un objetivo único y universal que todos compartimos.
Guíate por las buenas sensaciones, de tus propias experiencias.
Y es que todo en la vida gira en torno a las experiencias en las que cada uno de nosotros ha sido protagonista a lo largo de su vida, aquello que ha escrito en su diario, que se encuentra en el primer cajón de su mesita de noche junto a la cama. Tengo que reconocer también que, al principio, yo también tuve miedo, inseguridades, no quería salir de mi burbuja de hormigón, ni siquiera sentía ganas, ni curiosidad. Como se suele decir, “los inicios siempre fueron duros”. Pensar así me animaba en el principio de este aprendizaje, me empujaba a seguir trazando las huellas de mis pasos y me daba fuerzas para seguir descubrir mí, yo interior.
Algunos conocen este arte, virtud o don, como lo quieren llamar, por casualidad; otros por necesidad y otros por placer. Yo, sin embargo, reunía esas tres características. Casualidad porque llegó de una forma inesperada. Necesidad porque se convirtió en una forma de sobrevivir. Y placer porque sabía que me serviría de lección, y yo soy un gran coleccionista de ellas.
Pretende convertirte en una persona única y no ejemplar.
Más tarde, a mitad del camino en el que me encuentro hoy, cuando ya formó parte de mí, de mi esencia y del prisma por el que observo el mundo y mi alrededor; intenté contagiar a las personas de mi alrededor, a mis seres queridos esta manera de vivir, esta filosofía de vida y esta manía tonta que a mí me atrapo. No siempre conseguí convencerlos a todos, me temo que es cuestión de gustos y otras tantas creencias. Por ejemplo, a mis hijas les resulta una estupidez, una cosa innecesaria y un esfuerzo extra, ya que, como bien tenían razón mis hijas en cuanto a este aspecto, el final a veces conlleva un cansancio terrible. No obstante, yo aprendí también a disfrutar de ese cansancio agotador más físico que mental. Así que ya ven, que todo se debe al aprendizaje. Convirtámonos en aprendices para siempre.
Dedícale tiempo y empeño a tu “yo interior”.
Sin embargo, si eso es realmente lo que te hace convertirte en la mejor versión de ti misma/o, olvida lo que opinen los demás sobre tus mil maneras. Es importante que le dediques tiempo a tu yo interior, que te dediques tiempo, que lo cuides, lo protejas, lo mimes y que lo acompañes cada vez que lo necesites. Muchos dedican ese tiempo al aerobismo matutino, a un café bien cargado, a un buen libro, al escándalo de los ciudadanos celebrando una fiesta, a una guitarra que canta historias o a una inteligente conversación entre desconocidos, entre otros tantos.
¿Aún no te imaginas de lo que estoy hablando? ¿No te haces, ni una mísera idea? Aquí les desvelo mi mejor secreto a través de este escrito:
Si todavía tienes dudas, las mil maneras que había comentado se resumen en una única, escribir, me aporta todo lo que necesito en mis peores momentos y me hace creer en mí. Yo siempre he definido escribir como una fábrica de descubrimientos, la cual nunca cierra por vacaciones, ni carece de material.
Podrás pensar que soy un hipócrita diciendo que escribiendo es la única manera de sentirte mejor con tu yo interior o que cómo se me ocurre decir, esto en la época que vivimos de crisis emocional. Ni mucho menos, en primer lugar, no es necesario reservar un crucero o un avión en primera clase para escribir; ¿Por qué no caminas hasta el pueblo contiguo al tuyo? Estoy seguro de que no te llevará más de una hora, que descubrirás un sinfín de sensaciones y que, a pesar de vivir siempre en el mismo sitio, nunca te has atrevido a hacerlo. Y, en segundo lugar, he encontrado la tecla que encendía mi yo más interior, la tuya puede ser cualquiera otra. Yo solo te doy una opción. ¿Por qué no te atreves a probarlo?
Llegados a este punto, me gustaría haber trasmitido a los lectores a través de este artículo la importancia de descubrir nuestro “yo interior”. Aquello que activa nuestro motor interno para poder acabar el día con una sonrisa y seguir alimentando esas ansias de vivir. Por ello, si es así, te invito a tener una cita con tu futuro yo interior, aquel que sabrá sacarle partido al tiempo, a la vida y a uno mismo a través de unos nuevos prismáticos. ¿Cuándo le viene bien la cita? ¿Qué le parece ahora mismo?
Llegados a este punto, me gustaría haber trasmitido a los lectores a través de este artículo la importancia de descubrir nuestro yo interior. Aquello que activa nuestro motor interno para poder acabar el día con una sonrisa y seguir alimentando esas ansias de vivir. Por ello, si es así, te invito a tener una cita con tu futuro “yo interior”, aquel que sabrá sacarle partido al tiempo, a la vida y a uno mismo a través de unos nuevos prismáticos. ¿Cuándo le viene bien la cita? ¿Qué le parece ahora mismo?





lunes, 14 de mayo de 2018

Tu esencia, como ser humano es…


Tu esencia, como ser humano es…



La comunicación no violenta, viene de un reportaje que pude recoger y compartirlo para un buen entendimiento. Me da mucho gusto poder pasarlo a ustedes, y todo aquel que quiera tomar nota de ello.
La orientación comienza con, y es tu esencia como ser humano, el comunicar y recibir comunicación. Ya desde que nacemos, lo primero que hacemos es llorar y eso significa que reclamamos algo: Calor, afecto, alimento, caricias o atención.
Recordando lo que significa la comunicación: Esta no es sólo verbal, incluye actitudes y gestos. Se puede comunicar con la cercanía, la lejanía, la ausencia o la presencia; incluso el silencio es comunicación.
Nos comunicamos por la forma de cómo somos, así que si tenemos un sistema de comunicación que no funciona bien, las personas mas cercanas no van a poder ser felices a nuestro lado.
Así que todo es comunicación. A veces nos comunicamos sin darnos cuenta. La comunicación es continua y se da en todos los niveles de la vida. Pero paradójicamente la sociedad, no sabe comunicarse. Apenas existe una buena comunicación.
El problema es que no sabemos interconectar.
Cada vez hay más conflictos familiares, más separaciones. Hay familias que hasta tiene más de un hogar, apenas se ven y apenas se comunican, o se comunican de forma violenta.
Podemos comunicarnos de forma positiva.
Nos comunicamos a través del cuerpo, de los valores que tenemos y llevamos dentro y transmitimos, con las experiencias vitales, con los órganos sensoriales, con nuestro modo de pensar, nuestro mundo cognitivo. Todo eso son herramientas que ayudan y son fundamentales para podernos comunicar, ya que nos comunicamos permanentemente, las 24 horas del día, hasta cuando dormimos.
Un psicólogo, el Doctor Marshall Rosenberg, investigó qué sucede cuando entramos en conflicto. Aportó técnicas para poder comunicarse de forma tranquila y sosegada, enfocada para enriquecer la vida de las personas de una forma razonable, incluyendo la rabia.
El Doctor explica que la violencia es la expresión física de las necesidades insatisfechas de una persona. Cuando no conseguimos lo que queremos o no sabemos cómo expresarlo, entonces lo pedimos a veces de esta forma. Tenemos que saber dar y al mismo tiempo saber recibir.
La comunicación no violenta nos ayuda a conectarnos con uno mismo y con los demás y de que fluya la compasión, la ternura y la empatía.
Tenemos que comunicarnos de forma simpática. Todos tenemos esta necesidad y necesitamos armonía para realizarla.
A veces ocurre que tenemos miedo, sino sabemos pedir, nos callamos, si queremos tener el poder utilizamos la fuerza.
La comunicación no violenta proporciona relaciones sanas, resolver conflictos pacíficamente, y esto romper con el efecto de las experiencias pasadas, descubrir que las personas pueden hacer feliz al otro. Desarrollar capacidades de escuchar y comprensión. Si no sabemos escuchar no habrá comunicación pacífica.
Primero tenemos que comunicarnos con nosotros mismos de forma compasiva porque, si no nos queremos o si somos egoístas, no podemos cambiar, ni ser felices, ni comunicarnos bien con los demás.
Los demás, al ver que cambiamos la forma de decir las cosas, al principio puede que se rían. Necesitaremos paciencia y auto comprensión para darnos la oportunidad de cambiar las pautas que teníamos, por otras más sanas, y con el tiempo todos se acostumbraron, y quedarán establecidas.
Necesitamos herramientas para poder defendernos en un plan pacífico, y eso si no lo hacemos bien, puede llevarnos al enfrentamiento de nuestra personalidad.
Dos puntos importantes para tener en cuenta serían:
Saber expresar de forma honesta lo que necesitamos.
Saber escuchar de forma simpática. (Sonriente y con atención).
Para ello primero hay que observar: Si necesitas armonía, busca un buen clima.
En segundo lugar, sentir: Pregúntate qué es lo que sientes, (rabia, impotencia, agresividad, angustia, tensión, alegría, euforia…).
Después hay que ver qué es lo que necesitamos.
Y, por último: Tranquilamente lo podemos pedimos. (Con toda la paz interior).
Cuando alguien responde con agresividad, significa que está pidiendo algo. Hay que observar porque esa persona se porta de esa manera, porque “maltrata a los demás”.
Podemos pedir, pero no exigir. Podemos desear que nuestras familias sean mejores, pero no lo podemos exigir.
Los conflictos vienen cuando mezclamos los comportamientos, con los juicios.
Por ejemplo; no es lo mismo decir: “¿Me puedes ayudar?”, Que decir “¡Eres un gran inservible!”. Porque si decimos lo último entonces, no tendremos nada positivo.
Los obstáculos para comunicar simpática mente son:
Juicio: “Tú eres…”.
Consejos: “Yo que tú…”.
Explicaciones: Ante ciertas conductas no hay que dar explicaciones.
Corregir: Hay gente que se pasa la vida corrigiendo a los demás. Eso da angustia.
Contar “cuentos o mentiras”: “Pues a mí ayer me pasó…”. “Eso no es nada, espera que te cuente que me ocurrió a mí…”.
Simpatizar: Tampoco es bueno porque no es simpatizar, no es ponerse en el lugar del otro, sino llorar con él, y eso no le ayuda.
Investigar: Hay personas que cuando les contamos algo, enseguida dicen “¿qué?, ¿qué?, ¿qué has dicho?”, “A ver, a ver… Cuéntame, si cuéntame…”. Eso parece más no creer, que ayudar.
Todas estas formas de responder las hacemos a diario.
La forma de simpatizar es la que conseguimos cuando nuestro interlocutor nos responde: “Eso es exactamente lo que quiero decirte”.
Sienten que se les escucha realmente, por ejemplo:
“Me conmovió lo que dijiste… ¿Te gustaría que te diera mi punto de vista?”.
“¿Puedo hacerte una sugerencia?”. “¿Puedo hacerte una pregunta?”. “Tengo una experiencia similar, ¿quieres escucharla?
Si alguien lo hace de esa manera nadie le responderá nunca mal. Cuando escuchamos simpática mente nos metemos dentro de esa persona. (Con atención).
Por eso se dice, que nos dará vergüenza cambiar la forma de decir las cosas, porque parecemos cursis o pedantes, pero no será así, y ahí donde reside realmente la buena comunicación y, por eso mismo hay que tener compasión con nosotros mismos, incluso aunque los demás se reían, para auto convencernos de que lo estamos haciendo bien y que es así como los demás lo quieren, en el fondo, van a necesitar que nos comuniquemos, porque nadie se sentirá ofendido.
Los resultados que se obtienen, es que nos damos cuenta de que no es problema del otro, sino una necesidad nuestra. Es necesaria mucha superación para poder realizarlo.
Las ventajas: Saber expresar las necesidades, entrar en contacto con uno mismo y con los demás simpáticamente, manejar situaciones difíciles. Los otros se van a abrir mucho más.
Y comunicaremos de forma sana, y sacaremos nuestra ternura y empezarán a surgir los valores de cada persona. Así daremos un giro a la comunicación de forma adecuada.
Si cambiamos “exigencias” por “deseos” las cosas cambian porque no podemos decirle a los demás, que es un sinvergüenza porque llego tarde. No arreglará nada así. Sin embargo, conseguiré comunicación adecuada si le digo como me siento.
La ira es necesaria, el problema es cuando se desboca, cuando no se canaliza de la forma adecuada. Pero si lo intentamos y lo practicamos, así podremos comunicarnos de forma positiva. Y el adelanto es mucho más, que superior…






miércoles, 18 de abril de 2018

Los diferentes tipos de creencias, según su contextos…


Los diferentes tipos de creencias, según su contextos…



El ser humano, desde los tiempos inmemoriales, nace con la capacidad innata de creer. Desde el tiempo de las cavernas, pasando por la edad media y siguiendo adelante hasta nuestros días, hemos como etnicidad o razas, evolucionado mucho; sin embargo, a la hora de pensar y de creer, seguimos siendo esas mismas razas o etnia que pobló la tierra siendo poco más, que una cultura pagana.
Todos nosotros, indiferentemente del credo que pregonamos, o inclusive si pregonamos “no creer en nada”, incluso ahí estamos promoviendo, una forma de creencia.
Si tomamos un ejemplo, una persona creyente en la religión, posee una creencia basada en la existencia de un Dios, o de varios Dioses, sea cual sea el caso. Al mismo tiempo, una persona atea tiene la creencia de que no existe Dios alguno y que todo se debe en su mayoría a la ciencia. Indiferentemente de que crea o no en un Dios, una persona cree en algo.
Ahora, cuando hablamos de creencia, hablamos también de las partes de nuestra personalidad que eligen mantener la fe ciega en algo en lo que creemos. Pero que nunca hemos visto. Pasamos no únicamente por la rama de la religión, sino que, al afirmar una cosa, creemos que es una verdad absoluta y de esa forma la manifestamos ante el mundo. En eso es precisamente en lo que se basan las creencias; en esos actos de fe que, como seres humanos, pregonamos y dejamos que continúen su curso.
¿Qué es una creencia?
Los conceptos que, en nuestra lengua, le atribuimos a la creencia, es el de algo en lo que tenemos una fe ciega, y que nos parece y resulta una verdad inamovible, pues nadie que lo intente podrá hacernos cambiar de parecer en cuanto a nuestros pensamientos hacia esa creencia.
En otro concepto que le damos a la creencia en nuestro lenguaje, se trata de la opinión que podemos tener sobre una persona, una forma de pensar, una costumbre o un objeto. Asimismo, se emplea en el mismo contexto anterior, pues en estas opiniones que tenemos, tampoco nos podrán mover y cambiar lo que pensamos. Esto son los conceptos que se le atribuyen en nuestra lengua a las creencias.
¿De dónde sacamos las creencias?
El desarrollo de La Domesticación del ser Humano.
Las creencias se originan desde que somos niños, puesto que desde que comenzamos a desarrollar consciencia somos capaces de crearnos nuestros propios dogmas y pensamientos. Siguiendo en esta base de ideas, podemos decir que las creencias las desarrollamos en base a las cosas que aprendemos y vemos durante nuestra niñez y adolescencia.
En el momento en el que comenzamos a aprender comenzamos a creer, e indiferentemente de que creamos en cosas reales y demostradas, o en fantasías y cuestiones que no tienen la debida respuesta científicamente hablando, somos capaces de pensar que las cosas son así, y nada nos sacará de nuestra idea.
En el caso de los niños, es muy común que comiencen su vida teniendo creencias y pensamientos que los derivan a un mundo de fantasía.
Hay quienes piensan que esto es malo para los niños, puesto que hay que inculcarles siempre la realidad. Sin embargo, hay expertos que afirman que permitir que los niños crean en las fantasías propias de la niñez, como el hada de los dientes o el conejo de pascua, es beneficioso para ellos, no solo porque les permite conservar esa pureza de la infancia, sino porque, al momento de revelarles la verdad, aunque pueda ser duro para algunos, les demostramos que no todo lo que uno piensa, que es real o que es correcto, es en realidad, así.
Les enseñamos que las creencias pueden cambiar y, es más, que es necesario que lo hagan para que, como personas, podamos evolucionar.
Los tipos de creencias.
Cuando nos hablan de creencias, solemos pasar directamente a lo que se refiere a las creencias religiosas. Por alguna razón brincamos directamente a la religión cuando hablamos de esto, y no es para menos, puesto que la creencia en una religión es de las más, no solo importantes, sino también de las más aferradas.
En la mayoría de los casos, las personas que tienen creencias religiosas tenderán a poder creer de mejor manera, puesto que están ligadas a dogmas de fe en los que se les permite creer, que incluso las cosas más inverosímiles pueden llegar a ser posibles. (Así te lo hacen ver.)
En realidad, esto se trata como un enfoque sano a la hora de discutirlo, puesto que las personas que tienen creencias religiosas son normalmente más propensas al cinismo que demuestran, quienes no se afectan a las creencias no lo tienen.
A pesar de esto, la creencia se divide en varios subtipos, y todo depende del momento en el que se esté, y del tema que se esté tratando. Aquí estudiaremos algunos de los tipos que conforman las creencias:
Creencias normativas.
En este tipo podemos tratar con las creencias descriptivas, y las morales, también llamadas normativas.
Creencias descriptivas: Estas son las que se adquieren por un simple calco imperfecto de la realidad. Estas nos muestran lo que vivimos en el presente, así sea esto lo que queremos o no.
Creencias morales: Este grupo de creencias nos hablan de lo que está bien y lo que está mal, y mediante este tipo de creencias podemos llegar a moldear nuestra conducta.
Creencias según la consciencia.
En muchas maneras, encontramos creencias que tienen un grado tal de importancia en nuestra psique, que ya las podemos tomar de una manera inconsciente. Esta distinción es confusa porque no podemos estar del todo seguros, de hasta qué punto una idea es inconsciente o no.
Creencias conscientes: Cuando hablamos de estas creencias nos referimos a aquellas que forman parte de nuestro discurso diario, y en el modo en que expresamos nuestras convicciones, bien sea de manera verbal o escrita, y con la que nos referimos a nuestras opiniones.
Creencias inconscientes: La creencia inconsciente es la que se puede expresar mediante actos involuntarios o pensamientos. Por ejemplo; una persona que cree que mentir está siempre mal puede darse cuenta de que no piensa realmente esto si se le da una situación en la que no tenga consecuencias terribles.
Creencias religiosas: Cuando hablamos de creencias religiosas, podemos remontarnos a cualquier etapa de la historia, puesto que la religión ha tenido un amplio margen de acción en el comportamiento del ser humano desde tiempos inmemoriales.
En esta vertiente debemos de saber distinguir entre creencias religiosas y creencias seculares.
Creencias religiosas: Como su nombre lo indica, estas creencias están ligadas de manera férrea a una religión, y con la misma férrea determinación la persona se amoldará y se aferrará a los dogmas y mandamientos de esta, indiferentemente de su popularidad, pues en ello ha basado su fe.
Creencias seculares: Son aquellas que no se encuentran ligadas a ninguna religión, y en este caso puede tratarse de todas las demás creencias. En el caso del ateísmo que está sujeto a debatirse, si es una creencia religiosa o secular, puesto que, aunque dicen no creer en las religiones, su principal creencia se basa en estas, puesto que creen que no son ciertas.
Creencias según su utilidad.
La creencia que tengamos puede también tener cierto impacto en nuestra calidad de vida. Es por ello por lo que debemos de saber distinguir entre creencias adaptativas y desadaptativas.
Creencias adaptativas: Son aquellas que nos permiten seguir con nuestro día a día sin tener con esto que hacerle daño a nadie o perjudicar de alguna manera a otra persona o ser viviente.
Creencias desadaptativas: En esta categoría están aquellas creencias que no nos permiten llevar una vida sin perjudicar o sentir prejuicios por otras personas con las cosas en las que creemos. Una especie de creencia desadaptativa puede ser la creencia de que hay razas inferiores, o la creencia predominante del nacional socialismo de que tanto los homosexuales como los judíos debían ser exterminados. (Es la que piensa en los exterminios.)
Creencias colectivas.
Históricamente, se sabe que una persona puede aferrarse más a una creencia si siente que la comparte con una o más personas en su entorno. A la hora de creer quizás la cantidad de creyentes sea tanto, o más importante, que el tema en el que crees. Es por ello por lo que muchas veces las iglesias son la mejor forma para creer en una religión, pues gracias a ellas una persona puede juntarse con varias que comparten sus creencias y su manera de vivir. (Es por los miedos y temores que les inyectan.)
En el ámbito político también se han dado múltiples reuniones en base a la creencia en determinado tema. Es por ello, por lo que la mayoría de los países del mundo toman un gobierno bipartidista, en el que muchas personas generan grupos y comités que apoyan a cierta rama del gobierno, mientras que otras se juntan en apoyar a otro sector.
A la hora de determinar la creencia en personas jóvenes, la forma más sencilla de abordarlas es en La Escuela Dominical, Las Clases para la Confirmación y en algunos tipos de imitación a religión con sus adiestramientos, pues es aquí donde los niños y adolescentes desarrollan el comportamiento grupal, y mediante las clases y las conversaciones pueden establecerse creencias grupales en un salón de clases. Y es aquí donde se inicia el control.