miércoles, 19 de noviembre de 2014

Descubriendo nuestro interior...





Sea implacable con las palabras...

No tomes nada personalmente...

No hagas suposiciones...

Has siempre lo mejor que puedas...

    El objetivo es encontrar la personalidad personal y la felicidad recuperando la conciencia y la sabiduría de nuestro propio yo. Motivate a dejar atrás el sufrimiento y a llegar a dominar el arte de vivir según el estado natural del ser humano que se pierde a través del proceso de domesticación al que es sometido desde su nacimiento. Porque a través de las creencias heredadas que son limitan tes y a sustituirlas por otras que correspondan a nuestra naturaleza interior.

    "No hay razón para sufrir. La única razón por la que se sufres es porque así tú lo exiges. Si observas tu vida encontrarás muchas excusas para sufrir, pero ninguna razón válida. Lo mismo es aplicable a la felicidad. La felicidad es una elección, como también lo es el sufrimiento".

    La domesticación es el sueño del planeta. ¿Son las cosas como las vemos, como la sentimos, o básicamente interpretamos lo que nos han enseñado a interpretar?.

    La "realidad" que asumimos social mente no es más que un sueño colectivo, el sueño del planeta. Desde el momento mismo de nacer, interpretamos la realidad mediante acuerdos, y así, acordamos con el mundo adulto lo que es una mesa y lo que es un vestidor, pero también lo que "está bien"y lo que"está mal", e incluso quienes somos o cuál es nuestro lugar en el mundo (en la familia, en la clase, en el trabajo, en lo social) a este proceso el filósofo mexicano de origen tolteca don Miguel Ruiz lo denomina domesticación.

    "La domesticación es tan poderosa que, en un determinado momento de nuestras vidas ya no necesitamos que nadie nos domestique. No necesitamos de mamá o papá, de la escuela o de la iglesia nos domestique. Estamos tan bien entrenados que somos nosotros nuestro propio domador. Somos un animal adulto domesticado". El juez y la víctima.

    El juez representa esa tendencia en nuestra mente que nos recuerda continuamente el libro de la ley que gobierna nuestra vida. (Lo que está bien y lo que está mal) nos premia y, más frecuentemente, nos castiga. 

    La víctima representa a esa parte en cada persona que sufre las exigencias de su propio juez interior. Sufrimos, nos arrepentimos, nos culpabilizamos, nos castigamos por la misma causa una y otra vez, cada vez que el recuerdo nos pasa factura.

    Y como consecuencia del propio sistema, el miedo se instaura en nuestra vida. El miedo y las auto exigencias son los peores enemigos de nuestro pensamiento, y por ende, de nuestra vida. Durante el proceso de domesticación nos formamos una imagen mental de la perfección, lo cual no está mal como camino marcado a seguir. "El problema es que, como no somos perfectos nos rechazamos a nosotros mismos. Y el grado de rechazo depende de lo efectivas que han sido las personas adultas para romper nuestra integridad".



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