Si no cumples sus objetivos, (segunda parte) es por nuestra propia inseguridad...
Tercero: No hagas suposiciones.
Tendemos a hacer suposiciones y a sacar conclusiones sobre todo. El problema es que al hacerlo creemos que lo que suponemos es cierto y montamos una realidad sobre ello. Y no siempre es positiva o está guiada por la confianza o el amor, sino más frecuentemente por el miedo y nuestra propia inseguridad.
Deduzco que alguien se haya enojado conmigo porque no respondió a mi saludo al cruzarnos y mi mente organiza toda una realidad sobre eso. Y se rompen puentes entre la otra persona y yo, difíciles de salvar. Lo mismo con nuestra pareja, nuestro vecino, en la escuela, en el trabajo y el diario vivir. Creamos realidades en base a comentarios o elementos sueltos (cuando no en base a chismes mal intencionados).
"La manera de evitar las suposiciones es preguntar. Asegúrate de que las cosas te queden claras... E incluso entonces, nos opongas que lo sabes todo sobre esa situación en particular", insiste Miguel Ruiz. En última instancia y si te dejas guiar por la buena voluntad, siempre te queda la confianza... Y la aceptación. Nunca nada que pasa afuera es personal. Pero en cualquier caso, no saques conclusiones precipitadamente.
Cuarto: Has siempre lo mejor que puedas.
El cuarto y último acuerdo permite que los otros tres se conviertan en hábitos profundamente arraigados: haz siempre lo máximo y lo mejor que puedas. Siendo así, pase lo que pase aceptaremos las consecuencias de buen grado. Hacerlo lo mejor posible no significa que tu y yo tengamos que hacerlo de la misma manera, ni siquiera que mi respuesta en estos momentos sea la misma que en otro que me siento cansado, o no he dormido bien, o me siento lleno de amor y confianza y tremenda mente generoso. Se podría decir que en cada momento de nuestras vidas somos diferentes, en unas circunstancias y con unas limitaciones concretas. A veces podemos responder a lo que interpretamos como una "provocación" con una sonrisa irónica o divertida, con sentido del humor, con una carcajada retadora, o incluso a gritos. Pero siempre podemos intentar ser impecables con la palabra, no tomar nos lo personalmente y no sacar conclusiones precipitadas... Dentro de nuestras limitaciones físicas, anímicas y en general, de cada momento. Si lo intentamos, de la mejor manera que podemos, ya es suficiente.
"Verdaderamente, para triunfar en el cumplimiento de estos acuerdos necesitamos utilizar todo el poder que tenemos. De modo que, si te caes, no te busques. No le des a tu juez interior la satisfacción de convertirte en una víctima. Simplemente, empieza otra vez desde el principio".
Con la práctica se da cada vez más fácil hasta que, sorpresa, la identificación es prácticamente completa y los cuatro acuerdos forman parte de nuestra manera de ser. Simplemente somos así. Sin duda nuestra vida será más sencilla y satisfactoria, para nosotros mismos y para los demás que son las personas que nos rodean.
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