El vuelo de las gaviotas…
Existe la creencia, en estas costas del norte, de que las gaviotas
que sobrevuelan las orillas de las playas son el ultimo pensamiento de las
personas que han muerto en el mar lejos de su hogar y de su gente. Cuentan que
esos pensamientos son siempre pensamientos de amor. …
Cuando tu vida se extingue tu pensamiento busca a los seres
que amas para enviarles en ese último instante un mensaje de cómo les amas, de
cómo te llevas al otro lado el amor que ellos te dieron. Por eso, en estas
costas, se convive con ellas y se las respeta tanto que es extraño que alguien
se atreva a matar a una gaviota
Y siendo así, es lógico que se les encomiende asuntos de amor.
Dicen, que, si quieres conseguir, que un amor que se inicia se haga fuerte y se
afiance tienes que ir un atardecer de luna creciente a una playa cuando la
marea empieza a subir y a la hora en que el sol se esconde y la Luna comienza
su dominio.
Esto es lo que hay que hacer. Debes llevar contigo dos
ramitas de roble viejo y una cinta de seda blanca. En la orilla mientras las
gaviotas están volando a tu alrededor, tienes que bautizar las ramas con tu
nombre y con el suyo mientras las rocías con agua del mar estas con las
palabras:
“Somos (di los dos nombres) ramas de un árbol fuerte y así será para siempre de
fuerte y duradero nuestro amor”
Ata las dos ramas con el lazo blanco y siete nudos, haz un pequeño hoyo en la
arena cerca de la orilla y entierra en las dos ramas enlazadas. Cuando lo hayas
hecho, pon tu mano o tus manos una sobre la otra en el lugar donde enterraste
las ramas y busca con la mirada una gaviota que esta posada o espera a que una
de ellas se pose en la arena.
No desvíes la vista de ella y cuando esa gaviota levante el
vuelo, si la primera dirección que toma es alejándose de ti es una señal de que
va a cumplir tu encargo. Si se queda a tu alrededor no tiene esa intención y
tienes que volver otro día.
Había olvidado esta leyenda Celta, supongo que después de un tiempo de contarla
y aun a pesar de que la gente que hacia esa pequeña ceremonia decía que le
había ido muy bien, me parecía demasiado simple…
Pero a menudo con mi experiencia he descubierto que lo
sencillo, si se hace con el corazón, con convicción y con seguridad es siempre
muy eficaz.
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