domingo, 5 de febrero de 2017

La Edad de nuestra Alma…

La Edad de nuestra Alma…



Todos nosotros no sabemos cómo se nos entrega un alma para que nos acompañe y sea parte nuestra de por vida.
Nadie pregunta por qué, pero, está.
Sin darnos cuenta, al comienzo de nuestros primeros pasos, podríamos decir que no la notamos, que ignoramos, como si no la tuviésemos, pero sigue estando, y sin que lo sepamos, va creciendo junto a nuestro lado, al mismo tiempo; aún está en plena formación, es muy joven todavía para que pueda y sepa transmitirnos lo que necesitamos saber para vivir, pero con el correr del tiempo, ya en plena madurez, actúa acompañándonos y nos guía lo suficiente para conducirnos por el camino correcto que aún nos queda por andar.
Nos damos cuenta que tiene vida propia, ya que no actúa por órdenes que le podamos dar; al contrario, ella nos dice cuál debe ser el andar correcto, en que debemos ubicarnos.
Nos la fue entregada limpia, sin fallas, en estado puro, no tiene defectos, de forma que, al estar a nuestro lado, acompañándonos, nos indica nuestros pasos para que podamos ser como el modelo a seguir.
No nos pide nada; al contrario, nos fue entregada para darnos lo mejor de sí, y el tratamiento que tenemos la obligación de darle, debe ser el mejor.
Se nos la entrega sin manchas, de ningún tipo, y cuando al final de nuestro camino la que tengamos que devolver, no tiene que tener nada que la opaque. Es nuestra obligación.
¿Su mejor virtud? Tener la experiencia que tiene todo aquel que ha vivido lo suficiente y sabe mantener la frescura y juventud que supo transmitirnos.

Siempre nos a cuidado, pero debemos ser nosotros los que nos ocuparemos de que siga a nuestro lado sin necesidad de ninguna clase de reprimendas.




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