El miedo nos enseña a conocernos, mejor…
El miedo es una emoción de protección y alerta frente al peligro. Cuando
el peligro no es real, el miedo se convierte en patológico. Aun así, sigue
siendo una emoción que nos enseña algo profundo de nosotros mismos y, si sabemos
identificarlo, lo venceremos y habremos logrado conocernos más profundamente.
Si piensas en todos los miedos que has atesorado, a los que te has
enfrentando, seguro que has sacado una conclusión clara: no eran para tanto.
Mucha de su solidez no era más que apariencia fantasma, la casita del cerdito
que decidió hacerla de paja.
¿Qué es el miedo?
El miedo es una reacción de nuestro cuerpo y especialmente de nuestra
mente ante una situación, animal o persona que interpretamos como peligrosa o
desagradable. Es una emoción, en principio, de supervivencia, ya que nos
protege del riesgo y el peligro, pero, ocurre en muchas ocasiones, que no
existe tal peligro, aunque sentimos miedo igualmente.
El miedo, puede llegar a ser una reacción limitante en nuestra vida diaria,
ya que puede bloquearnos hasta el punto de no ser capaces de reaccionar. Por
otro lado, es propenso a aumentar su tamaño cuando no lo exponemos a la
realidad.
“Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar”
¿Quiénes somos?
Desde que nacemos, estamos viviendo, observando y experimentando
emociones, agradables y también desagradables, entre ellas, el miedo. En función
de las experiencias vividas, el miedo se puede llegar a desarrollar como una
reacción de protección para prevenir que no suceda la situación
desagradable vivida con anterioridad.
Como una de nuestras emociones primarias, el miedo, guarda consigo una
información valiosa de nosotros y de todas aquellas situaciones desagradables
que vivimos y que pretende que no vuelvan a ocurrirnos de nuevo.
Todas nuestras emociones quedan guardadas en nuestra mente subconsciente,
y por ello, no somos conscientes de la información que reservan, respecto a
experiencias del pasado.
Afrontar y no evitar.
En la medida que va apareciendo el miedo en nuestra vida, tendemos a
evitar las situaciones que tememos, para no volver a pasarlo mal. Sin embargo,
no es una buena decisión, ya que no aprendemos nada mientras lo estamos
evitando. Y, por el contrario, éste cada vez es más fuerte y resistente, para
eliminarlo.
Evitando el miedo solamente lo alimentamos. En nuestra mente nos vamos
haciendo más y más pequeños frente a él, y que cada vez aparecen y ello cuenta
con más armas y puntos por donde poder atacarnos. Esto no solo se nota en
nuestro grado de temor sino también en el grado en el que condiciona nuestras
vidas.
“El miedo es natural y ser prudente, y el saberlo vencer es ser valiente”
Eliminar el miedo, para conocernos.
Para ganarle al miedo no hay otro camino que afrontarlo, superarlo y
obtener así la satisfacción que esto puede aportarnos. Al mismo tiempo, para
afrontarlo es bueno descubrir algo más de nosotros mismos, es decir, conocer a
través del miedo, el origen del mismo, su significado y la interpretación que
hacemos del peligro.
Para ello, descubriremos en nosotros habilidades y capacidades que no
teníamos, y que ahora, hacen innecesario el miedo, ya que nos daremos cuenta de
que ahora contamos con estrategias para hacer frente a la situación temida,
probablemente originada en la infancia, cuando aún no disponíamos de
estrategias para afrontar la vida.
Por otro lado, en determinados miedos resistentes y que nos sintamos
incapaces de afrontar, sería conveniente consultar con un especialista. él
buscará la estrategia más adecuada para que condicione nuestra vida o menos
posible e incluso para que lleguemos a superarlo.
“Nada en la vida debe ser temido, solamente comprendido. Ahora es el
momento de comprender más, para temer menos”
Estar atento a las emociones.
Siempre es interesante estar atento a todas nuestras emociones y, con
ello, hacernos conscientes de la información que de forma sub-consciente queda
guardada de cada una de ellas.
Cualquier emoción nos ayuda a conocernos, ya que nos cuentan cómo nos
vemos a nosotros mismos, qué nos gusta o nos desagrada, qué nos hace daño o nos
alegra y qué situaciones nos recuerdan experiencias del pasado, sean éstas más
o menos alegres.
Ser consciente de ellas, siempre será una información valiosa sobre
nosotros mismos, para trabajar aspectos personales que pueden estar debilitados
o ser poco realistas en relación con el momento presente que vivimos.
Crecer y sentirnos más seguros.
En muchas ocasiones, debido a que no somos conscientes de nuestro propio
crecimiento y maduración, sentimos emociones que corresponden a experiencias
pasadas, normalmente del periodo de la infancia. Sin embargo, crecemos con
ellas, y seguimos interpretando situaciones del presente con el mismo peligro
que lo hacíamos cuando éramos pequeños. Este cuento de J. Bucay refleja de manera
preciosa esta circunstancia.
Conocernos a través del miedo es ser conscientes de lo que nos bloquea y
limita, reinterpretando las situaciones aparentemente peligrosas y
transformándolas en nuestra mente como situaciones que somos capaces de
afrontar, ya que hemos crecido, y tenemos estrategias para afrontarlas con
éxito.
Reconocer nuestras capacidades, nos permite sentirnos más seguros para
afrontar cualquier miedo, desde el momento presente, borrando la huella que
dejó en nosotros el pasado.
“El miedo es el principio de la sabiduría”
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