sábado, 11 de noviembre de 2017

Nacemos para morir…

Nacemos para morir…



“No saber es parte del misterio de la vida y
Saber es penetrar al sentido de la existencia”
El ser humano siempre ha estado durante toda su existencia pensando en que hay detrás de la muerte, esa franja que desconocemos y que no sabemos a ciencia cierta en qué desembocará, siempre hemos intentado buscarle un sentido a todo, aunque fuese o no fuese cierto lo necesitábamos para colmar nuestra naturaleza curiosa.

Según Erich Fromm “la necesidad más profunda del hombre es entonces la necesidad de superar su separativa, de abandonar la prisión de su soledad, pero a mi parecer la necesidad más profunda es el problema de develar su propia existencia, sentido, significado y finitud o infinitud. Sólo existió y existe una certeza con respecto al pasado y al futuro… la certeza de la muerte.

El hombre está dotado de la razón, es vida consciente de sí mismo, de sus semejantes, de su pasado y su devenir, de su breve lapso de vida, del hecho de que nace sin que intervenga su voluntad y que ha de morir en contra de su voluntad.
Platón decía que filosofar nos prepara a morir, pero morir nos hace vivir de la manera más intensa y única, y que todo lo que hacemos es para resistirnos a la muerte y a nuestro olvido.
Somos energía, cuando vemos el universo en realidad el universo mira a través de nuestros ojos al mismo universo, la Tierra está viva, nosotros somos uno es por ello por lo que existe una conciencia colectiva. El hombre es consciente de su poder de que puede ser Dios en un sentido de plenitud, pero igual es consciente de su debilidad frente a la naturaleza.
El ser humano sufre con dolor y la disolución progresiva del cuerpo, pero su máximo tormento es el temor por la desaparición perpetua de un mundo que considera suyo y de las relaciones con sus semejantes. Juzga con instintos certeros cuando se resiste a aceptar la perspectiva de la ruina total y de un adiós definitivo. Estar frente a la muerte es como estar en un trampolín para lanzarse al vacío de la esperanza…
La esperanza podría ser sólo una ilusión, un engaño, una incapacidad para aceptar la realidad de la vida, una inconsciente cobardía a aceptar la muerte, una muerte que augura el fin de la mente, aquella que ya no seguirá activa nunca más, ni siquiera recordaremos, que venimos de polvo de estrellas producto de la evolución y en polvo acabaremos, pasaremos a formar parte de un insecto, una roca, un árbol, no pensaremos, no actuaremos no decidiremos más.
Es por ello, que la vida es oportunidad, nosotros somos seres contingentes o sea “somos, pero podríamos no haber sido” es entonces donde se nos presenta la sensación de no ser dueños de nuestra propia existencia como si la recibiésemos a cada minuto de algo más fuerte que todo, es ahí donde nos sentimos ser con los demás y ser con las cosas pero también seres abiertos a la vida, somos nuestro propio Arquitecto antes que ir a lo desconocido que es de dónde venimos.
Lucrecio dice que si habíamos estado tanto tiempo sin ser (Antes de nacer), si volviésemos al mismo sitio (si es que existiera) del que partimos, preocuparse por los años y los siglos en que ya no estaremos entre los vivos es como esos años antes de nacer, ni antes nos dolió, ni nos dolerá.
Si el hombre se crea ilusiones de plenitud y felicidad imposibles, él y solo él es el responsable de sus desilusiones, Somos creadores con responsabilidad de crear responsablemente incluso la cuántica nos enseña que no existen certezas, son más bien posibilidades, la mente es capaz de crear, las expectativas influyen en los átomos y eso ha sido demostrado, cuando no podemos encontrar tranquilidad dentro de nosotros mismos es inútil buscarla en otros lados.
Las cosas materiales y las personas que experimentamos a lo largo de toda la vida no nos cubre la inmensidad del “Ser” siempre podemos pensar en nuevos mundos, en realidades más grandes de las que conocemos, nuestro intelecto es infinito y siempre se conduce por la voluntad que busca el bien y la verdad, pero oh sorpresa no existe “La verdad”, sólo “tu verdad” y “mi verdad”… querer que el hombre se conforme con lo temporal y el presente limitado, es como matar al hombre pues se le corta la tensión natural hacia el infinito pero Canbus nos dice que el sentido de la vida del hombre es ese: el de no sentido. Citando a Janne Teller “Todo da igual. Porque todo empieza sólo para acabar. En el mismo instante en que naces empiezas ya a morir”.
La curva de la vida se constituye en parábola porque se nace, crece, envejece y muere. La muerte coincide a cada segundo con la vida pues desde el nacer se comienza a extinguir.
Para el teólogo franklin “la muerte es un despertar en un mundo nuevo, al morir se nace otra vez.
Lo cierto es que la muerte es un punto incierto donde culmina nuestra ignorancia, es personal e intransferible, nadie puede morir por nosotros, es lo más individualizador y unitario que existe, en ese momento nadie es más que nadie es menos, pues para morir lo único que se necesita es haber nacido, y aunque la muerte no sea probable siempre es posible.
Podremos saber casi lo que es morirse, pero no podremos saber lo que es morirme y he aquí el gran misterio Dicen por ahí que “No hay excelente belleza que no tenga algo extraño en proporción”; la belleza de la vida no tiene comparación es por ello que su fin no puede ser menos.
Cuando alguien cercano muere sentimos dolor, pero la muerte no es dolor, es el fin de la existencia terrenal, y cuando nos pensamos estando muertos sentimos miedo, quizá se piense que lo que viene es paraíso o infierno o es la nada, pero es mejor ser o no ser, o sea es mejor ser alguien viviendo como sea que sea a no ser nada y formar parte del olvido. Miedo a la incertidumbre de lo que vendrá y lo afrontaremos solos.
El cristianismo promete existencia feliz y luminosa si se fue bueno en vida y es que, si Dios nos quiere, nos quiere para siempre, no puede tratarnos como cosas que una vez usadas son tiradas. Pero nadie ha muerto y ha vuelto para contar lo que hay. Los únicos que han tenido experiencias cercanas a la muerte por microsegundos nos hablan de que siguieron conscientes, pero de una nueva realidad (sea cual fuese su experiencia).
Debemos estar conscientes de que morir es parte de la vida, Yogananda dijo “Cada uno de nosotros ha de morir un día, así que no hay razón de temerle. Tú no te sientes miserable con el prospecto de perder la consciencia de tu cuerpo cuando vas a dormir, se acepta dormir como un estado de libertad al que esperamos diariamente; un estado de descanso, una pensión o jubilación de esta vida. No hay nada que temer, cuando la muerte llega, ríete. La muerte es solamente una experiencia a través de la cual te preparas para aprender una gran lección. ¡No puedes morir!
Es ilógico que no hayamos temido a la vida pues se nos otorgó en las condiciones donde nos encontrábamos como tablas razas llenas de ignorancia y a la voluntad de otros, y que le temamos a la muerte siendo un manojo de experiencias y conocimiento.
En fin, la muerte nos ayuda a pensar pero no en ella, sino en la vida, Ahora respondiendo al fin la pregunta… Nacemos para vivir y vivimos para morir, morimos para nacer…
Estaremos seguros de nuestra muerte, en realidad por más misticismo que intente pensar, eso es seguro, todo ser vivo fallece, todo lo que sube baja, lo que empieza acaba.
Entonces si no nacemos para morir ¿Para que nacemos?, como había dicho para vivir, empezaré por la vida, la vida no puede etiquetarse es un arte, se trata de toda la belleza que no podemos ver, es siempre lo que no deja de ser, pues se muere el, me muero yo, pero la vida permanece. Vivir es comprometerse y se le encuentra sentido a la misma cuando hacemos algo por nosotros y por los demás, no para nosotros y para los demás.
Ahora su “significado” es algo que varía pues si todos tuviéramos el mismo no tendría sentido que existan millones de seres, el final de la vida es el que tú le elijas dar. el Significado existe en el fondo de cada uno aun sin poderlo explicar, no se encuentra preguntándose, se encuentra respondiendo, y cuando se descubre, el mundo que es un inmenso lugar que se torna pequeñito…
La vida es un reto que se convierte en capricho y luego en pasión y una pasión nos da fortaleza y con fortaleza se puede todo. Pero para poder conocer la vida, debemos amarla con pasión desbordante no con obsesión y avaricia pues estas se convierten en debilidad… Amar es un arte, cuanto más se conoce más se ama, cuanto más se acepta más se ama, para amar la vida tenemos que conocerla y cuidarla, ser responsables y respetarla.
No puedo hablar del sentido de vivir si vamos a morir colectivo pues creo que cada quien es libre de elegir el propio que le haga más feliz, pero hablaré del sentido que ve mi ser.
En fin, quizá la vida nos dé más caminos que átomos en el universo, Encontrarás la salida de ella sólo cuando hayas aprendido lo que has ido a aprender”. Pero de tantos caminos tan tentadores no hay otro comparado con el sentido espiritual y aunque no profeso religión externa la que encontré entre mi ser y Dios me llena de felicidad…la vida es buena cuando uno la acepta, la muerte incierta, misteriosa fría y venidera muerte, me ha dejado claro lo que quiero y no quiero ser.
Para mí el fin y principio único es el amor, pues es el motor de cualquier acto de bien, y en el dar esta la verdadera expresión de mi vitalidad pues ya no me considero sólo un ser sin camino, y me siento ser en potencia, dar produce más dicha que recibir y no hay recompensa más grande que la que nuestra consciencia nos pueda dar.
A final de la vida, encarando a la muerte no habrá reproches pues diste con amor todo lo que estuvo a tu alcance y aunque no lo notes más, para bien de tus hermanos, así dejaré en claro que mi vitalidad no fue pasiva e influyó en los que se quedan, porque está en la naturaleza amarnos inmensamente …. aun sin conocer el nombre ya estoy amando a todo aquel, que se atreva a vivir.

“De Repente, el mundo parece un lugar diferente. De alguna manera lleno de gracia y de luz ¿Cómo iba yo a saber que tanta esperanza se guardaba dentro de mí?... Dentro de mi





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