miércoles, 6 de marzo de 2019

Perder lo que tenemos…


Perder lo que tenemos…


Fluir es vivir…
En lo más profundo, sabemos que nada, absolutamente nada, puede protegernos de la posibilidad de perder lo que tenemos, y por eso sentimos mucha ansiedad en nuestra vida.
Ahora que tenemos una casa nueva, nos preocupa la posibilidad de quedarnos sin trabajo y no poder atender los pagos en el plazo previsto. Ahora que tenemos dinero, más que abundante en nuestra cuenta bancaria, nos preocupa que pueda quebrar la economía y que nuestros ahorros se queden en nada.
Por muy feliz que seas en la relación con tu pareja, te preocupa que pueda dejarte, enfermar o algo aún peor. Te preocupa que tus hijos se hagan daño. Te preocupa tu cuerpo, todo lo que podría ocurrirle. Y sabes que nada, ni tu gran casa, ni los muebles, ni tu vistoso automóvil, ni la piscina, ni todo el dinero que tienes en el banco, ni siquiera tu amado terapista, puede protegerte de una pérdida
potencial, del cambio, de la permanencia, del rumbo que toman las cosas.
Claro que las personas y los objetos pueden darte temporalmente un sentimiento de seguridad, de comodidad o placer, pero no pueden proporcionarte lo que de verdad anhelas, que es vivir a salvo de cualquier clase de pérdida, a salvo de cualquier carencia y, en última instancia, a salvo de la muerte.
No pueden ofrecerte la seguridad que tan desesperadamente buscas; no pueden llevarte de vuelta a casa. No hay nada en el exterior que pueda llevarte de vuelta a casa. Solamente tu…
Disfruta las pequeñas cosas de la vida, porque un día te darás cuenta de que eran las más grandes…
Fluir es vivir…


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