miércoles, 29 de julio de 2015

¿Existe una sola realidad?...

    En este mundo hay dos realidades distintas.

    La que nos hacen creer y la verdadera realidad, esa que no se ve tan fácilmente a simple vista. Por decirlo de alguna manera, podríamos decir que la primera hace mucho ruido, mientras que la segunda es más sutil...

    La realidad que los hombres de Estado, los informativos y la sociedad nos quieren hacer ver es una realidad cruel, disparatada y basada en el conflicto permanente. Ni que decir, mucho más dramático, la violencia, la inseguridad y las enfermedades generan grandes beneficios a este mundo de locos. En cambio la armonía, el equilibrio y la paz, sólo beneficia a quienes la viven, además de que depende de cada uno de nosotros mismos, por lo que no es rentable, ni publicar, ni tan siquiera especular.

    Basta con mirar los medios de comunicación para conocer una realidad sesgada por los intereses de alguien. Tras un terremoto con víctimas, hay quien sabe ver el valor económico de un seguro de vida, la reconstrucción y el desequilibrio económico que produce una zona afectada. Pero hay quien también sabe ver una oportunidad para sentirse útil y ayudar. Y es que el mundo que vemos cada uno de nosotros no es más que un reflejo de la realidad que queremos ver. Ante un mismo escenario o momento, alguien puede ver una oportunidad o bien una desgracia más...

    Pero cuando uno toma las riendas de su propia vida, sin importarle el qué dirán, se da cuenta de que las cosas son distintas a lo que nos habían explicado, incluso diferentes a lo que se dice de ellas en los medios de comunicación o lo que cuentan los demás. Y es que cada uno con forma su propia realidad y viendo lo que desea ver. Si cada uno de nosotros que miramos el mundo a su manera pudiera expresarlo y compartirlo con los demás, se daría cuenta que no somos tan distintos los unos de los otros, como algunos nos intentan demostrar.

    Más que nada porque las emociones humanas son comunes a todos los seres humanos, independientemente de su condición, sexo o edad. Lo que nos diferencia a unos de otros es, precisamente, nuestra capacidad de sentir la ante diferentes estímulos o situaciones... y el sentido que les queremos dar.

    Cuando decides pensar, sentir y vivir a tu manera, desde dentro, empiezas a conformar un mundo singular y único, muy distinto al que te enseñaron a mirar. Cuando eres capaz de compartirlo, estás empezando a cambiar el mundo.

    Esta nueva visión ya compartida no hacer ruido, es discreta y silenciosa, pero efectiva como las demás. Pero la verdad es que quitarse la venda de los ojos nos suele dar miedo porque cambia nuestra percepción de la realidad... y nos asusta lo nuevo y diferente, pues rompen con nuestra vieja realidad. Es entonces cuando deberíamos recordar que cuando vemos y aceptamos nuestra propia realidad interna, detrás hallamos el amor y, por tanto, nuestra felicidad en una realidad...

    Un abrazo, gracias...

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