lunes, 20 de marzo de 2017

Aprender a medir los hechos…

Aprender a medir los hechos…



Si ya hemos entendido que nada es tan horroroso como muchas veces nos decimos, ahora es preciso que aprendamos a llamar a las cosas por su nombre. Para ello, una estrategia usada en psicología que puede resultarnos muy útil es la evaluación racional de las circunstancias.
Cuando te enfrentes a un problema vital, coge papel y lápiz y traza una línea recta. En el extremo izquierdo de esa línea, que nos servirá como regla de medir, anotarás la palabra maravilloso y en el lado opuesto escribirás terrible. Como es de esperar, en el centro de tu regla, pondrás normal.
Pues bien, entre lo que es maravilloso, normal y terrible, pueden existir multitud de evaluaciones, al igual que ocurre en cualquier regla de medir. Por un lado, podemos encontrarnos con que algo es un poco malo, muy malo, bueno, un poco bueno, etc…
Ahora anota en el papel lo que te ha ocurrido, pero sin exagerar, ni juzgarlo, ni evaluarlo. Tienes que escribir de forma objetiva, como si lo hubiese filmado con una cámara, lo que te ha pasado.
Por ejemplo, si te han despedido de tu trabajo después de diez años trabajando en él, lo que tienes que anotar es: Despido laboral. No lo alimentes con evaluaciones subjetivas como: “Tras tanto tiempo esforzándome para esta empresa, me despiden y yo no me merezco esto”.
El hecho objetivo es que te han despedido del trabajo. Una vez lo hayas escrito en tu papel, mídelo y sitúalo en un lugar de la regla. Con mucha probabilidad lo pondrás en terrible. A continuación, esfuérzate en pensar qué otras circunstancias de la vida, te hayan ocurrido a ti o no, pueden ser más negativas que la que te está pasando. Es decir, se trata de comparar.
Aunque a veces la comparación, nos haga estar a la defensiva, tenemos que alejar a nuestro ego y darnos cuenta de que la realidad es que siempre existe alguien en peores situaciones que nosotros.
¿Tienes para comer a pesar de que te hayan despedido? ¿Hay gente que no puede disfrutar de un plato caliente? Las respuestas a estas preguntas son: sí. ¿Cómo evaluarías el que alguien no pueda comer de forma diaria, tal y como lo haces tú? Si vuelves a evaluarlo como terrible, tienes que mover tu anterior evaluación del despido: tendrás que pasarla de terrible a mala e ir afinando.

Y así, ve haciéndolo, hasta que tú mismo te des cuenta de que has exagerado en tu evaluación. Si comienzas a sentirte emocionalmente más tranquilo, habrás hecho correctamente el ejercicio.




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