Aprender a medir los hechos…
Si ya hemos entendido que nada es tan horroroso como
muchas veces nos decimos, ahora es preciso que aprendamos a llamar a las cosas
por su nombre. Para ello, una estrategia usada en psicología que puede
resultarnos muy útil es la evaluación racional de las circunstancias.
Cuando te enfrentes a un problema vital, coge papel
y lápiz y traza una línea recta. En el extremo izquierdo de esa línea, que nos
servirá como regla de medir, anotarás la palabra maravilloso y en el lado
opuesto escribirás terrible. Como es de esperar, en el centro de tu regla,
pondrás normal.
Pues bien, entre lo que es maravilloso, normal y
terrible, pueden existir multitud de evaluaciones, al igual que ocurre en
cualquier regla de medir. Por un lado, podemos encontrarnos con que algo es un
poco malo, muy malo, bueno, un poco bueno, etc…
Ahora anota en el papel lo que te ha ocurrido, pero
sin exagerar, ni juzgarlo, ni evaluarlo. Tienes que escribir de forma objetiva,
como si lo hubiese filmado con una cámara, lo que te ha pasado.
Por ejemplo, si te han despedido de tu trabajo
después de diez años trabajando en él, lo que tienes que anotar es: Despido
laboral. No lo alimentes con evaluaciones subjetivas como: “Tras tanto tiempo
esforzándome para esta empresa, me despiden y yo no me merezco esto”.
El hecho objetivo es que te han despedido del
trabajo. Una vez lo hayas escrito en tu papel, mídelo y sitúalo en un lugar de
la regla. Con mucha probabilidad lo pondrás en terrible. A continuación, esfuérzate
en pensar qué otras circunstancias de la vida, te hayan ocurrido a ti o no,
pueden ser más negativas que la que te está pasando. Es decir, se trata de
comparar.
Aunque a veces la comparación, nos haga estar a la
defensiva, tenemos que alejar a nuestro ego y darnos cuenta de que la realidad
es que siempre existe alguien en peores situaciones que nosotros.
¿Tienes para comer a pesar de que te hayan
despedido? ¿Hay gente que no puede disfrutar de un plato caliente? Las
respuestas a estas preguntas son: sí. ¿Cómo evaluarías el que alguien no pueda
comer de forma diaria, tal y como lo haces tú? Si vuelves a evaluarlo como terrible,
tienes que mover tu anterior evaluación del despido: tendrás que pasarla de terrible
a mala e ir afinando.
Y así, ve haciéndolo, hasta que tú mismo te des
cuenta de que has exagerado en tu evaluación. Si comienzas a sentirte
emocionalmente más tranquilo, habrás hecho correctamente el ejercicio.
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