lunes, 20 de marzo de 2017

Reconciliación… ¿Con quién?

Reconciliación… ¿Con quién?



Cuando escuchamos la palabra “Reconciliación” inevitablemente nos vamos a segundas oportunidades en las relaciones de pareja, pero hay muchas más y posiblemente con mayor importancia en nuestras vidas. Como, por ejemplo; la reconciliación contigo mismo, con familiares, amigos. Lo primero que debemos saber y tener claro es que, tomar la decisión de volver a la relación (cual sea) que tenías con alguien no es sencillo, pero a la final es una cuestión muy personal, solo depende de ti.
Antes de tomar esta decisión es casi obligatorio pensar en el origen del problema, que llevó al distanciamiento, hay que retornar a la sinceridad y reconocer todos los puntos que pudieron afectar a la otra persona, lo que dijiste, hiciste y con responsabilidad asumir tu cuota de culpa, porque en ningún conflicto hay un solo culpable. Para poder dar el primer paso es importante dejar el egoísmo a un lado, evitar caer en reproches y entender que pedir disculpas es de sabios, así como errar es de humanos.
Pero, ¿realmente necesitas a esa persona en tu vida? Esta es una pregunta a la que solo puedes responder tú. Solo puedo aconsejarte que veas la reconciliación desde otra perspectiva, no debemos tener cabos sueltos o conflictos sin resolver con alguien. Se puede solucionar el problema, quedar en buenos términos, aunque no sea lo mismo. Hay relaciones que, son como las hojas de papel, cuando la arrugas, jamás vuelve a ser la misma, aunque lo intentes, nunca vuelve a estar como antes.
La reconciliación contigo mismo (la más importante para mi), es la clave para estar en paz y sentirte bien, aunque discutas con alguien. Si te equivocaste o cometiste un error, debes reconciliarte contigo mismo y perdonarte. Todos cometemos errores y aunque está bien que seamos exigentes con nosotros mismos, no se puede olvidar el hecho de que equivocarse es parte del aprendizaje y crecimiento personal. Para poder perdonarte necesitas enmendar lo que hiciste, hacerte responsable de las consecuencias es parte, pero, ¡no lo es todo! Yo no me refiero a flagelarse y martirizarte echándote la culpa, yo me refiero a buscar el diálogo con esa persona, pedir disculpas, dar una solución. Debes tener en cuenta que esto, no da garantía de que el otro acepte tus disculpas, pero sabrás que hiciste lo correcto y cumpliste con el deber ser.
No todos tenemos la misma capacidad de perdón ni la misma madurez para aceptar los errores, lo importante es que reaccionemos a tiempo. Hay un tipo de reconciliación que es inevitable, la reconciliación con un familiar. No podemos escapar de ella porque los vínculos familiares son infinitos e indisolubles, el hecho que estemos molestos con un tío, primo, hermano, etc. no hará que dejen de ser parte de nuestra familia. Pero hay que ser honestos en algo, que sea nuestro familiar no es significado a que a juro tenemos que llevarnos bien, suena cruel, pero es la verdad. De igual manera le debemos respeto a la familia y cuidar la armonía dentro de ella por muy difícil que pueda ser en ocasiones, como en todas las relaciones es normal que haya diferencias. El punto es que de la familia nos podemos distanciar, pero siempre habrá algo muy fuerte que nos unirá por siempre y que, tarde o temprano te hará un llamado porque sentirás que algo te falta.
Por último, pero no menos importante está la reconciliación con los amigos. Ellos son los amigos que escogemos, pero así creamos que estamos eligiendo al “mejor”, tendremos diferencias, peleas, enfrentamientos, en fin… Aunque tengamos la libertad plena de desechar y encontrar otra amistad, si cada vez que tengas una situación de este tipo lo haces, quedarás solo y mejor vete acostumbrando a la soledad y no te encariñes con nadie porque vas a sufrir. En la vida nos podemos encontrar todos los días nuevos puntos de partida, nuevos comienzos y oportunidades para escribir una mejor historia con los mismos personajes o con otros, lo importante es reconocer lo que realmente es valioso para nosotros, lo que nos alimenta el alma, lo que nos suma en vez de restarnos.

En cualquier tipo de relación habrá tropiezos, pero ninguno a mi parecer es tan grande como para perder a alguien que se quiere. Con esto no quiero decir que, bajo la excusa del amor, vas a reconciliarte mil veces con esa persona que te ha hecho tanto daño y seguirá haciéndolo, me refiero a saber que no quedaron pendientes, que el tiempo es la mejor cura pero que debemos asumir responsabilidades y dejar esa mala costumbre de dejárselo todo a él. No pierdas un amigo por un error que haciendo balance es nada con las cosas buenas que han vivido y que les queda por vivir, no dejes que la distancia y el resentimiento se siembre entre tú y un familiar, entiende que siempre será parte de ti porque la familia es en un alto porcentaje lo que somos. No seas tan estricto contigo mismo y date el chance de recapacitar y perdónate. El orgullo siempre estará en contra de la reconciliación, pero tú decides…




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