Vive tu vida... No te conformes con soñarla…
Vive sin medidas, sin limitaciones, sin contratos,
sin suposiciones. Deseamos ser muchas cosas. Deseamos tener otras tantas.
Deseamos enamorarnos hasta lo más profundo de nuestro corazón, pero no nos
permitimos sentir, ni sentirnos.
Nos da miedo perder el control, como si en algún momento lo tuviéramos. Nos da
miedo que nos abandonen, como si alguien nos perteneciera. Nos da miedo estar
solos, como si nunca lo estuviéramos. Y así vamos saltando, de miedo en miedo,
evitando esas oportunidades que disfrazamos con obstáculos.
La Vida surge, de la vida, de tu vida, no de la del que tienes a tu lado. Si yo
nací flor tengo que oler como una flor, no como un capullo, porque, si no corro
el peligro de identificarme con él, creer que soy él y comportarme como si lo
fuera.
Queremos encontrar tantas respuestas, que acabamos
convirtiéndonos en un interrogante. Y mientras, nuestra vida nos pasa de largo,
porque no hemos sido capaces de verla, de gozarla y de admirarla.
Perdemos el tiempo buscando nuestra misión, quién somos, de dónde venimos y a
dónde vamos, en lugar de disfrutar de donde estamos, del aquí y ahora, el
instante presente que el Hoy nos regala. No somos capaces de pararnos un
momento a respirar todo aquello que nos rodea, a escuchar nuestros propios
latidos, a acariciar nuestras tristezas, a lamer nuestras heridas, a sonreír a
nuestra alegría. Detenernos nos da vértigo, porque creemos que vamos a saltar a
un vacío, que no vamos a lograr llenar.
Corremos, corremos y corremos tras unas metas que
nos imponemos para “ser alguien”, tras unos objetivos que “tenemos que”
cumplir, tras un destino que no podemos conocer. Y de tanto correr nos ahogamos
en nuestras frustraciones porque nunca llegamos, porque no hay ningún lugar al
que llegar, más que en el que ya estamos. Pero no lo sabemos, y si somos
conscientes, lo ignoramos, no vaya a ser que ya no pueda esforzarme y luchar,
por nada, ni nadie más, y a ver qué hago yo después, con todos esos “planes”
que tan concienzudamente he planeado.
¿Qué Sentido tendría entonces nuestra vida? ¿A qué dedicaríamos nuestro día a
día entonces? ¿A vivir sólo…?
“¡Qué pequeñas son mis manos en relación con todo lo que la vida ha querido
darme!”
Tenemos tanto miedo de mirarnos al Espejo que levantamos fronteras, muros, rencores,
barreras entre nosotros (y con nosotros) para que nadie pueda “tocarnos”, para
que nadie pueda “vernos”, para que nadie pueda “traspapelarnos”, para que nadie
pueda Amarnos, para así no volver a Ser Uno, para así no volver a separarnos.
La vida está justo ahí, donde estás sentada/o, y un poquito más allá, donde los
pájaros vuelan en libertad, los niños juegan sin juzgar y las estrellas
iluminan su oscuridad. Cierra los ojos. Escucha atentamente ese Silencio, que
hay tras todo el ruido de tu mente. No se va a ir. Siempre ha estado y estará
en ti, deseando que le hagas caso, que le hables en su idioma: el del Corazón.
¿Pues sentir tus latidos? ¿Alguna vez has conversado con ellos? Están
continuamente enviándote mensajes. ¿No los oyes? Detente, aunque solo sea un
momento y sabrás por qué y para qué, callas tantas cosas.
Hace pocos años me dedicaba a hacer “sonambulismo”.
Trabajaba, comía y dormía. Trabajaba, comía y dormía. No me enteraba de nada.
Estaba tan dormido…Pero el precio que pagaba (me había contratado, yo mismo)
era demasiado alto así que lo dejé. Me aburría mucho, tanto que me perdí entre
mis personajes inventados y tuve que retirarme de mi drama, para que se me
cayeran todos los disfraces. De vez en cuando, aún me cuelo alguno para
recordarme, que no necesito ser otra persona para ser perfecto, que no hay nada
fuera que no corra por mis venas, que a quien no le guste que no mire y que si
el que no se gusta soy yo, que me espabile.
La Vida, esa gran desconocida, esa belleza tan
ignorada con la que cada vez más me deleito. Nada nos reclama, de nada nos
culpa, a nada nos ata. Es tan libre, tan “ella”, que respeta hasta al más
desconsiderado. Y nosotros, caminando por nuestro mundo único, sin hacerle
caso, dibujando nubes en el aire, que nos llueven en esas noches oscuras del
alma.
¡¡¡Despierta!!! Fantasea todo lo que quieras, pero haz algo Real. Levántate y
anda, como si hubieras recuperado la visión, como si fuera el último día del
resto de tu vida, como si esos miedos que te llevan al pasado y al futuro, no
existieran de verdad…
Vive la vida. No te conformes con soñarla otra vez…
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