Cuando es posible,
soltar tu pasado…
En una clase, uno de los alumnos pregunto:
¿Por qué las personas necesitan “aferrarse” a
algo? Esta pregunta fue realizada cuando estábamos tratando “la nada, y la posibilidad”
…y analizábamos el gran tema humano de la “ansiedad”.
La respuesta que se construyó colectivamente, fue que la necesidad de
aferrarnos a algo supone de alguna manera, una seguridad, algo que conozco y se
cómo es, el no poder y evadir lanzarme a esa “nada” por miedo, sin tener en
cuenta que esa nada es la que se convierte en “todo” cuando elijo, y decido
hacer. Todas las posibilidades están ahí, para ser desarrolladas y creadas.
Esta reflexión, viene a mi encuentro porque pienso en cada una de las
personas que acompaño y en sus vivencias. En la mayoría de las vivencias,
aparece el rencor, tapado quizás con innumerables máscaras, aparece el
resentimiento, el odio, un enojo frente a lo que alguna vez “me hicieron”.
Conozco muchas personas que participan en talleres de perdón,
conferencias, charlas en busca de “quitarse” estas emociones, también se, que
estos espacios, son como una vez me dijo una persona “luces de bengala…el efecto
dura poco, el resentimiento, el odio, está ahí, sigo sin olvidar y menos aún
perdonar…”
A veces nos aferramos, queremos instalarnos en el pasado, quizás y como
dice la Logoterapia, es una manera de evadir la responsabilidad de construir el
presente.
Me quedo en ese recuerdo, permanezco años con esa persona que me hizo daño,
me quedo en esa situación, que ya no es, me instalo en las emociones de una
persona que ya no soy, solo y quizás solo, por miedo a “dejar ir”, y mover el
presente convirtiéndolo en posibilidad. La nada es aquello que no puedes
olvidar, el todo es aquello nuevo que viene, la historia que tienes que
construir.
Claro, que la situación de cada uno, cada historia vivida y que perdura
en el tiempo, quizás tenga que ver con dolores y sufrimientos intensos y
profundos, traición, mentiras, maltratos, injusticias, muertes, abusos,
situaciones que te tocaron vivir por alguna razón, quizás es difícil comprender
que lo vivido es parte de un sentido, ha tenido un para que…
Solo si empiezas por dejar ir, soltar, empezaras a sentir como se genera
un nuevo espacio, porque el recuerdo de ese dolor que sostienes, ocupa un
espacio en tu mundo afectivo.
¿Cómo puedes sentir amor, compasión, o alegría si en tu corazón habita
la amargura? ¿Qué pasaría si solo soltaras todo ese peso que te tiene
sufriendo?
El perdonar es una simple pero potente decisión; es dejar atrás, es
desprenderse de todos los sentimientos que nos mantienen unidos al
remordimiento, el odio, y el tormento. En otras palabras, es verdaderamente
comenzar a vivir tu vida libre de pesares y reglas que limitan tu felicidad.
Una vez, una persona que acompaño me decía …
Sandra, tu siempre me dices que tengo que “soltar” esta relación, pero
yo no puedo, si bien se, que me hace daño, me pregunto qué será de mí, después,
cuando me quede sola…me ha hecho y me hace tanto daño…todos los días, son un
sufrimiento, y soltar eso me asusta, es más …me pone peor, porque me viene un
miedo a tener que construir algo nuevo, y sola… Me escucho decir esto y pienso…
cuanto miedo le tengo a la libertad, parece mentira, estoy prisionera y encima
soy yo misma quien puede liberarse…y no lo hace…
A veces es más fuerte el miedo a cerrar algo, que liberarse y trascender
un dolor.
Cada dolor debe ser vivido, llorado y sufrido, solo aquel que los
recorre podrá adquirir la capacidad humana de “las vivencias” …
“Todos tenemos un campo de concentración el
cual tenemos el deber de vivirlo, y restaurarlo con paciencia y perdón”
Vivir, restaurar con paciencia y perdón, aquello que sabes que tienes
que dejar ir…
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