sábado, 14 de enero de 2017

Porque invertir en la educación…

Porque invertir en la educación…



Si crees que la educación es cara, prueba con la ignorancia…
La educación tiene un efecto directo sobre la vida de las personas y sobre la sociedad en su conjunto. Gracias a diversos trabajos de investigación, se ha llegado a entender que muchos problemas económicos y sociales tienen su origen en los bajos niveles de educación.
Como ya he comentado en otras ocasiones, mi lectura me ha dado la oportunidad de sumergirme entre trabajos académicos de diversos autores que han analizado el impacto que tiene la educación en nuestra sociedad y en nuestra economía. La influencia que ejerce la educación es tan poderosa, que creo que es necesario recordar los principales motivos que hacen necesario invertir en educación. Porque son muchos los que defienden la importancia de la educación, pero la realidad nos demuestra que no se le está dando la prioridad que merece. Si queremos que nuestra sociedad progrese, es necesario invertir en educación.
Motivos para invertir en educación
La educación mejora el nivel de vida de las personas
Los trabajos de investigación científica de los últimos años han demostrado los beneficios de una educación de calidad. La ecuación para demostrarlo es simple: con un mayor nivel de educación, una persona consigue obtener un mayor nivel de éxito, que si no tuviera esa formación.
Theodore Shultz fue el primer investigador que señaló la educación como una forma de inversión, como contraposición a quiénes la consideraban un gasto. Sus trabajos demostraron, por vez primera, que la educación conduce a las personas a mejorar su nivel de exito y su nivel de bienestar. Sus estudios le valieron el Premio Nobel de Economía en 1979. Invertir en educación reporta una rentabilidad directa para las personas.
La educación mejora el nivel de bienestar de la sociedad
Los beneficios de la educación no se quedan solo en las personas a nivel individual, la sociedad en su conjunto también sale ganando con un mayor nivel de formación. Si mayor formación va asociado a mayor exito, las personas con mayor formación pagan más impuestos, con lo cual realizan una mayor contribución a la sociedad.
Este es un hecho de relación directa, del cual se han hecho eco también los medios de comunicación en muchas ocasiones, como en este artículo titulado “La poca formación lastra la economía”.
El fracaso escolar y el abandono escolar son un escollo por su impacto en las familias, en el nivel de bienestar y en la cohesión social. Y el problema tiene, además, un impacto directo en las arcas públicas, pues a menor formación menor salario y menor consumo.
Los datos son muy relevantes especialmente para aquellos países que cuentan con un elevado índice de abandono prematuro de los estudios, como puede ser el caso de América Latina con un índice del 29% frente al 14% de la UE. Y más, si tenemos en cuenta que, a pesar de las múltiples reformas educativas, la tasa se mantiene prácticamente estable desde hace muchos años.
La educación es imprescindible en la “sociedad del aprendizaje”
En el libro “Creating a learning society” (“Creando una sociedad del aprendizaje”), su autor Joseph E. Stiglitz se plantea la cuestión ¿qué es lo que genera crecimiento en una sociedad? Y hace su planteamiento: necesitamos crear una “sociedad de aprendizaje” como fórmula para conseguir crecimiento económico, desarrollo y progreso social.
En nuestra sociedad, no podemos permitirnos dejar de aprender, la educación pasa a tener un papel esencial. El progreso social en el siglo XXI será el resultado de cómo enseñemos a nuestros jóvenes. Somos lo que somos, por nuestra educación. Por ello, la educación debe llegar a más gente, debe ser continuada y debe estar en sintonía con lo que necesita la sociedad. Debemos entender la educación como el corazón del progreso y ello nos obliga a ser exigentes. La educación debe cambiar y debe incorporar habilidades y competencias que tal vez no habían sido necesarios en otras épocas, pero que ahora son imprescindibles.
El aprendizaje continuo es necesario porque las personas debemos estar preparadas para un futuro que no sabemos cómo será.
La educación mejora aspectos no económicos en la vida de las personas.
Más allá del impacto de la educación sobre la retribución de las personas y la generación de riqueza, diversos investigadores en el campo de Economía de la Educación han detectado también efectos positivos no monetarios. Estos, lógicamente, resultan más difíciles de cuantificar, pero se pueden identificar y valorar mediante diversos procedimientos.
Así, encontramos a autores, que han demostrado que el nivel de educación afecta aspectos como:
El grado en que un individuo disfruta de su trabajo: las personas con mayor nivel de formación están más satisfechas con el trabajo que realizan;
La educación puede conducir a los individuos a tomar mejores decisiones en aspectos relacionados con su salud o estilo de vida;
Y la educación puede convertir a los individuos en más pacientes y más orientados a objetivos.
Por ello, no nos estamos refiriendo solo a beneficios a nivel económico, sino también de beneficios en calidad de vida.
Invertir en educación es rentable
Y, por si los anteriores motivos fueran poco importantes, además sabemos que invertir en educación es rentable.
Los trabajos de James Heckman han concluido que la rentabilidad de invertir en educación de primera infancia es superior a otros tipos de inversión.
Si una sociedad invierte en educación en edad temprana, fomenta la escolaridad, reduce la delincuencia, mejora las aptitudes de los niños y les conduce a obtener mejores niveles de renta en su vida profesional futura. Un mayor nivel de renta repercute en mejorar la vida de la persona y contribuir con un mayor nivel de impuestos a la sociedad y, por tanto, genera un mayor bienestar social.
La inversión en educación debería ser prioritaria. A la vista de los estudios citados, está claro que se deberían dirigir las políticas públicas a mejorar la inversión en educación. La OCDE ha publicado recientemente un informe en el que expone el diagnóstico sobre la educación en América Latina y las conclusiones de dicho informe han llevado titulares a la prensa como este: “La OCDE urge a América Latina a mejorar la formación de su población”. El informe advierte sobre el problema del abandono escolar, pero también sobre las consecuencias negativas que supone para las personas y para la sociedad el hecho de que exista un número tan elevado de adultos con baja formación. El organismo internacional avisa de que muchos trabajos poco cualificados son susceptibles de “verse desplazados por la tecnología o de ser trasladados a países con salarios bajos”. El informe también analiza las competencias que se desarrollan dentro y fuera del sistema educativo y las características de mercado laboral en América Latina, dibujando un panorama muy complicado, especialmente para los más jóvenes.
La educación impacta directamente en la renta de la persona, contribuye a generar riqueza en la sociedad y afecta el modo de afrontar la vida de cada persona. Creo que son motivos suficientemente poderosos para plantearse seriamente la necesidad de invertir en educación de un modo eficiente y la necesidad de hacer frente a los retos a los que se enfrenta nuestro sistema educativo.

Cada pueblo tiene la obligación de exigirle a su gobierno, invertir más en educación.




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