Porque invertir en la educación…
Si crees que la educación
es cara, prueba con la ignorancia…
La educación tiene un
efecto directo sobre la vida de las personas y sobre la sociedad en su
conjunto. Gracias a diversos trabajos de investigación, se ha llegado a
entender que muchos problemas económicos y sociales tienen su origen en los
bajos niveles de educación.
Como ya he comentado en
otras ocasiones, mi lectura me ha dado la oportunidad de sumergirme entre
trabajos académicos de diversos autores que han analizado el impacto que tiene
la educación en nuestra sociedad y en nuestra economía. La influencia que
ejerce la educación es tan poderosa, que creo que es necesario recordar los
principales motivos que hacen necesario invertir en educación. Porque son
muchos los que defienden la importancia de la educación, pero la realidad nos
demuestra que no se le está dando la prioridad que merece. Si queremos que
nuestra sociedad progrese, es necesario invertir en educación.
Motivos para invertir en
educación
La educación mejora el
nivel de vida de las personas
Los trabajos de
investigación científica de los últimos años han demostrado los beneficios de
una educación de calidad. La ecuación para demostrarlo es simple: con un mayor
nivel de educación, una persona consigue obtener un mayor nivel de éxito, que
si no tuviera esa formación.
Theodore Shultz fue el
primer investigador que señaló la educación como una forma de inversión, como
contraposición a quiénes la consideraban un gasto. Sus trabajos demostraron, por
vez primera, que la educación conduce a las personas a mejorar su nivel de
exito y su nivel de bienestar. Sus estudios le valieron el Premio Nobel de
Economía en 1979. Invertir en educación reporta una rentabilidad directa para
las personas.
La educación mejora el
nivel de bienestar de la sociedad
Los beneficios de la
educación no se quedan solo en las personas a nivel individual, la sociedad en
su conjunto también sale ganando con un mayor nivel de formación. Si mayor formación
va asociado a mayor exito, las personas con mayor formación pagan más
impuestos, con lo cual realizan una mayor contribución a la sociedad.
Este es un hecho de
relación directa, del cual se han hecho eco también los medios de comunicación
en muchas ocasiones, como en este artículo titulado “La poca formación lastra la economía”.
El fracaso escolar y el
abandono escolar son un escollo por su impacto en las familias, en el nivel de
bienestar y en la cohesión social. Y el problema tiene, además, un impacto
directo en las arcas públicas, pues a menor formación menor salario y menor
consumo.
Los datos son muy
relevantes especialmente para aquellos países que cuentan con un elevado índice
de abandono prematuro de los estudios, como puede ser el caso de América Latina
con un índice del 29% frente al 14% de la UE. Y más, si tenemos en cuenta que,
a pesar de las múltiples reformas educativas, la tasa se mantiene prácticamente
estable desde hace muchos años.
La educación es
imprescindible en la “sociedad del aprendizaje”
En el libro “Creating a
learning society” (“Creando una sociedad del aprendizaje”), su autor Joseph E.
Stiglitz se plantea la cuestión ¿qué es lo que genera crecimiento en una
sociedad? Y hace su planteamiento: necesitamos crear una “sociedad de
aprendizaje” como fórmula para conseguir crecimiento económico, desarrollo y
progreso social.
En nuestra sociedad, no
podemos permitirnos dejar de aprender, la educación pasa a tener un papel
esencial. El progreso social en el siglo XXI será el resultado de cómo
enseñemos a nuestros jóvenes. Somos lo que somos, por nuestra educación. Por
ello, la educación debe llegar a más gente, debe ser continuada y debe estar en
sintonía con lo que necesita la sociedad. Debemos entender la educación como el
corazón del progreso y ello nos obliga a ser exigentes. La educación debe
cambiar y debe incorporar habilidades y competencias que tal vez no habían sido
necesarios en otras épocas, pero que ahora son imprescindibles.
El aprendizaje continuo es
necesario porque las personas debemos estar preparadas para un futuro que no
sabemos cómo será.
La educación mejora
aspectos no económicos en la vida de las personas.
Más allá del impacto de la
educación sobre la retribución de las personas y la generación de riqueza,
diversos investigadores en el campo de Economía de la Educación han detectado
también efectos positivos no monetarios. Estos, lógicamente, resultan más
difíciles de cuantificar, pero se pueden identificar y valorar mediante
diversos procedimientos.
Así, encontramos a autores,
que han demostrado que el nivel de educación afecta aspectos como:
El grado en que un
individuo disfruta de su trabajo: las personas con mayor nivel de formación
están más satisfechas con el trabajo que realizan;
La educación puede conducir
a los individuos a tomar mejores decisiones en aspectos relacionados con su
salud o estilo de vida;
Y la educación puede
convertir a los individuos en más pacientes y más orientados a objetivos.
Por ello, no nos estamos
refiriendo solo a beneficios a nivel económico, sino también de beneficios en
calidad de vida.
Invertir en educación es
rentable
Y, por si los anteriores
motivos fueran poco importantes, además sabemos que invertir en educación es
rentable.
Los trabajos de James
Heckman han concluido que la rentabilidad de invertir en educación de primera
infancia es superior a otros tipos de inversión.
Si una sociedad invierte en
educación en edad temprana, fomenta la escolaridad, reduce la delincuencia,
mejora las aptitudes de los niños y les conduce a obtener mejores niveles de
renta en su vida profesional futura. Un mayor nivel de renta repercute en mejorar
la vida de la persona y contribuir con un mayor nivel de impuestos a la
sociedad y, por tanto, genera un mayor bienestar social.
La inversión en educación
debería ser prioritaria. A la vista de los estudios citados, está claro que se
deberían dirigir las políticas públicas a mejorar la inversión en educación. La
OCDE ha publicado recientemente un informe en el que expone el diagnóstico
sobre la educación en América Latina y las conclusiones de dicho informe han
llevado titulares a la prensa como este: “La OCDE urge a América Latina a
mejorar la formación de su población”. El informe advierte sobre el problema
del abandono escolar, pero también sobre las consecuencias negativas que supone
para las personas y para la sociedad el hecho de que exista un número tan elevado
de adultos con baja formación. El organismo internacional avisa de que muchos
trabajos poco cualificados son susceptibles de “verse desplazados por la
tecnología o de ser trasladados a países con salarios bajos”. El informe
también analiza las competencias que se desarrollan dentro y fuera del sistema
educativo y las características de mercado laboral en América Latina, dibujando
un panorama muy complicado, especialmente para los más jóvenes.
La educación impacta
directamente en la renta de la persona, contribuye a generar riqueza en la
sociedad y afecta el modo de afrontar la vida de cada persona. Creo que son
motivos suficientemente poderosos para plantearse seriamente la necesidad de
invertir en educación de un modo eficiente y la necesidad de hacer frente a los
retos a los que se enfrenta nuestro sistema educativo.
Cada pueblo tiene la obligación
de exigirle a su gobierno, invertir más en educación.
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