domingo, 1 de enero de 2017

Pasos hacia la sabiduría…

Pasos hacia la sabiduría…




Primer paso a la sabiduría
Lo primero que tiene que hacer es entrar en contacto con los sentimientos negativos de los cuales no es consciente. muchas personas tienen sentimientos negativos sin saberlo. Muchas personas están deprimidas y no saben que están deprimidas. Solamente cuando entran en contacto con la alegría comprenden hasta que, punto están deprimidas. No se puede tratar un cáncer que no se ha detectado. Usted no puede liberarse de roedores en su granja si no sabe que existen. Lo primero que necesita es tener consciencia de sus sentimientos negativos. ¿Cuáles sentimientos negativos? La melancolía, por ejemplo. Usted está melancólico y triste. Usted siente que se odia a usted mismo, o se siente culpable.
A usted le parece que la vida no tiene ninguna finalidad, que no tiene sentido; usted se siente herido, está nervioso y tenso. El primer paso es ponerse en contacto con esos sentimientos.
Segundo paso a la sabiduría
El segundo paso, es comprender que el sentimiento está en usted, no en la realidad. Esto es tan evidente, pero ¿cree usted que los seres humanos lo saben? No lo saben, créanme. Tienen doctorados y son rectores de universidades, pero no han comprendido esto. En la escuela no me enseñaron a vivir. Me enseñaron todo lo demás. como dijo alguien: "Tengo una educación muy buena. Tardé años en superarla". El conocimiento se trata de eso: de desaprender. desaprender toda la basura que le enseñaron a uno.
Los sentimientos negativos están en usted, no en la realidad. entonces, deje de tratar cambiar la realidad. ¡Eso es una locura! Deje de tratar de cambiar a la otra persona. Gastamos todo nuestro tiempo y nuestras energías tratando de cambiar las circunstancias externas, tratando de cambiar a nuestro cónyuge, a nuestra familia, a nuestros amigos, a nuestros enemigos, y a todos los demás. No necesitamos cambiar nada. Los sentimientos negativos están en usted. En la tierra no existe nadie que tenga el poder de hacerlo a usted desgraciado. En la tierra no hay ningún acontecimiento que tenga el poder de alterarlo o herirlo. Ningún acontecimiento, condición, situación o persona. Nadie le dijo esto; le dijeron lo contrario. Por eso está en el enredo en que se encuentra. Por eso está dormido. Nadie le ha dicho esto; pero es evidente. Supongamos que la lluvia acaba con un paseo campestre. ¿Quién se siente negativo? ¿la lluvia? o ¿usted? ¿Qué causa el sentimiento negativo? ¿La lluvia o su reacción? Cuando usted golpea una rodilla contra una mesa, a la mesa no le pasa nada. Está ocupada en aquello para lo cual fue hecha: para ser una mesa. El dolor está en su rodilla, no en la mesa. Los místicos tratan continuamente de decirnos que la realidad está bien. La realidad no es problemática. Los problemas sólo existen en la mente humana. Podríamos añadir: en la mente humana estúpida y dormida. La realidad no es problemática: si los seres humanos desaparecieran de este planeta, la vida continuaría, la naturaleza seguiría con toda su belleza y toda su violencia. ¿Dónde estaría el problema? No habría ningún problema. Usted creó el problema. Usted es el problema. Usted se identificó con el “mi” y ese es el problema. El sentimiento está en usted, no en la realidad.
Tercer paso a la sabiduría
El tercer paso: Nunca se identifique con dicho sentimiento (los que están en usted); éste no tiene nada que ver con el “yo”. No defina su ser esencial en función de ese sentimiento. No diga: “Yo estoy deprimido”. si quiere decir que la depresión está ahí, eso está bien; si quiere decir que la melancolía está ahí, eso está bien. Pero no diga: Yo estoy melancólico. Usted se está definiendo en función de este sentimiento. Ésa es su ilusión: ése es su error. Hay una depresión ahí en este momento, hay sentimientos lastimados, ahí en este momento, pero déjelos, déjelos solos. Eso pasará. Todo pasa, todo. Sus depresiones y emociones no tienen nada que ver con la felicidad. Son el movimiento del péndulo. Si ve emociones, prepárese para la depresión ¿Quiere su droga? Prepárese para la resaca. El péndulo se mueve de un extremo a otro.
Esto no tiene nada que ver con el “yo”; no tiene nada que ver con la felicidad. Es el “mi”. Si usted recuerda esto, si se lo dice a usted mismo mil veces, si ensaya estos tres pasos mil veces, lo logrará. Es posible que no necesite hacerlo, ni tres veces. No lo sé; no hay ninguna regla. Pero hágalo mil veces y hará el mayor descubrimiento de su vida. ¿Qué importan esas minas de oro en Alaska? ¿Qué va a hacer con ese oro? si no es feliz no puede vivir. De modo que encontró oro. ¿Qué importa? Usted es un rey; usted es una princesa. Usted es libre: ya no le importa ser aceptado o rechazado, eso no importa. Los psicólogos nos dicen que es muy importante tener un sentimiento de pertenencia. ¡Va! ¿Para qué quiere usted pertenecer a alguien? Eso ya no importa.
Un amigo me contó que hay una tribu africana en la cual la pena capital es ser condenado al ostracismo. Si a usted lo expulsaran de New York o de donde viva, usted no moriría. ¿Por qué el miembro de esa tribu africana muere? Porque participa de la común estupidez de la humanidad. Cree que no podrá vivir si no pertenece a la tribu. ¿Es muy distinto de la mayoría de la gente, o no? Él está convencido de que necesita pertenecer. Pero usted no necesita pertenecer a nadie o a nada o a ningún grupo. Ni siquiera necesita estar enamorado. ¿Quién le dijo que lo necesitaba? Lo que necesita es ser libre. Lo que necesita es amar. Eso es; ésa es su naturaleza. Pero lo que realmente me está diciendo es que quiere ser deseado. Quiere ser aplaudido, ser atractivo, que todas las personas corran detrás de usted. Está desperdiciando su vida. ¡despierte! Usted no necesita eso. Puede ser plenamente feliz sin eso.
La sociedad no se va alegrar de oír esto, porque usted se vuelve aterrador cuando abre los ojos y comprende. ¿Cómo controlar a una persona como usted? Usted no la necesita a ella; no se siente amenazado por su crítica; no le importa lo que piense ella o lo que diga ella. Usted cortó todas esas ataduras; ya no es una marioneta. es aterrador. “De manera que tenemos que salir de él (sentencia la sociedad); él dice la verdad; no tiene miedo; ya no es humano” ¡humano! ¡miren! ¡por fin un ser humano! Escapó de su esclavitud, escapó de su prisión.
Ningún acontecimiento justifica un sentimiento negativo. No hay ninguna situación en el mundo que justifique un sentimiento negativo. Eso es lo que nuestros místicos nos han dicho hasta el cansancio. Pero nadie escucha. el sentimiento negativo, está en usted.
Usted no tiene que hacer nada para ser feliz. “No se llega a la paz por un proceso de adición, de sumarle algo al alma, sino por proceso de sustracción”. Usted no hace nada para ser libre, y si usted descarta algo. Entonces es libre.
Cuarto paso a la sabiduría
El cuarto paso: ¿Cómo cambia uno las cosas? ¿cómo se cambia uno a sí mismo? hay muchas cosas que es necesario comprender aquí, o más bien, solamente una cosa puede expresarse de muchas maneras. Imagínese un paciente que va donde el médico y le dice de qué sufre. El médico le dice:
-Muy bien, yo entiendo sus síntomas. ¿sabe qué haré? ¡Le recetaré un remedio a su vecino!
El paciente responde:
- Muchas gracias, doctor, eso me hace sentir mucho mejor.
¿No es absurdo? Pero eso es lo que todos hacemos. La persona que está dormida siempre piensa que se sentirá mejor si otra persona cambia. Usted sufre porque está dormido, pero piensa: “Cómo sería de maravillosa la vida si la otra persona cambiara; cómo sería de maravillosa la vida si mi vecino cambiara, si mi esposo cambiara, si mi familia cambiara”.

Siempre queremos que otra persona cambie para podernos sentir bien. ¿Pero se ha puesto a pensar alguna vez que, si su esposa cambia o si su marido cambia, eso en qué lo afecta a usted? Usted sigue siendo tan vulnerable como antes; sigue siendo tan despistada/o como antes; sigue estando tan dormido como antes. Usted es el que tiene que cambiar, el que tiene que tomarse el remedio. Usted insiste una y otra vez: “Me siento bien porque el mundo está bien”. ¡Se equivoca! El mundo está bien porque me siento bien. eso es lo que todos los místicos dicen.




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