Mitos sobre la sexualidad después de los 60 años...
La sexualidad después de los 60 años ha estado basada
fundamentalmente sobre tabúes y estereotipos negativos que no han permitido
conocer cómo es la sexualidad durante esta etapa de la vida y cómo la viven los
mayores, además de provocar sentimientos encontrados entre los mayores al vivir
su propia sexualidad.
Los mitos más habituales son:
1. A las personas mayores no les interesa el sexo
2. Las personas mayores no mantienen relaciones sexuales
3. A los que les interesa el sexo son “viejos verdes” o perversos
4. Los cambios fisiológicos no les permiten mantener
relaciones sexuales
5. La actividad sexual puede perjudicar su salud
6. Es de mal gusto e indecente que los mayores hablen de
sexo
7. La actividad sexual agota a la persona mayor, y la eyaculación
acelera el envejecimiento y la muerte.
8. La sexualidad se debilita en la menopausia y desaparece
en la vejez
Otros mitos:
El alcohol es un estimulante. Eso no es cierto, el alcohol
es un depresor y puede dificultar la actividad sexual.
Un ataque al corazón significa no poder mantener relaciones
sexuales. Falso. En general, después de un tiempo, probablemente pueda reanudar
sin peligro la actividad sexual. Lo más conveniente es ir lentamente, y
gradualmente aumentando la actividad sexual hasta llegar a su nivel de
actividad sexual anterior al ataque
Los estereotipos sobre la sexualidad en las personas mayores
y la falta de conocimientos respecto a este tema transmiten la idea de que ésta
no existe en esta etapa de la vida, o que en la vejez se produce una pérdida de
interés sexual, o que se asocia a insatisfacción o disfunción sexual.
Estos estereotipos pueden influir negativamente en la
sociedad en general y en las personas mayores en particular conduciendo a
actitudes pesimistas con respecto a la sexualidad en la vejez, a que se
avergüencen por mantener el interés sexual y a abstenerse de practicar su
sexualidad.
Además, estos tabúes pueden tener un efecto de profecía auto
cumplida, haciendo que los mayores tengan la conducta sexual que se espera de
ellos.
Por último, es preciso señalar que, si estas creencias
erróneas ejercen presión sobre los mayores heterosexuales, las dificultades se
incrementan para los mayores homosexuales, aunque aún son pocos los estudios
que existen sobre el tema.
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