lunes, 13 de junio de 2016

Y si, aprendes a perdonarte a ti mismo...

Y si, aprendes a perdonarte a ti mismo...

Hemos visto ya a lo largo de varios escritos la importancia del perdón para poder pasar página, el perdón es algo a lo que tenemos derecho.
Cuando éramos pequeños nos lo marcaban como una obligación, pero nadie puede obligarte a perdonar, igual que nadie puede obligarte a odiar o a querer.
Perdonar es un acto que hacemos voluntariamente y al que todos tenemos derecho, pero somos libres para elegir otros caminos.
Cuando has perdonado, vez que es el mejor camino a seguir, lo has visto con otros problemas a los que te has enfrentado y te lo han contado personas que han superado situaciones terribles, que han podido perdonar y empezar de nuevo. Y es que para pasar página es imprescindible perdonar. Por supuesto que para pasar página también hay que perdonarse a uno mismo. Tal vez eso es mucho más difícil que perdonar a otros.
Cuando somos nosotros mismos los que cometemos los errores, algunos de ellos pueden ser muy graves, tenemos que asumir y lidiar con muchas emociones para la que no estamos preparados. No nos educan para asumir ciertas cosas.
Así que de adultos nos encontramos con que hemos hecho cosas o cometido errores de la que no nos es fácil escapar y mucho menos perdonarnos. Lo primero que tenemos que hacer es asumir que tenemos emociones, tratar de identificarlas y trabajarlas una a una para que dejen de estar encerradas dentro de nosotros.
Para ello te recomendamos el libro (Trazos de mis Escritos y Lecturas), por mucho que a algunas de estas emociones nos resulten dolorosas tenemos que saber escucharlas y aceptar lo que nos enseñan. Sólo así podremos dejar paso libre a nuevas emociones.
El problema de la mala gestión emocional, es que mantenemos dentro de nosotros las emociones que no nos gustan, que nos suponen un problema. Se convierten en emociones tóxicas. A veces esto ocurre por ignorarlas, por fingir que no existen. Mientras no les hagamos caso van a estar allí, no van a desaparecer.
Otras veces somos nosotros los que las mantenemos dentro sin dejar las ir y las alimentamos voluntaria o involuntariamente. Esto ocurre con el odio, con la rabia, con las frustraciones y muchas más. Creemos que nos lo merecemos, no nos podemos perdonar y mantenemos dentro estas emociones. Es por ello que es básico saber darles la salida.
La aceptación es el primero de los pasos que tienes que seguir para perdonar algo o a alguien, también a ti mismo. No aceptar algo es encadenarse a ello para siempre. Como decíamos en nuestro último escrito sobre este tema, tienes que aceptar, que ha ocurrido. Negarlo no sirve para nada. La negación es algo normal, nos negamos a creer que algo haya ocurrido, pensamos que no puede ser, pero estamos pensando por ello, aunque nos duela reconocerlo, debemos entender que ha pasado, por increíble que nos pareciera.
Aceptarlo es el primer paso. Probablemente luego tendrás que aprender a vivir con ello, pero si no lo aceptas, no vas a poder hacerlo....
Perdonarse a uno mismo puede ser muy complicado. Somos mucho más duros con nosotros mismos, que con cualquier otra persona. Y no nos planteamos que las circunstancias en las que hicimos aquello, que ahora no nos podemos perdonar, eran distintas a las de ahora.
Piensa que tú eras una persona diferente. Lo que ha ocurrido te ha enseñado algo que antes no sabías. De igual, si no puedes perdonarte por algo malo que has hecho o por no haber sabido gestionar algo que te hirió mucho a ti. Es decir; que hayas sido víctima o verdugo, lo que ocurrió paso en circunstancias distintas a las actuales.
Eso no quiere decir que tengas que justificar lo que hayas hecho, o dejado de hacer, si no que no puedes culparte por sentir ahora algo que antes no sabías que sentirías. Y si lo sabías, no siempre podemos elegir, tal vez con lo que has aprendido durante este tiempo, ahora no cometerías el mismo error, pero tienes que aceptar que las cosas no eran como son ahora, cuando todo pasó. Aprender a aceptarlo y aprender a vivir con tus nuevas circunstancias.
Asumir los propios errores implica, entre otras cosas, pedir perdón a las personas a las que hemos perjudicado y por supuesto tratar de remediar el daño, aunque lamentablemente en muchas ocasiones esto no es posible. Pero si has hecho algo por lo que tienes que perdonarte, lo primero que tienes que hacer es asumir las consecuencias de tus actos y enfrentarte a ellas.
Sólo haciendo eso podrás llegar a perdonarte. Cuando entiendas que ya no puedas hacer nada más por resarcir la situación, por asumir las consecuencias, cuando hayas pedido perdón, te lo hayan dado o no, es el momento de entender que eras una persona diferente, que las circunstancias no eran las mismas y que si hubieras sabido lo que sabes ahora probablemente no lo habrías hecho. Todos tenemos derecho a equivocarnos, trata de aprender de tus errores y que por lo menos no se hayan cometido en vano.
Seguro que te sentirás mejor si te responsabilizas de que jamás vuelva a ocurrir algo parecido. Aunque el pasado no se pueda borrar, puedes asegurarte que el futuro sea más limpio. Vive de acuerdo a tu conciencia y empieza una nueva página sin reproches, todos merecemos una segunda oportunidad.
¿Si te la dan los demás porque no vas a dártela tú mismo?
Aprende a construir un nuevo horizonte basado en emociones que te hagan sentir sensaciones positivas. No te obligues a vivir resentido, ni castigándote completamente. Quiere te a ti mismo y acepta que te equivocaste, pero que ya no lo volverás a hacer. Esfuérzate por ser mejor persona cada día ya que es la forma de no cometer errores y de vivir satisfecho, cada día cuando te acuestes, piénsalo bien, cómo has hecho las cosas.
Tienes que convencerte a ti mismo, el primero, que eres totalmente capaz de perdonar, de ser mejor persona y de empezar de nuevo. Aprende a aceptar tus emociones y escucharlas, si están ahí es por algo. Cuando las escuches podrán dejar de estar presentes y dejarán lugar a nuevas emociones que, de seguro que resultan mucho más reconfortantes, pero para ello es básico que le des salida a todo lo que te atormenta, que las reconozcas una a una y que te enfrentes a ellas...

Para hacerlo te recomendamos el libro. Trazos de mis Escritos y Lecturas.



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