Hombre-Mujer
Los vehículos del hombre no están polarizados como los
vehículos de la mujer. El cuerpo mental del hombre está polarizado
negativamente, el de la mujer positiva mente; el cuerpo astral del hombre está
polarizado positiva mente, el de la mujer negativamente; el cuerpo ictérico del
hombre, está polarizado negativamente, el de la mujer positiva mente; el cuerpo
físico del hombre está polarizado positiva mente, el de la mujer negativamente.
Esto conlleva que tanto el hombre como la mujer necesiten manifestarse en
campos diferentes y precisamente por ello, por polarización inversa, podrá
obtenerse una colaboración proporcional.
Jan Van Rijckemborg
Unos ejemplos: el cuerpo mental del hombre es negativo, así pues,
receptivo, capaz de “gestar ideas durante mucho tiempo”. Como el cuerpo mental
de la mujer es positivo, es decir radiante, es capaz de tener más destellos de
inspiración. El cuerpo astral del hombre es sumamente fogoso y dinámico; el de
la mujer es más receptivo, así pues, más abierto a las influencias. El cuerpo ictérico del hombre es receptivo, el de la mujer, por el contrario, es radiante y
creador, por eso el oficio de enfermera o todo lo que tiene que ver con cuidar
y dar energía funciona tan bien en el mundo femenino.
“La colaboración consciente entre los dos sexos puede
suceder en cualquier interacción, pero no cabe duda que el matrimonio, o la
vida en pareja, supone el mayor desafío o este nivel. Cuando la mujer y el
hombre llegan a la fase de los 21 años, a menudo a través de una crisis de
identidad, es necesario que superen el estereotipo del padre o de la madre para
poder ser ellos mismos. Quien no consigue hacer eso se lleva a otras etapas de
la vida, este problema no resuelto y, sentirá estos fantasmas interfiriendo en
su relación.
Cuando una relación es duradera generalmente abarca los tres
planos:
1-La relación sexual / biológica, expresión de la atracción
sexual y de la complementación física.
2-La relación afectiva, anímica, en el ámbito del intercambio
afectivo y la camaradería.
3-La relación espiritual, el amor de ser a ser, que ocurre
cuando hay verdadera comprensión de la esencia del otro, y la consiguiente
ayuda para lograr su desarrollo y crecimiento. Hay un desprendimiento de sí mismo
y un sumergirse en la esencia del otro, y luego el retorno a sí con el néctar y
el fruto allí recogido.
Según las etapas de la vida
de los dos los desafíos que deberán encarar son
Los matrimonios o parejas jóvenes entre
los 21 y los 28 años:
1-La proyección de una imagen ideal femenina o masculina en
el compañero, que tan solo es una mujer o un hombre de carne y hueso y que tal
vez no conseguirá estar a la altura de la imagen ideal.
2-El reflejo de nuestra propia imagen en aquella alma
gemela, el encuentro consigo mismo en el reflejo del otro.
3-La transferencia de la imagen condicionada del padre
(masculina) y de la madre (femenina) formada en la infancia, que también puede
ser de un ex novio, amante, ex mujer, etc.
En la etapa de los 28 a los 35 años que Rudolf Steiner llama la “época del alma de la
razón o del afecto”, muchas veces la mujer está dedicada al hogar y a los
hijos, mientras que el hombre está más ocupado en realizarse profesionalmente.
Por eso el diálogo y el encuentro exigen un mayor esfuerzo por ambas partes. Es
necesario querer…
Esta es la etapa en que las parejas se tornan verdaderos
compañeros de vida, compartiendo alegrías y tristezas, responsabilidades y
libertades. Permanecen juntos porque así lo desean, no por ser tan dependientes
que una separación los llevaría a sucumbir.
En la etapa siguiente, que va de los
35 a los 45 años, cuando la rutina amenaza la vida, el trabajo
o el matrimonio, se intensifica la búsqueda más profunda de las metas en la
pareja y la misión de cada individualidad. Aquí se exige coraje, coraje para
mirar dentro de uno mismo, en lugar de pensar que la culpa de la situación que
se vive es del otro. Esta época es cuando se mira críticamente al otro.
La siguiente etapa de los 42 a los 49 es un momento crítico y problemático. En
este periodo ocurren muchas separaciones. Todos los problemas que no resolvimos
en nuestra adolescencia reviven en esta etapa con toda su fuerza haciendo
tambalear todos los esquemas. Así como las separaciones en la década de los
cuarenta muchas veces son la única salida para un matrimonio difícil, alrededor
de los cincuenta raramente
son asimiladas.
El sesenta por ciento de las grandes obras creativas de la
humanidad fueron puestas al mundo después de los sesenta años de edad. Esta es una edad que puede
ser muy fácil percatarse, si resolvieron sus diferencias o si continúan
presentes. Parejas que sin conversar mucho permanecen unidos y tranquilos y
contemplan la puesta del sol no cabe duda que han hecho su trabajo. Aquellos
que sin embargo los ves y solo oyes reproches como: ¿Por qué te suenas la nariz
de esta manera? ¡Qué medias más horribles! y frases parecidas demuestran que
estas parejas no superaron sus sombras.
Etapas de la relación
conyugal
La primera ocurre alrededor de los tres años. Generalmente
esa es la época del “espejo”, el encontrarse a sí mismo en el otro acaba y las
diferencias mutuas se evidencian. Normalmente elegimos al compañero que nos
complementa. El otro tiene aquella virtud que nosotros no tenemos. Con el
tiempo será importante para el hombre conseguir expresar sus sentimientos. La
mujer deberá aprender a expresar sus deseos y no pensar que el hombre va a
adivinar lo que ella quiere que haga. La verdadera intimidad de una pareja no
se construye durmiendo juntos, sino por la libertad conquistada de poder hablar
francamente al otro sobre cualquier asunto.
La primera etapa del matrimonio está llena de altibajos. No
ofenderse y saber perdonar es un arte que se debe aprender, las
reconciliaciones forman parte de esos momentos.
La segunda etapa de la relación está marcada por que muchas
veces se pierde un poco aquel brillo inicial, de aquella pasión, pero una
amistad y una comprensión más profunda puede comenzar a surgir, creando la
verdadera camaradería. Las dificultades principales de esta etapa pueden ser
tanto la falta de dialogo como el poco tiempo de relación. El peligro de
distanciamiento es grande.
Otros momentos importantes son los 9 y los 12 años del
matrimonio de donde sin duda pueden salir reforzadas las relaciones.
Del libro Hombre Mujer de Gudrun Burkhard
La relación hombre mujer es tal vez uno de los mejores
medios que existen para realizarnos espiritualmente. Un camino por el que todos
podemos pasar y en el que hay mucho que aprender.
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