martes, 19 de abril de 2016

Repetimos los patrones de nuestras relaciones...

Repetimos los patrones de nuestras relaciones...



Consulté con mis amigos por internet acerca de sus preferencias para este nuevo Post, y entre las sugerencias surgieron varias proposiciones con el tema de las relaciones y las situaciones que se repiten una y otra vez.
Igualmente, este tema ha sido recurrente a través de E mails y durante las lecturas que realizo. Por lo tanto, sé que hay algo en mí que está relacionado a esta situación que aún no ha desaparecido del todo.
Todo se reduce a que las personas que entran en nuestras vidas nos sirven de espejos. Ellas aparecen porque en nuestra mente hemos creado un modelo que atrae a este tipo de personas o situaciones. Atraemos lo semejante porque vibramos en esa misma frecuencia. Ellas nos muestran nuestras creencias en la realidad, que creamos.
Estas personas ya sean parejas, familiares o amigos nos reflejarán siempre ambos aspectos, nuestro lado oscuro, subconsciente y desconocido y aquellas características que más apreciamos, valoramos y nos enorgullecemos.
Cuando nos muestran nuestro lado oscuro, generalmente lo negamos, nos resistimos, peleamos, discutimos o nos alejamos. Culpamos, juzgamos y manipulamos. Cuando reflejan nuestro lado aceptado, el que conocemos y aprobamos, entonces nos enamoramos, admiramos, aprobamos y la relación fluye hasta que comienzan a revelarnos la otra cara de la moneda.
Si la relación se distancia no significa que hayamos sanado esas partes no integradas, es probable que sigan apareciendo nuevas relaciones en nuestra vida que nos vuelvan a mostrar aquello que es inaceptable e ignorado junto con aquello que nos agrada.
Ambos lados coexisten en todos nosotros. Hacen parte de nuestro sistema de creencias por lo tanto lo atraemos una y otra vez por medio de nuestros pensamientos, emociones y sentimientos.
Toda persona que se nos acerque y con la cual mantengamos una relación, un aspecto nuestro nos estará reflejando ya sea el que nos agrada o nos desagrada, o probablemente ambos. Cuando transformamos nuestras creencias, las colocamos a la luz, y descubrimos su incoherencia ya no habrá nada que las refleje porque dejan de tener validez para nosotros.
Las relaciones nos permiten aprender quienes somos a través del otro.
Si permitimos a la relación ser lo que es más que lo que esperamos que ella sea, sin tratar de ejercer control alguno, esta relación nos permitirá conocer y descubrir más acerca de nosotros mismos y ese es el propósito de toda relación. Las relaciones permiten que cada quién experimente quién es, integrando todas sus partes, las aceptadas o las que negamos.
Hasta que nuestras creencias ocultas y defensas no vayan cambiando, seguiremos una y otra vez encontrando quienes nos las evidencien hasta que integremos y aceptemos como parte de nosotros todos nuestros aspectos.
Es probable que en nuestras relaciones llevemos inconscientemente a nuestros padres como modelo sin importar que ellos estén o no con vida, esa imagen de ellos la llevamos en nuestro interior; son experiencias reales o imaginarias, que quedaron grabadas y no tiene nada que ver con quienes realmente fueron sino como los percibimos a lo largo de nuestra relación con ellos.
Estas imágenes y situaciones quedaron registradas, grabadas, cristalizadas y luego olvidadas con todo aquello que nos hizo daño y las decisiones que en esa temprana edad tomamos para defendernos. Esto se nos estará mostrando una y otra vez hasta que la sanemos. Hasta que amemos ese dolor y lo dejemos ir. Hasta que soltemos el pasado y nos perdonemos por seguir sosteniéndolo y manteniéndonos fieles a aquello que no es real. Hasta que amemos esa parte de nosotros que aún se siente lastimada, desvalorizada y tal vez abandonada.
Todo lo que nos sucede son nuestras creencias manifestándose.
Para soltar nuestras memorias, al hacerlas conscientes agradecemos su presencia en nuestra vida y volvemos a escoger una nueva opción.
Hay creencias difíciles de cambiar, porque estas fueron creadas para protegernos, por eso las soltamos con amor y volvemos a elegir. Si no las concientizamos, solo agradecemos la oportunidad de mostrarse cada vez que un conflicto aparece.
Las relaciones se sanan, sanándolas en nosotros.
En la medida que tu relación contigo se vuelve más armoniosa y amorosa, vas aumentando la auto aceptación y sobre todo si sientes compasión, te transformas y te acercas cada vez más a quién realmente eres.
Al abandonar las creencias sobre ti, los juicios y exigencias hacia ti y tus relaciones, te descubrirás cambiado y atrayendo otras personas en la nueva frecuencia que te hayas colocado o tu relación conflictiva puede retomar un nuevo camino inesperado si la dejas ser tal como es.
Cualquier exigencia, critica, molestia hacia tu pareja se debe a las creencias que sostienes, pero la buena noticia es que nuestras creencias al analizarlas y conocerlas, preguntándonos si son ciertas o no; pueden cambiar, también puedes limpiarlas a medida que aparecen sin engancharte y repitiendo GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS que son palabras mágicas que las dices mentalmente cuando te encuentres juzgando, quejándote, o reaccionando.
El amor que crees que te faltó, tú mismo te lo has negado y lo estás buscando afuera. Solo puedes dar aquello que te permites tener para ti mismo.
Si te das tanto amor como el que esperas de afuera, dejarás de sentirte dependiente y soltarás los apegos y las necesidades aparentes.
Toda pena, sufrimiento es el producto de la resistencia que creamos contra nuestra verdadera naturaleza. Nada ni nadie te puede dañar a menos que así lo creas y lo permitas.
Comunicándote desde el corazón fluye la energía para que tus conexiones respondan también desde el corazón.





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