miércoles, 20 de abril de 2016

¿Y qué hay del amor?...

¿Y qué hay del amor?





El amor que damos a otros, aunque no nos demos cuenta es proporcional al amor que recibimos. Lo que le hacemos a otros nos lo estamos haciendo a nosotros mismos, yo soy la otra persona…
Cuando damos amor abiertamente, sin esperar nada a cambio, lo recibimos en abundancia. Ya sabemos que dar es igual a recibir. El otro es nuestro reflejo y dando nos estamos amando a nosotros mismos.
¿Cuánto amor te estás dando? O ¿Estas esperando recibirlo primero?
Únicamente cuando me amo es cuando puedo amar a otros, si no me amo entonces ese amor es condicional, está más relacionado con mi necesidad. Cuando estamos amándonos, estamos permitiendo que en nuestra realidad se manifieste cualquiera de las formas posibles del amor.
Lo que sale de mi invariablemente regresará a mí.
No necesitamos que nos den amor para poder darlo, no necesitamos escusas para sentir lo que realmente somos.
El amor es natural en todos nosotros y este fluye sin obstáculos como parte de nuestra esencia humana. En nuestra alma hay infinitas reservas de amor guardadas, pero las podemos tener bloqueadas, sin expresarlas, retenidas.
A veces bloqueamos el amor, nos negamos a recibir porque no lo permitimos, no nos sentimos merecedores de ser amados, de ser tomados en cuenta de ser admirados o no nos creemos valiosos.
AMAR no tiene nada que ver con el otro, no tiene que ver con nadie, solo tiene que ver con nosotros y tiene que ver únicamente con lo que sentimos. No necesitamos a alguien para sentir fluir el amor en nosotros y a través nuestro. Luego que estamos sintiendo amor, este se refleja en el mundo exterior manifestándose, pero primero tiene que ser un estado interno.
Aunque estemos bloqueados por nuestras creencias, traumas o miedos aun así podemos dar porque el amor es una fuente inagotable, no es una sustancia perecedera, es la sustancia elemental de la cual estamos hechos.
El cambio radica en nuestra actitud, no esperando que el afuera cambie sino creando el cambio interno, aunque el afuera permanezca igual.
Solo aceptando lo que somos, permitiendo y alineándonos con ello, en vez de fingir ser algo extraño e incoherente, fabricado absurdamente para protegernos; es entonces cuándo podremos disfrutar de todo cuanto somos.
Para desbloquearnos es más sencillo de lo que parece, no tenemos que cambiar nuestras creencias, ellas cambiarán cuando cambiamos nuestras acciones, simplemente tenemos que comenzar a dar… sin mirar a, quien, desde decirle lo importante que es una persona para uno, hasta darle un caluroso abrazo…y decirle TE AMO. Solo fluimos pasando a la acción.
Una vez que lo hacemos una y otra vez, nuestras creencias desaparecen, porque estamos soltando aquello que no somos. Dejamos de alimentar aquello que nos hace sufrir.
Somos amor, aunque lo tratemos de bloquear, eso es lo que somos, y se requiere mucho esfuerzo y sufrimiento el tratar de esconder nuestra verdadera naturaleza.
Lo que llamamos divinidad es la vibración que traducimos como amor incondicional, y cuando lo sentimos en nuestro interior, somos uno con Dios.
Cuando sentimos amor incondicional, nada nos puede dañar, el afuera es solo un espejo que nos muestra lo que llevamos dentro. No necesitamos a nadie para ser lo que somos y poderlo expresar.
Permite que tus relaciones sean lo que son y no lo que esperas que ellas sean; comienza a sentir el amor incondicional. Si necesitas que alguien te amé incondicionalmente, el amor que sientes por ti no es incondicional.
Cuando te des amor incondicional, recibirás amor incondicional del afuera, aunque ya eso no sea importante para ti.
Lo único que tienes que hacer es sentirte en el estado del amor, eso es todo. Estar en el estado de amor, permite, posibilita, potencia a la realidad de manifestar el amor en cualquiera de sus múltiples formas.
Recuerda:
La relación más importante que tienes en la vida es la relación contigo, cuando te atiendes amorosamente, el resto fluye por sí mismo. Y tú eres amor, no otra cosa. Si lo bloqueas, eres tu quien sufre.



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