La paradoja del escritor…
“Necesitamos desesperadamente que
nos cuenten historias. Tanto como el comer, porque nos ayudan a organizar la
realidad e iluminan el caos de nuestras vidas”.
Paul Auster, Escritor Estadounidense
Todo escritor es un creador, por
más pequeñas que sean sus obras estas constituyen en sí mismas, una parte del
escritor, no son el escritor en sí porque cada historia y cada personaje tiene
una personalidad y una realidad muy diferente de la que tiene el escritor. A
veces el escritor refleja su realidad a través de sus personajes y crea para
ellos un mundo nuevo, queriendo muchas veces pertenecer al mundo que ha creado.
Si “En el principio era el verbo”
donde el verbo es la palabra que describe la fuente de toda creación, entonces
es normal que un escritor, gran artífice de la palabra, sea un creador. En palabras
del erudito Herbert Marshall McLuhan “La mano que escribió una página,
construyó una ciudad”. La palabra es lo más poderoso que existe en el mundo y
cuando el escritor las plasma en el papel o en un dispositivo, está creando;
pero no lo hace únicamente cuando escribe, el proceso de creación aparece mucho
antes, con la idea y el deseo de escribir. Entonces el escritor es un creador,
pues somete mundos y personajes a su voluntad; creando y destruyendo con un
propósito: “El de contar una historia”.
La realidad siempre es relativa
por lo que nos podríamos preguntar ¿Qué tan reales son los personajes o los
mundos para el escritor? Cada personaje creado no está desligado del escritor,
ya que son una parte de él y permanecen en él durante toda la vida, pero cuando
dicho personaje es compartido con los lectores, se crean diferentes versiones
de un solo personaje, ya que cada uno (tanto escritor como lector) describirá e
identificará a dicho personaje o mundo desde su propia imaginación y sus
sentimientos.
Si “En el principio era el verbo”
donde el verbo es la palabra que describe la fuente de toda creación, entonces
es normal que un escritor, gran artífice de la palabra, sea un creador.
Definimos nuestra realidad sobre
la base de lo que percibimos con nuestros cinco sentidos por lo que podríamos
suponer que nuestros personajes o los mundos en nuestras historias no son
reales, de allí que se consideren a los novelistas o cuentistas como escritores
de ficción. Bien decía el escritor Arturo Pérez Reverte, autor de “Las aventuras
del capitán Alatriste”: “Escribo novelas para recrear la vida a mi manera”. Obviamente,
el escritor plasma en sus historias, una versión del mundo que conoce, pues
está limitado a cumplir las leyes físicas de su propio entorno, por lo cual,
extrapola esas propiedades a los mundos que ha creado y juega con ellas para
crear ese mundo que tanto ha imaginado.
La creación inicia con el escritor,
pero no es completada sino hasta que interviene el lector. Siendo escritor y
lector, dos partes de una sola cosa, como las caras de una misma moneda que, aun
siendo antagónicos se complementan en el proceso de creación. Tenemos entonces
la creación literaria como un proceso mental que es no más que una interpretación
del entorno; es decir, estamos modificando la realidad, usando algo que ya está
creado para adaptarlo a un nuevo entorno. Además, es curioso observar que la
creación del escritor a menudo es un proceso de destrucción.
Señal de advertencia ¡Cuidado!
Escritor trabajando
Los escenarios en las obras están
ligados y entrelazados a muchos escenarios reales que se mantienen en la
memoria del escritor o que de alguna forma se crearon por la interacción de
este con algún tipo de información externa. En aquella historia ficticia, todo
se relaciona con normalidad siempre y cuando el escritor lo desee, pero al
traer esa trama a la realidad puede no ser tan normal como en un principio se
cree. Jugar con lo normal es un ingrediente fundamental en el proceso de
escritura, sobre todo en el caso de los escritores noveles que esperan que sus
personajes sean aceptados por los lectores y que estos se identifiquen con
ellos de alguna forma. Además, esto hace que la historia sea creíble aun cuando
parezca imposible. Pero cuando estudiamos con detenimiento la relación existente
en la trama, sabemos que hay pequeños hoyos que en la realidad significa un
cambio drástico en los acontecimientos.
Al escribir proyectas un mundo a
tu medida.
Jesús Fernández Santos (1926-1988) Escritor y novelista español.
El escritor destruye mientras
intenta crear. Los personajes en sus historias pueden morir repentinamente o
nacer de la nada tan solo para cumplir un propósito literario. Un escritor
puede haber creado decenas de borradores antes de terminar una obra y en ese
proceso, mundos y personajes han sido creados y destruidos, pero aun cuando se
destruye se sigue construyendo y viceversa, además nunca se pierde contacto con
la realidad, ya que en realidad no se crea algo puro, sino que está inundado
con las percepciones que los escritores tienen sobre su entorno y las modifica
en sus obras, dando la idea de algo nuevo.
Por lo tanto, son muchos los diferentes tipos de escritores: Los
Literarios, Los Novelistas, Los de Ciencias y Ficción, Los Detectivescos y los
que Escriben sobre las Realidades de la Vida.