viernes, 27 de octubre de 2017

Seamos auténticos, y digamos lo que pensamos…

Seamos auténticos, y digamos lo que pensamos…



¿Alguna vez has escuchado esta frase?

Soy auténtico. Yo voy de frente. Yo digo lo que pienso.

Una persona que dice esto, está convencida, que lo que ella dice es la verdad. Se cree poseedor de la clave del comportamiento humano, levanta su voz para enjuiciar aquello que el/ella considera mal, injusto, deshonesto, ilegal, falso, u otras causas, únicamente justificadas con el antecedente de su propia opinión.

¿Alguien le ha dicho a esa persona que decir lo que uno piensa es ser auténtico?
¿En qué momento de su vida le enseñaron que ir de frente es decir lo que piensa?

Pero... yo me pregunto... ¿Habrá pensado lo que dice?

Les dejo esta frase:

No me gustan las personas que dicen lo que piensan. Prefiero a las personas que piensan lo que dicen.
Si viene una amiga tuya, que se ha cortado el pelo, llega sonriente, alegre, y te pregunta:
¿Te gusta? Me he cortado el pelo.


Y tú le respondes: ¿Qué te has hecho? ¡Estás horrible!

Y al ver la cara de sorpresa, desolación, desconsuelo de tu amiga le sueltas en toda la cara:

Soy demasiado honesta, no debería ser así de sincera.
Vamos a ver "amiga"... ¡Que a ti no te guste el corte de pelo (o el auto, o el vestido, o el hijo, o el novio, o el... o el...) no quiere decir que sea la realidad!
Sobre gustos, hay mucho, demasiado escrito! Pero esas personas que se creen que al dar su opinión y luego rematarla con un: "Soy auténtico", ni siquiera se han puesto a pensar que su opinión es solo eso, una opinión. Igual que a otra persona puede gustarle mucho, a otra gustarle un poco, a otra simplemente gustarle.

Decir lo que uno piensa, no es ser sincero, ni honesto, ni auténtico. ¡Muchas veces es ser…! (lo siento)

Les dejo un cuento...

Verdad, Bondad, Necesidad.
Un joven discípulo de un filósofo sabio llega a casa de este y le dice: "Escucha maestro, un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia..."
¡Espera! le interrumpe el filósofo. ¿Ya hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?

¿Las tres rejas?
Si. La primera es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto?
No. Lo oí comentar a unos vecinos.
Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad.
Eso que deseas decirme, ¿Es bueno para alguien?
No. En realidad no. Al contrario...
!Ah vaya! La última reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?
A decir verdad, no.
Entonces, dijo el sabio sonriendo, si no es verdadero, ni bueno, ni necesario, sepultémoslo en el olvido.

Anónimo.
¿Cuántas veces has comentado a alguien la opinión de otra persona, pero que tú supiste de boca de otra?
¿Era verdad lo que decías o era una opinión?

¿Hacía bien a alguien, eso que ibas a contar?
¿Era necesario que esa persona conociera eso?

Recuerda, si te topas con personas que va por la vida de Honestas, de Sinceras, de Justas... muchas veces no tendrán, ni idea que su opinión, además de hacer daño a los demás... ¡es solo su opinión!
Piensa en esto...
Te compras unas botas verdes.
Si te las has comprado, se supone que te gustan. ¡Viene alguien a quien aprecias, y te dice que son de un verde horrendo! Y tú ya no te las pones más...
A él puede no gustarle el color verde, en cambio puede ser tu favorito.
¿Quién dice la verdad?
¿Es justo que tú dejes de hacer, usar, comprar, vestir, algo porque "en opinión de otro" es feo?

No dejes que las opiniones de los demás dominen tu vida. Y si estás del otro lado... procura analizar tus palabras, tus opiniones antes de expresarlas. ¡Pásalas por las tres rejas!

Un amigo mío me preguntaba recientemente:

¿Es que tengo que pensar que palabras voy a usar para hablar?
A lo que yo le respondí.

Si. ¡Deberías! ¡A veces duele más una palabra fuera de lugar que una puñalada!








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