No tienes por qué, aceptar una situación de vida, desagradable…
No tienes por qué aceptar una
situación de vida desagradable o indeseable. Tampoco tienes que engañarte y
decirte que no tiene nada de malo. No. Reconoces plenamente que quieres salir
de ella, y entonces limitas tu atención al momento presente sin ponerle ninguna
etiqueta mental.
Eso significa que no hay juicio sobre el ahora. Por tanto, no hay resistencia,
ni negatividad emocional. Aceptas el momento tal como es.
Después te pones en acción y haces todo lo posible por salir de la situación.
Eso es lo que denomino acción positiva. Es mucho más eficaz que la acción
negativa, surgida de la ira, de la desesperación o de la frustración. Hasta
alcanzar el resultado deseado, continúas practicando la rendición negándote a
etiquetar, el ahora.
Permíteme una analogía visual para ilustrar el punto que estoy tratando de
exponer. Vas caminando de noche por un sendero y estás rodeado por una densa
niebla. Pero tienes una linterna muy potente que la atraviesa y crea un espacio
estrecho y claro frente a ti. La niebla es tu situación de vida, que incluye el
pasado y el futuro; la linterna es tu presencia consciente; el espacio claro que
es, el ahora.
La no-rendición endurece tu forma psicológica, el caparazón del ego, creando
así una fuerte sensación de separación. El mundo que te rodea, y en particular
las personas, pueden parecerte amenazantes. Se te surge una necesidad
compulsiva inconsciente de destruir a los demás mediante juicios, y también, la
de competir y dominar. Hasta la naturaleza se convierte en tu enemigo, porque
tus percepciones e interpretaciones están gobernadas por el miedo. La
enfermedad mental que llamamos paranoia sólo es una forma un poco más aguda de
este estado de conciencia, normal pero disfuncional.
No sólo tu forma psicológica, sino también tu forma física, tu cuerpo, se
endurece y se pone rígido a causa de la resistencia. Surgen tensiones en
distintas partes del cuerpo y éste en su totalidad se contrae. El libre flujo
de energías corporales, que es esencial para la salud, quedan muy restringidos.
El trabajo corporal y ciertos tipos de terapia física pueden ayudar a recuperar
el flujo, pero, a menos que practiques la rendición en la vida cotidiana, esas
terapias, se limitan a aliviar los síntomas de forma pasajera, porque la causa
de la tensión, el patrón de resistencia, no se ha disuelto.
Hay algo dentro de ti que no es afectado por las circunstancias pasajeras que
conforman tu situación de vida, y sólo la rendición te permite acceder a ello.
Es tu vida, tu Ser mismo, que existe eternamente en el reino intemporal del
presente.
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