Cambia, todo cambia, menos el cambio.
Dicen en oriente que todo cambia, menos el cambio. Vivimos en un mundo en constante transformación en el que, a menudo, mantenerse fiel al fondo de que cambiar las formas. Ese es el auténtico ornamento y la esencia de la aculturación.
Hay una canción de Mercedes Sosa, que trata sobre el cambio y la permanencia, que me cautivó desde la primera vez que la escuché y me recuerda la necesidad de cambiar para permanecer fiel... Dice así:
Cambia lo superficial
cambia también lo profundo
cambia el modo de pensar
cambia todo en este mundo
Cambia el clima con los años
cambia el pastor su rebaño
y así como todo cambia
que yo cambie no es extraño
Cambia el más fino brillante
de mano en mano su brillo
cambia el nido el pajarillo
cambia el sentir un amante
Cambia el rumbo el caminante
aunque esto le cause daño
y así como todo cambia
que yo cambie no es extraño
Cambia, todo cambia
cambia, todo cambia
cambia, todo cambia
cambia, todo cambia
Cambia el sol en su carrera
cuando la noche subsiste
cambia la planta y se viste
de verde en la primavera
Cambia el pelaje de la tierra
cambia el cabello el anciano
y así como todo cambia
que yo cambie no es extraño
Pero no cambia mi amor
por mas lejos que me encuentre
ni el recuerdo ni el dolor
de mi pueblo y de mi gente
Lo que cambió ayer
tendrá que cambiar mañana
así como cambió yo
en esta tierra lejana
Cambia, todo cambia
cambia, todo cambia
cambia, todo cambia
cambia, todo cambia
Pero no cambia mi amor.
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