sábado, 20 de diciembre de 2014

Cambia, todo cambia, menos el cambio.

    Dicen en oriente que todo cambia, menos el cambio. Vivimos en un mundo en constante transformación en el que, a menudo, mantenerse fiel al fondo de que cambiar las formas. Ese es el auténtico ornamento y la esencia de la aculturación.

    Hay una canción de Mercedes Sosa, que trata sobre el cambio y la permanencia, que me cautivó desde la primera vez que la escuché y me recuerda la necesidad de cambiar para permanecer fiel... Dice así:


Cambia lo superficial

cambia también lo profundo

cambia el modo de pensar

cambia todo en este mundo


Cambia el clima con los años

cambia el pastor su rebaño

y así como todo cambia

que yo cambie no es extraño


Cambia el más fino brillante

de mano en mano su brillo

cambia el nido el pajarillo

cambia el sentir un amante


Cambia el rumbo el caminante

aunque esto le cause daño

y así como todo cambia

que yo cambie no es extraño


Cambia, todo cambia

cambia, todo cambia

cambia, todo cambia

cambia, todo cambia


Cambia el sol en su carrera

cuando la noche subsiste

cambia la planta y se viste

de verde en la primavera


Cambia el pelaje de la tierra

cambia el cabello el anciano

y así como todo cambia

que yo cambie no es extraño


Pero no cambia mi amor

por mas lejos que me encuentre

ni el recuerdo ni el dolor

de mi pueblo y de mi gente


Lo que cambió ayer

tendrá que cambiar mañana

así como cambió yo

en esta tierra lejana


Cambia, todo cambia

cambia, todo cambia

cambia, todo cambia

cambia, todo cambia


Pero no cambia mi amor.

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