¿Cómo afrontar una ruptura de pareja?
¡En cualquier pareja es inevitable el conflicto! Éste surge a partir de las incompatibilidades e inconsistencias entre el mundo interno de los miembros de la pareja, cuando no coinciden las ideas creadas acerca del otro y de la relación.
Sin embargo, no siempre el conflicto lleva a la separación. Éste puede darse en un nivel adaptado y ser gestionado de forma adecuada. Pero puede producirse una crisis cuando uno o ambos miembros de la pareja dejan de estar conformes con la relación, al no cumplir sus expectativas, lo que puede conducirles a romper el vínculo.
La ruptura.
Cuando las parejas no comparten su proyecto de vida, es probable que una vez pasado el enamoramiento inicial, tengan dificultades para continuar. Vivir una ruptura puede ser una de las experiencias más dolorosas de afrontar. Se pierde algo que se ha tenido y valorado, pero que ya nunca va a ser igual.
Una vez que se termina la relación, es necesario re definir aspectos fundamentales de la individualidad, ya que cada uno pierde el otro como apoyo y referente. Se vive el desconcierto y la incertidumbre de cómo definirse a sí mismos, ya que la vida continúa, pero a partir de ahora, sin el otro. Es realmente angustioso perder ese proyecto de futuro como pareja del otro, lo que puede mantener viva la esperanza de volver.
¿Y ahora que?
Luego de la ruptura, lo esperado es que ambos puedan hacer un trabajo de duelo que les permita aceptar la realidad, recuperar la esperanza y reorganizar su vida personal y/o familiar. El duelo es ese proceso psicológico, que nos permite adaptarnos a las pérdidas. En ocasiones puede iniciarse antes de la separación física, si alguno comienza a construir un espacio separado, deja de contar con el apoyo del otro y pierde su idealización.
Inicialmente ante la ruptura, ahí dificultad para asumir lo que se ha perdido, es un momento lleno de incertidumbres y culpa. Posteriormente surgen fuertes sentimientos que favorecen el insomnio y hacen difícil continuar con la rutina, viendo la vida insoportable. ¡Pero finalmente!, Cada uno en su tiempo y a su manera, logra adaptarse a la situación, reconstruyendo la experiencia y sigue hacia adelante consiguiendo la superación.
Para la mayoría, el duelo es un proceso complejo, pero para algunos, resulta extremadamente difícil. Algunas personas no logran adaptarse a la nueva situación y quedan atrapados en el dolor y la rabia, con esfuerzos desesperados de eliminar al otro de su vida, impidiéndoles avanzar. Si el duelo se congela, la separación se vuelve destructiva, se estanca y se prolonga.
Algunas ideas...
¡Asumir cuanto antes la ruptura!. De esta forma, antes generarán herramientas para continuar con sus vidas, distanciarse emocionalmente y crear nuevas rutinas.
¡Cerrar ese capítulo!. Es necesario re establecer las expectativas puestas en la relación anterior, darle un sentido a lo vivido y reajustar lo que esperamos.
¡No engancharse al pasado!. Buscar obsesiva mente "posibles razones encubiertas" del otro para finalizar la relación, o aferrarse a lo que alguna vez fue, puede prolongar y dificultar el proceso.
¡No comenzar una nueva relación sin superar el duelo!. Esto lo hará más complejo, al llevar a la nueva pareja todo lo no resuelto de la relación pasada.
¡Busca una separación constructiva!. Como gestionar la ruptura, determinará el impacto sobre los involucrados, especialmente si hay hijos. Es importante asumir su responsabilidad y su papel en esta nueva etapa, manifestar y expresar el dolor, establecer límites claros, e impedir sobre involucrar a terceros.
¡Dejar de ser pareja, no padres!. Si hay hijos, con la ruptura se pierde la pareja, pero ambos siguen siendo padres y deben respetar estas funciones, tanto en el caso propio, como del otro. Asimismo, no involucrar a los viejos en el conflicto de la pareja, ya que les genera daños profundos y permanentes.
¡Evita la separación destructiva!. Es importante dejar a un lado el deseo de ganar y buscar culpables.
¡Vivir cada etapa!. No queramos estar bien de la noche a la mañana, es necesario experimentar el dolor para superarlo. Es importante vivir cada fase del duelo, expresar las emociones sentidas y dejar que sigan su curso, no forzar el "no pasa nada" o "no me importa" cuando aún la herida está abierta.
¡No quedarnos en el dolor!. Aunque es importante dar cabida al dolor, no podemos quedarnos en el. Una vez llegado el momento, debemos recuperar y reinventar nuevas rutinas.
¡Sacarle partido a la situación!. Puede ser una oportunidad para retomar o comenzar actividades gratificantes que eran difíciles de realizar con la ex pareja.
¡Dedicarse a sí mismo!. Es un buen momento de cuidarse y consentirse, aquello que nos guste. Es necesario cuidar la autoestima.
¡No caer en la tentación de volver!. La situación de ruptura es dolorosa y puede llevarnos a retomar desesperada mente la relación, aunque no sea la opción más favorable. Al ser un momento de vulnerabilidad, es mejor esperar para tomar decisiones permanentes hasta que haya mayor estabilidad.
¡Busca apoyo!. Puede ser conveniente y necesario, buscar apoyo profesional a través de la terapia o meditación familiar. Asumimos, acércate a tus seres queridos que te ayuden a sentirte mejor.
¡Aprender de la soledad!. Aunque el miedo y la soledad es muy frecuente y compartido, es una experiencia que trae mucho aprendizaje y crecimiento personal de la que seguramente, ¡Saldremos fortalecidos!.
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