"De todo lo que tu espera y mucho más de lo que te
imaginas"...
"¿Si no te amas tú, a quién amarás?"...
En una relación de pareja, uno más uno casi nunca suma dos.
Desafiando todas las leyes matemáticas, el romanticismo
clásico dictamina que la suma de dos corazones da como resultado uno solo. Como
consecuencia, solemos crecer bajo la tiranía de la denominada "la teoría
de la media naranja". Lamentablemente, la eterna búsqueda de nuestra otra
mitad suele dejarnos exhaustos. De ahí que gran parte de las relaciones de
pareja estén minadas por la dependencia emocional, fuente de sufrimiento e
infelicidad.
Pero lo cierto es que "no podemos amar verdaderamente a
nadie si primero no nos amamos a nosotros mismos". Así lo afirma el
psicólogo clínico y catedrático, Walter Riso, autor de los best-sellers
"Amar o Depender" o "Los límites del amor".
Cuando se habla sobre el apego en las relaciones de pareja.
¿A qué se refieren?
El apego es la capacidad de renunciar a un vínculo afectivo
o amoroso cuando es necesario. Se trata de una adicción, una dependencia muy
común en las relaciones de pareja. Es lo que nos pide dejar ir a esa persona a
pesar de que se haya roto la reciprocidad del amor, lo que nos lleva a
enfrentarnos a ella incluso cuando limita nuestro desarrollo personal o viola
nuestros principios y valores más profundos.
Las personas que sufren de apego dedican tanto tiempo al
otro que terminan por olvidarse de sí mismos. El resultado es una relación
tóxica, fuente de sufrimiento e inseguridad, que, en vez de construir, destruye.
Así, usted propone relacionarse desde el desapego.
El desapego significa hacerse responsable de uno mismo. Pasa
por ser conscientes de que podemos vivir sin la otra persona, siendo el caso.
La mayoría de las relaciones se sustentan en la dependencia, es decir, "tú
cuidas de mí y yo te culpo a ti por los resultados". En estos casos,
nuestra pareja se convierte en nuestro particular guarda espaldas afectivo,
alguien que nos protege y suple nuestras carencias.
Otras muchas parejas viven centradas en su propia
independencia, es decir, bajo la premisa de "yo puedo hacerlo, yo soy
responsable", pero cada uno por su lado. Sin embargo, hay muy pocas
parejas que alcance el estado de madurez, que proporciona la interdependencia,
de donde nace el desapego. Eso supone construir un verdadero equipo y amar sin
aferrarse a la idea de que nuestra felicidad depende de la otra persona.
¿De qué manera podemos promover nuestra independencia
afectiva?
Poniendo en práctica el principio de la exploración. Resulta
fundamental que como individuos nos permitamos tener espacios de intimidad y
nos atrevamos a probar actividades nuevas que resulten estimulantes. La
individualidad nos brinda incertidumbres, curiosidades y aprendizajes
infinitos. Cuando exploramos, disminuye la resistencia al cambio y aumenta la
alegría de compartir.
Tenemos que comprender que "somos" más allá de
nuestra pareja. De ahí la importancia de respetarnos a nosotros mismos.
Construir una autoestima sólida es el primer paso para poder mantener una
relación de pareja sana y sostenible.
Y es que, ¿Si no nos aceptamos, respetamos y amamos a nosotros
mismos, quien lo hará?
¿Cuáles son los límites del amor?
El amor es una droga social mente aceptada, cuyos límites
aparecen cuando olvidamos nuestros propios derechos humanos. No podemos querer
a costa de nosotros mismos. No se trata de sacrificarse por el otro, si no de
practicar la solidaridad hacia el otro. La idea de que la pareja es sinónimo de
"fusión" entre dos personas no es algo sano, es perverso. Es una
falacia que nos han vendido. Cuando nos "fusionamos", uno desaparece
en el otro. En este proceso no crecemos, menguamos. La suma de dos corazones no
dar como resultado un solo corazón, sino dos, que, llegando el caso, pueden
llegar a latir al unísono.
¿Cuáles son los pilares de una relación de pareja
conscientes?
Después de muchos años investigando sobre el amor, los
resultados son, qué hay tres pilares básicos para construir una relación de
pareja conscientes.
En primer lugar, está el "Eros", el erotismo que
va más allá de la sexualidad. Es el juego, la fantasía compartida...
El segundo pilar es la "Filia", la amistad. Se
basa en compartir sueños y habilitarlos. Es el motor que nos llena de energía y
agradecimiento porque el otro existe...
El tercer pilar es el "Ágape", el amor como
entrega consciente. Es lo que nos permite priorizar al otro cuando lo necesita,
la capacidad de pensar más en el otro que en nosotros mismos. Eso sí, sin
perder de vista que en última instancia somos responsables de nuestras
necesidades, actitudes y conductas....
¿Qué es lo mejor que podemos hacer por nuestra pareja?...
En primer lugar, conocernos a nosotros mismos para poder
abandonar el victimismo, la dependencia y la actividad emocional.
Y, en segundo lugar, apostar por comunicarnos de forma
profunda y honesta. También es clave poner en práctica la empatía y saber
escuchar, comprendiendo las necesidades del otro...
Y preguntarnos de vez en cuando:
"Si yo estuviera en el lugar del otro, ¿qué me pediría
a mí mismo?
La maestría en el amor no se logra acumulando información,
sino desaprendiendo los patrones con los que la educación y la sociedad nos han
condicionado.
Si aspiramos a amar con sabiduría, tenemos que ser capaces
de responder con nuestra actitud y nuestra conducta a la pregunta:
¿Qué haría el amor frente a esta situación?
Hoy podemos dejar de decir "te amo" y comenzar a
practicar el "te estoy amando mucho más".
Preguntas para reflexionar:
¿Por qué estás con tu actual pareja?
¿Cuándo ha sido la última vez que le has demostrado tu amor
sin palabras?
Si estuvieras en el lugar de tu pareja.
¿Qué te pedirías a ti mismo?
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