martes, 22 de noviembre de 2016

Un lugar diferente… y La Soledad...

Un lugar diferente… y La Soledad...



Escrito prestado por un amigo; de Barcelona (España).
A muchas personas les aterra el pensamiento de llegar a estar solos.
Hoy ese era mi plan, no planeado por mí, sino por cosas de la vida. Mi plan era estar solo.
A decir verdad, nunca he sido una persona de muchos amigos o de ambientes saturados de personas. Desde niño recuerdo un auto aislamiento voluntario, de adolescente mi deseo de ser prácticamente un ermitaño fue evitado por los estudios que, a duras penas me consiguieron un amigo o dos.
En la actualidad pediría ser una ostra si alguien me dijera que es posible. Algunos piensan que es una actitud radical o enfermiza, pero a mí me parece algo normal para una persona que siempre ha tendido al aislamiento.
En fin…mi día solo. Otro día solo. Por la mañana pensé que podía hacer para emplear el tiempo en algo que no fuera ver la tv o dormitar leyendo un libro. ¡Entonces llegó la inspiración! Puse un par de trapos en una bolsa, unos trapos encima, zapatos para correr, llené el tanque del carro y le dije adiós a mi ratonera.
Audífonos, lista de mis canciones favoritas y arranqué. El día se mostró benevolente, nublado y con brisa fresca. Ventanillas abiertas y una pésima interpretación de los temas del play list me llevaron a conducir por tres horas hasta llegar a uno de los miles de paraísos de mi país. Una playa gris enorme, nubes suavizando el calor del sol, niños jugando desnudos en la arena, idiomas diferentes a cada paso y el mar azul con olas fuertes que lo arrastraba todo.
Tres horas, nada más, y estaba en otro mundo. Solo, sí; pero conmigo.
Escuché o leí por ahí que aprender a estar y disfrutar la compañía de uno mismo es el principio de la felicidad. Es algo que, en mi caso y el de varias personas que conozco, ha llegado a ser una realidad.
Corriendo por la playa, con la brisa golpeando, la música y el rumor de las olas me sentí más libre y acompañado, que en una habitación con 200 personas escuchando una conferencia o una fiesta de ex compañeros de colegio.
Después de un rato encontré a otra persona que piensa lo mismo. Una amiga de la infancia con un increíble sentido de la felicidad y realización y la lucha y el agradecimiento. Hablando con ella de mi punto de vista, sólo se hizo más fuerte.
Estar solo no es soledad. Estar solo es estar con uno mismo, con el único ser que nos entiende y que puede decidir, si somos o no felices.
Estar solo y apreciar la soledad en compañía de nuestros propios pensamientos y recuerdos y locuras, es de verdad el primer paso para estar bien. No podemos estar en armonía con los demás, sin antes estar en armonía con nuestra propia mente y espíritu.

Ahora estoy solo, escribiendo sobre mí, conmigo, y me siento feliz.




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