martes, 19 de enero de 2016

Escritura Emocional...

Escritura Emocional




    Sigo comprobando, bajo mi propio criterio y según la opinión de quienes leen este blog, que mis mejores creaciones de los escritos, si puedo darme el lujo de considerarlas como tales, nacen en los días en que mi ánimo está bajo, en que mi buen humor es escaso o nulo. 

    Parecería haber una relación directa, inversamente proporcional, entre la calidad de mis escritos y mi estado de ánimo.

    Cuanto más triste estoy, en definitiva, mejor escribo.

    No sé si esto es una regla estricta y arbitraria, o si hay excepciones. 

    O será que a lo mejor es pura casualidad y mi razonamiento es una falacia.

    O tal vez sea que mis lectores admiran más algo escrito bajo la influencia de la tristeza porque activa su empatía mejor que una simple observación de escaso contenido emocional. 

    Después de todo, lo que hace placentera una buena lectura no está tanto en el contenido concreto como en su fuerza emocional, su capacidad de tocar las fibras sensibles del lector para que se sienta identificado, su potencial de generar sentimientos.

    Y aunque tengamos diferentes pasiones, distintos gustos, pensamientos variados, si hay un sentimiento que todos compartimos, porque indudablemente alguna vez en la vida todos sentimos, es la tristeza.




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