Escritura Emocional...
Escritura Emocional
Sigo comprobando, bajo mi propio criterio y
según la opinión de quienes leen este blog, que mis mejores creaciones de los
escritos, si puedo darme el lujo de considerarlas como tales, nacen en los días
en que mi ánimo está bajo, en que mi buen humor es escaso o nulo.
Parecería
haber una relación directa, inversamente proporcional, entre la calidad de mis
escritos y mi estado de ánimo.
Cuanto más triste estoy, en definitiva,
mejor escribo.
No sé si esto es una regla estricta y
arbitraria, o si hay excepciones.
O será que a lo mejor es pura casualidad y mi
razonamiento es una falacia.
O tal vez sea que mis lectores admiran más
algo escrito bajo la influencia de la tristeza porque activa su empatía mejor
que una simple observación de escaso contenido emocional.
Después de todo, lo
que hace placentera una buena lectura no está tanto en el contenido concreto
como en su fuerza emocional, su capacidad de tocar las fibras sensibles del
lector para que se sienta identificado, su potencial de generar sentimientos.
Y aunque tengamos diferentes pasiones,
distintos gustos, pensamientos variados, si hay un sentimiento que todos
compartimos, porque indudablemente alguna vez en la vida todos sentimos, es la
tristeza.
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