martes, 5 de enero de 2016

Comienza un nuevo Año...

Comienza un nuevo año...




Sin darnos cuenta, un nuevo año ha llegado a nuestras vidas. Sigilosamente, día a día, semana a semana, mes a mes hemos cambiado el dígito de nuestro calendario. Y, a la vez, nada ha cambiado. Sin lugar a dudas, el ser humano necesita coordenadas de tiempo y espacio para medir el tiempo que vive...
    Pero muchas veces olvidamos que lo importante en nuestra vida permanece, mientras lo efímero y meramente circunstancial desaparece.
¿Cuántas veces nos preocupa, y hasta nos envilece, lo pasajero y lo trivial que hay en nuestras vidas, cada día?
¿Cuantos asuntos consideramos importantes y basta que pase el tiempo para olvidarnos de ellos?
¿Por qué insistimos en poner fechas concretas para poder recordar acontecimientos irrelevantes, que sólo persisten en nuestra memoria sesgada? 
Demasiadas veces olvidamos lo esencial de nuestra existencia, distraídos como estamos ante lo efímero y pasajero. Y en lo esencial radica el sentido de nuestra vida y lo relevante que en ella ocurre. Sin fecha, sin escenario, sin luces, ni himnos altisonantes...  
Como en la naturaleza, todo tiene su propio sentido y su momento adecuado. Las amarillas y pardas hojas caen en otoño para dar paso a cada nuevo tallo tierno y verde, en primavera. En la vida todo pasa y todo cambia a cada instante... Silenciosa y celosamente. Hemos perdido el compás del latido de nuestro corazón, sustituyéndolo por el ritmo frenético de las manecillas del reloj o del paso de las hojas del calendario...
 Pero en nuestro fuero interno el tiempo no condiciona, ni acorta, ni alarga la oportunidad de lo que vivimos. Al fin y al cabo, el tiempo del reloj o del calendario son simples creaciones nuestras, por tanto, limitadas, nosotros los vanidosos seres humanos que habitamos en un mundo que hemos creado, donde el tiempo es oro y, en cambio, lo desperdiciamos como si fuera ilimitado... o viviéramos para siempre.
    Un nuevo año es una señal que nos recuerda que las cosas en nuestra vida empiezan y acaban, muy a pesar nuestro. Un nuevo año es un espacio de tiempo que debemos conquistar día a día, para hacerlo nuestro y, a la vez, lleno de momentos mágicos y eternos.

    Cada vez que seas tú mismo y sientas lo que sientes, a pesar de las circunstancias y de las posibles dificultades que encuentres en el camino, habrás conquistado el momento que vives. Y momento a momento, se crea una vida llena de instantes singulares e irrepetibles. Cada uno de esos instantes, es un milagro que convierte en mágica tu vida...

    Y este nuevo año no es más que el marco humano, que encuentra lo que sientes y vives desde tu interior. Recibe, lo que te traiga con los brazos bien abiertos y no lo temas, pues no es nada más que un recién nacido, en el que todo está por hacer... Y que sólo crecerán viviendo en la hora, cada momento desde tu corazón y sin miedo.


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