martes, 12 de enero de 2016

Y tú... ¿Cómo te ves?

Y tú… ¿Cómo te ves?
 Hay una imagen que una vez encontré por Internet, consta de un peón, un espejo y una pieza que simboliza a un rey de ajedrez, los tres perfectamente alineados en un fondo de ladrillo frente a una opaca pared son los que hoy me hacen escribir estas pequeñas líneas de este sencillo escrito.Y es que desde ese día en que ya no recuerdo cuando, ese icono se ha convertido en un símbolo característico en mi vida, una foto de pantalla que he transformado en un estilo, en mi manera de pensar.Jugué ajedrez repetidas veces en mi juventud (Lo escribo como si tuviera 60 años), lo estudié profundamente por unos largos 2 meses y mantuve partidas que duraron hasta 4 horas, en contraparte también me ganaron con el mate al pastor y me humillaron en menos de 9 movimientos.Pero de ese sencillo y estratégico juego solo quiero mencionar esas 2 figuras que jerárquicamente representan sus polos opuestos, por un lado, la pieza devaluada, la que colocas al frente de la batalla siempre en primera fila, esa que avanza en línea recta y que ataca en diagonales, la insignificante pieza que sacrificas prácticamente sin remordimiento al defender o atacar.Y por el otro lado, en el reflejo del circular espejo con más característica de monóculo se encuentra su majestad, el que defiendes a capa y espada, que enrocas con la torre para armar ese búnker que te mantendrá con vida en la lucha, esa pequeña pieza que representa el final de todo el juego el “jaque mate” … el poderoso Rey.Ahora ¿Tiene más sentido el cuadro?Sinceramente confesaré que ese grupo de pixeles perfectamente ordenados son los que me han dado la ilusión en los días difíciles, en esos que solo resta suspirar de decepción, esa imagen es quien me anima a dar un poco más de mí, la que alienta a perseguir mis sueños y me inspira a seguir luchando contra todos los obstáculos que se presentan en el camino.¿Cuántas veces nos sentimos como ese peón y no hacemos más que quejarnos de los insignificantes golpes de la vida?
¿Cuántas veces nos levantamos solo con la ilusión de que pase el día, para llegar nuevamente a la noche?
Y no estoy aquí para dar consejos de superación personal, porque creo bien, que se especifica que la superación es personal, estoy aquí para animar a soñar, y no como los ilusos, sino soñar como los grandes, los que corren el riesgo de perseguir lo que desean, como aquellos que dejaron de vivir de las opiniones ajenas y se centraron en su propio concepto de felicidad, porque los soñadores, a diferencia de los ilusos, son los que toman acciones, para hacer de sus metas una realidad.¿Por qué no mirarnos en el espejo y observarnos como ese rey (o reina)? ese que ha logrado el éxito en todas las pequeñas metas que se ha propuesto, porque el éxito está en todos los segundos de nuestra existencia, en las pequeñas cosas de la vida, en un abrazo y una sonrisa, desde abrir nuestros ojos hasta poder llegar a cerrarlos nuevamente.
Yo invito, siempre a soñar como ese peón imaginándose rey.“Algún día, tu vida pasará frente a tus ojos, asegúrate de que valga la pena mirar.”



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