sábado, 26 de marzo de 2016

La pérdida de una relación de amor...

La pérdida de una relación de amor...




Hoy reflexionaremos de la pérdida de una relación de amor, pero no desde la muerte física, sino por la separación como consecuencia de un abandono, un acto de infidelidad o causas que transforman la relación o el vínculo en un espacio donde ninguno de sus integrantes crece.
Muchas personas, quizás por diferentes motivos, se quedan dentro de una relación cuando saben que esa unión ya no va más. Y ese NO VA MÁS se extiende, la situación se prolonga porque uno u otro se aferran, no dan el paso de cerrar.
Si hablamos de infidelidad, de abandono o de incompatibilidad de caracteres, debemos precisar que estas situaciones no nacen de la noche a la mañana, son realidades que van gestándose con el tiempo.
 Nadie abandona de la noche a la mañana, nadie es infiel de la noche a la mañana, y nadie muestra su temperamento con luces y sombras…de la noche a la mañana.
 Perder una relación lleva a una reflexión que tiene que ver contigo y cómo te vinculaste con ese hombre o con esa mujer.
La situación de cómo está finalizando la relación es algo que, de alguna manera, iba a ocurrir por no hacer nada durante el proceso de “estar despiertos” dentro de la pareja. Es importante que puedas analizar, más allá de esta pérdida, qué fue lo que te sucedió dentro de la relación, cuál es tu parte, porque definitivamente tú tienes que ver en todo esto.
 En un vínculo, somos dos, y entonces habrá dos puntos de vista, dos maneras de pensar, dos estilos, dos historias, dos, dos, dos…
 Lo que no pudo ser…es la INTEGRACIÓN entre dos seres distintos, no pudieron complementarse, no llegaron a entenderse, y entonces aparecen los conflictos, los vicios, la incomunicación, intolerancia o la falta de respeto.
 Lo que quizás no entendiste a la hora de relacionarte, es que existían dos maneras de amar, la tuya y la de tu pareja.
 En última instancia, el amor es siempre el mismo. Para bien y para mal, mi manera de querer es siempre única y peculiar. Si yo sé querer a los demás en libertad y constructivamente, quiero constructiva y libremente a todo el mundo.
 Si soy celoso(a) con mis amigos, soy celoso(a) con mi esposa(o) y con mis hijos. Si soy posesivo(a), soy posesivo(a) en todas mis relaciones, y más posesivo(a) cuánto más cerca me siento, más me apego, más quiero poseerte. Si soy asfixiante, cuando más quiero, más asfixiante soy, y más anulador si soy anulador.
Si he aprendido a mal querer, cuando más quiera más daño haré. Y si he aprendido a querer bien, mejor lo haré cuánto más quiera.
 Hoy tienes que elaborar este fin, quizás sea algo que ya no daba para más, que era parte de un sufrimiento, que no tenía salida ni escapatoria.
 Siempre les digo a las personas que acompaño que, si alguna vez hubo algo bonito y tengo recuerdos bellos de esa persona que hoy te está haciendo daño, es importante saber decir basta, antes de tocar fondo, antes de agotarnos en situaciones duras y difíciles que conducen a un callejón sin salida.
En honor a lo bello que algún día conocí de ti,
hoy te digo adiós, y aprendo a vivir sin ti, sabiendo que puedo hacerlo,
sabiendo que cuento conmigo,
cuento conmigo mismo
hasta el final de mis días…




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