¿Qué es la dignidad?
¿Qué es la
dignidad? Es un concepto, una característica, una virtud difícil de definir,
aunque todo el mundo habla de ella. Digamos que
la dignidad es una
suma de amor propio y un orgullo bien entendido. Es una mezcla de respeto a uno
mismo y un sentido de la humildad positivo que nos permite ir por la vida con
la cabeza bien alta.
El orgullo bien
entendido es una forma de amor a uno mismo para decir al mundo que uno está en
él para quererse, sin pretender que se convierta en un arma arrojadiza contra
los demás. El orgullo nos protege de los negativos estímulos que continuamente
acuden a desestabilizarnos y convertirnos en una piltrafa incapaz de hacer
nada.
La dignidad es una
virtud que nos permite la felicidad. Hablo de la dignidad individual. Nos
permite ir por la vida con la cabeza bien alta, no diciendo aquí estoy yo, sino
éste soy yo y no pretendo hacer daño a nadie con mi forma de ser, sino si es
posible el bien a todo el mundo.
Hablo también de la
dignidad colectiva, la dignidad como pueblo. Los países pecan mucho de falta de
dignidad. Un ejemplo es ahora la crisis económica que está arrasando media
Europa, dejando las arcas vacías y llenándolo todo de recortes muchos de ellos
injustificados. Frente a ello surgen por ejemplo movimientos como el 15M que
pretende preservar el orgullo como pueblo, siempre bien entendido. Este orgullo
nos permite demostrar que estamos vivos, que no somos simplemente una clase
pasiva expuesta a lo que los mandatarios quieran darnos. Es muy importante la
dignidad social o colectiva para que seamos países verdaderamente libres que no
se limitan a ir a las urnas cada cuatro años y durante esos cuatro años son
masacrados por los poderes fácticos que nos impiden manifestar nuestra
verdadera personalidad.
La dignidad es la
defensa del yo frente al tú y al nosotros. Es un exquisito juego de pronombres.
Yo soy yo y mis circunstancias, pero no pretendo con éstas causar daño a los
demás sino integrarme en ellas como una sola unidad y ser feliz sin más
importancia. El nosotros ya tiene su propia dignidad colectiva que se
exterioriza en manifestaciones, en el asociacionismo o en otras formas de cultural
social.
La dignidad es la
protección fundamental del sentido básico de la supervivencia. Sin dignidad no
se puede vivir o se lleva una vida arrastrada, de gusano. Sobrevivir consiste
en vivir con dignidad. Decir yo soy yo con mis características y mi forma de
ser y a nadie pretendo agredir con ellas, sino simplemente mostrarme como soy.
Para esto es
fundamental la sinceridad. Con uno mismo y con los otros. La sinceridad es la
clave de este entramado complejo. No se puede ser digno si no se es sincero. La
sinceridad nos permite mostrarnos como somos frente a la hipocresía que abunda
en el mundo del alta política y en el universo privado de los bancos. Pero no
hay que irse tan lejos ni tan alto. La sinceridad se manifiesta diariamente en
la relación con los otros. Tenemos que mirar a los ojos a los demás y decir la
verdad. ¿Y qué es la verdad? El alma propia, algo totalmente intransferible.
La verdad nos hace
libres reza un eslogan muy habitual. Y es cierto. No podemos presentarnos ante
los demás con hipocresía, mintiendo, mostrando caras que no son auténticamente
las nuestras. Nos sentimos libres si exteriorizamos lo que somos, lo que nos
diferencia de los otros, lo que nos permite decir bien alto que yo soy feliz
porque nadie es yo excepto yo mismo.
Y este sentido de
la individualidad bien entendido es lo que define verdaderamente a la
dignidad. Nadie puede ejecutar mis acciones y ello nos convierte en seres
libres, decisivos en todo cuanto nos pasa en la vida. Nadie puede hacer por
nosotros nuestras tareas, desde las más rutinarias hasta las más prodigiosas.
La dignidad es el
individuo hecho libre gracias a su capacidad de decisión. Es el individuo que
no se aferra a lo que le mandan los demás, sino que defiende lo propio como
causa y efecto de todos sus acontecimientos privados. Somos el rey de nuestro
reino y en él no hay súbditos sino decisiones. Y estas decisiones resucitan
diariamente nuestras debilidades para que sigamos siendo seres humanos que
tienen fortaleza propia para caminar por un mundo cruel y duro como el que
vivimos.
La dignidad es la
protección de nuestra dignidad. No sólo tenemos que mostrarnos como somos sino
proteger lo que somos. Sentir que lo nuestro.
El roll es propio y
defenderlo como propio. No utilizarlo como arma arrojadiza contra nadie, pero
que nadie utilice sus poderes para oprimirnos porque entonces nuestra dignidad
caducaría y la dignidad no debe tener fecha de caducidad. Siempre debe estar
viva, presente en nosotros, en todos nuestros actos, incluso en los más irrisorios.
La dignidad es nuestra forma de ser y sentir y mostrarnos en la vida cotidiana.
Abandonar la dignidad es suprimir el corazón mismo de la existencia. Y no se
puede morir en vida. Se muere sólo cuando la vida concluye. No podemos
adelantar la muerte. Por eso el suicidio es la más atroz forma de exterminio de
la dignidad como ataque frontal contra el amor propio.
Sobre la dignidad
se podría seguir hablando mucho, pero no en los estrechos márgenes de un
artículo. Creo que queda esbozada en éste que he escrito y que ha pretendido
dar una idea muy general de la dignidad que debe tener todo ser humano. Que no
os falte nunca la dignidad porque es como faltarle a uno la propia vida y una
forma de convertirnos en guiñapos sin derecho a la vida. Sinceramente: feliz
dignidad.
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