El vacío...
El vacío interior se manifiesta como depresión, con síntomas
como falta de motivación, desesperanza, carencia de proyectos, sensación de
extrañamiento, desasosiego, sentimiento de inseguridad y de temor a la vida y
ausencia de sentido de la existencia. Este estado invade el pensamiento y lleva
a una persona a pensar que en la vida todo es negativo y que la realidad está
al borde del colapso.
La realidad tiene dos aspectos, el negativo que es la nada, y lo positivo que
es todo. Sin embargo, en la nada se encuentra el germen potencial del todo,
porque se necesita llegar a tocar fondo para animarse a volver a empezar. Lo
positivo es la vida misma que nos impulsa a unir los contrarios, encontrarnos
con nosotros mismos y ver todo como una unidad con significado.
El vacío surge cuando se pone el empeño en vivir para afuera, creyendo que la
felicidad es algo que se puede comprar. Pero
todos sabemos que aun teniéndolo todo, la vida puede resultar vacía y sin
sentido.
Lo único que nos reconcilia con la vida es ser nosotros mismos, hacer realidad
la persona que somos y apasionarnos con nuestros propios proyectos. Solo
podremos sentirnos bien cuando estemos haciendo lo que nos corresponde, que es
aquello para lo que hemos nacido...Cuando la vida de una persona se convierte
solamente en un trabajo bien remunerado, esa actitud puede llevarla a sentirse
alienada y vacía por dentro; y si llegara a perder ese trabajo también podría
sentirse perdida ella misma como persona. A veces, perder el trabajo o la
pareja, es la oportunidad que algunos necesitan para animarse a arriesgarse a
ser ellos mismos. Porque la necesidad de seguridad nos hace vivir anestesiados
y puede ocurrir que sólo un suceso traumático nos despierte y nos lleve a
aprovechar el impulso del cambio...Pero mientras permanezcamos sujetos a
situaciones mutilan tés, no estaremos en paz con nosotros mismos porque al
permitir tales situaciones.
Lo único que llena el vacío interior es sentirse bien con uno mismo, hacer las
cosas lo mejor posible, comprometiéndose, relacionarse con amor, con verdad,
desinteresadamente, porque el otro es otro y no se le puede responsabilizar de
nuestra vida que es única y distinta...
La diferencia que más distingue a las personas es la actitud positiva hacia la
vida, de absoluta entrega y aceptación, y la disposición necesaria para elegir
el propio destino...Se puede lograr desarrollar esta actitud buceando en el
interior de uno mismo, tratando de despojarse de modelos ya hechos e impuestos
por una sociedad enajenante. Se puede ser independiente emocionalmente sin
necesidad de hacer sufrir a nadie...
Tener tiempo para uno mismo es necesario, porque cuando
permanecemos siempre conectados a algo, nos alienamos y perdemos la conciencia
de nosotros mismos, nos confundimos con los otros, con los proyectos de otros,
con la vida de los otros...Tenemos que rescatar lo esencial de nosotros mismos,
porque es lo que permanece siempre y no cambia y lo que nos permite
reconocernos a través del tiempo.
Analizar con valentía y tomar conciencia de la importancia de las cosas que
hacemos automáticamente, con el piloto automático, nos evitará que la vida pase
a nuestro lado sin que nos demos cuenta hasta que ya seamos viejos y sea
demasiado tarde.
Nuestros estados de conciencia positivos se contagian, producen el mismo efecto
que una piedra al caer al agua: ondas positivas que se esparcen en todas
direcciones hasta inimaginables distancias. La forma personal de pensar puede
cambiar al mundo, porque volverse hacia adentro significa poder conectarse con
el inconsciente colectivo y nos da la oportunidad de compartir lo más genuino
que llevamos dentro con los demás, relacionarnos mejor y trabajar en común uniendo
esfuerzos.
Y por todo ello, el vacío interior de la depresión, es un abismo muy profundo
que sólo se llena con amor...
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