Si Borraras. Los errores de tu pasado, borrarías la sabiduría
de tu presente…
Ahí estás, de nuevo preocupándote y arrepintiéndote
por aquello que pasó o que hiciste. El discurso es siempre el mismo, tedioso y
repetitivo, culpabilizando los errores que cometiste o las decisiones que
no tomaste.
Las imágenes te vienen constantemente, las palabras que
dijiste son el eco que no te abandonan, tus sentimientos, una prisión limitante…
y mientras, los minutos pasan sin darte cuenta, sin apreciarlos…
“Quizás, si le hubiera dicho lo que sentía, no nos
hubiéramos distanciado”, “Si hubiera elegido la otra opción, no estaría así en
estos momentos”, “Debería haber hecho aquel curso en su momento, ahora no lo
tengo y es un requisito imprescindible para optar a lo que quiero”, “¿Por qué
nunca le dije que me molestaba cuando no me preguntaba qué tal estaba?”
Los errores también son oportunidades
Las lamentaciones e interrogantes pueden volverse
como una espiral infinita, que sabes cuándo empieza, pero es imposible
averiguar cuándo acaba, pues no tiene fin… Puedes lastimarte tanto como
quieras, destruirte poco a poco si es lo que pretendes, aunque creo que tu
fuero interno no es realmente lo que te demanda.
Detente y piensa ¿Para qué lo estás haciendo?,
¿hacia dónde te llevan tus lamentos y ese ruido mental, que te habla?; y lee
bien, ¿para qué?, no ¿por qué? Si te sinceras contigo y respondes a esta
pregunta, puedes descubrir mucho más de lo que imaginas. Puedes hallar tu
necesidad, escondida.
Y ahora, sumérgete en esta pregunta ¿sirve de algo
arrepentirte por tus errores? ¿Realmente crees que son solo errores? Antes de
continuar con tu dinámica culpabilizadora y victimista, te diré una cosa: No
son solo errores, no, son oportunidades. Piénsalo. ¿Cuánto aprendizaje hay
detrás de ellos?
Tan solo se trata de querer avanzar y evolucionar, en
lugar de quedarse estancado y atrapado, como si tuviésemos una cadena atada a
nuestros tobillos que nos ancla en el pasado.
Puedes comprobarlo ahora mismo si quieres. Elige uno
de tus errores, dale la vuelta y reflexiona sobre qué puedes aprender de esa
situación o experiencia. Descubre la oportunidad escondida. Quizás ya lo hayas
hecho y ni siquiera te hayas dado cuenta…
Todo lo que eres hoy, es gracias a aquello que
hiciste y a lo que no. A tus éxitos, pero también a tus fracasos. Y quizás, más
a estos últimos que a los primeros.
De todo lo que llevas recorrido hasta ahora, de todo
tu proceso de vida… seguro que tienes muchas cosas de las que estás orgulloso u
orgullosa ¿Y no es gracias a tus dificultades y al aprendizaje que has hecho
sobre ellas, que has podido conseguirlo? Te dejo que respondas… y escúchame,
porque lo que dices es un mensaje dirigido a ti mismo…
Y no solo me refiero a éxitos, sueños y objetivos;
mucho más cerca de ti, tus cualidades, tus matices, tu forma de ser, tu esencia
¿Crees que no tienen nada que ver ahí, tus errores?
Todo lo vivido forma parte de quien eres.
Todo por lo que has pasado, todo lo que has sentido,
pensado, hecho, tiene repercusiones, pero también reverberan en tu interior. Depende
de ti el cómo utilizarlas, si quieres exprimirlas y sacar su jugo, o quedarte
con las partes podridas y secas… Pasar por encima o, sin embargo, sumergirte en
sus profundidades y encontrarte con la sabiduría que las acompaña.
Los errores son puertas, al aprendizaje.
Cada hecho, cada pensamiento y cada sentimiento
experimentado, han tenido una serie de consecuencias en nuestra vida. Lo
importante es ser consciente de que todo lo que eres hoy, se encuentra afectado
por lo que ocurrió o no, un día en el pasado. Y que, si borrásemos todos
nuestros errores, el aprendizaje también se esfumaría.
Tan solo con eliminar o paliar cualquier anécdota,
ya no seríamos los mismos. Por lo que, en lugar de ocupar nuestro tiempo
preocupados por la posibilidad de haber hecho las cosas de otro modo,
preocupémonos por intentar sacar lo mejor de nosotros en cada situación, en
cada momento, en cada segundo…
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