El valor de la Empatía...
Me pregunto, cuántos
pleitos, corajes o rencores podrían evitarse si los amantes o amigos que
deciden romper su relación, o que tal vez sólo distanciarse, fueran capaces de
ponerse en los zapatos del otro y lograr que el otro, así lo sienta.
¿Cuántas veces
decimos lo siento y lo desmentimos con nuestro lenguaje no verbal y nuestra
conducta?
¿Cuántas veces
respondemos con frialdad o indiferencia al desconsuelo de otros?
Mahatma Gandhi decía
que: "Las tres cuartas partes de las miserias y malos entendidos en el
mundo terminarían si las personas se pusieran en los zapatos de sus adversarios
y entendieran su punto de vista".
En su libro
"Todo es un Don", La Doctora y Escritora Miriam Adahan, refiriéndose
a una mujer que tiene a su hijo enfermo de cáncer, escribe:
"Me sentaba con
ella, y por horas escuchábamos un visitante tras otro decir. "No te
preocupes, todo saldrá bien"... Me miraba con sus ojos llenos de lágrimas
y me decía: "¿No saben que tanto optimismo me hiere?... ¿No se dan cuenta
de que no me dejan hablar acerca de lo que más pienso; de que no podría
mejorar? Es como si me pusieran una mano en la boca para callarme... El
"todo saldrá bien" sólo me hace sentir peor... ¿Porque toda esa gente,
no paran con su optimismo y escuchan muy poco?"
Recuerdo que, tras
una importante catástrofe aérea, un reportero de televisión entrevistó a uno de
los miembros del personal desplazado al lugar donde se encontraban los
familiares de las víctimas, con el objeto de acompañarle. El reportero se
mostró interesado en conocer que les decían a los familiares en aquellos
delicados momentos. "Nada en particular", comentó el entrevistado,
sobre todo escucharles"...
Cada vez que nos
acercamos a las personas esperamos atención y comprensión, dando por hecho que
seremos tratados con delicadeza y respeto. Pero, ¿Cuántas veces procuramos
tratar a los demás de la misma forma?
La palabra empatía
tiene su origen en el término griego "Empatheia", que significa
"entrar en el sentimiento" y podría definirse como la capacidad
cognitiva de percibir en un contexto, como lo que otro individuo puede sentir.
También es un sentimiento de participación afectiva de una persona en la
realidad que afecta a otra. Esta habilidad de inferir, los pensamientos y
sentimientos de otros, genera sentimientos de simpatía, comprensión y ternura.
La empatía es una
destreza de la Comunicación Interpersonal y un elemento clave de la
Inteligencia Emocional que permite desarrollar relaciones exitosas y por ello
actúa como una especie de radar social. Si no le prestamos atención, con
seguridad equivocamos el rumbo y difícilmente arribaremos a un buen
puerto....
Ser capaz de leer
las emociones de otra persona nos permite navegar con acierto en el propio mar
de nuestra relación con ella, y para ello nuestra capacidad de escuchar con los
cinco sentidos, resulta fundamental.
Además de las
palabras, existen muchísimos otros mecanismos llenos de significados. La
postura, el tono o intensidad de voz, la mirada, un gesto e incluso el silencio
mismo; todos son portadores de gran información, que siempre está a nuestra
disposición, para ser descodificada y darle la interpretación apropiada.
Aunque la simpatía
nos permite sentir los mismos estados emocionales que experimentan los demás,
la empatía va mucho más allá, puesto que implica sentir tales estados en el
corazón y comprenderlos con la mente e incluye la comprensión de las
perspectivas, pensamientos, deseos y creencias ajenas.
No es raro que
creamos comprender al otro, sólo en base a lo que notamos superficialmente.
Pero lo peor, puede venir al confrontar su posición con la nuestra y no
"ver" más allá de nuestra propia perspectiva y de lo aparentemente
"evidente".
El proceder con
empatía no significa estar de acuerdo con el otro, ni implica dejar de lado las
propias convicciones y asumir como propias las ajenas o someterse a los deseos
de otras personas. Se puede estar en completo desacuerdo con alguien, sin por
ello dejar de ser simpáticos y respetar su posición, aceptando como legítimas
sus propias motivaciones.
Es posible que
alguna vez nos hayamos preguntado porque la gente no busca apoyo en nosotros o
se retraen a la hora de hablarnos de sentimientos.
En ocasiones damos a
nuestros pensamientos la máxima importancia, comportándonos indiferentes y poco
amables; queremos ser entendidos, sin antes intentar comprender a los demás.
Entre los errores
que solemos cometer con más frecuencias está esa tendencia a quitarle
importancia a lo que le preocupa al otro e intentar ridiculizar sus
sentimientos:
"Pero, ¡Cómo te
vas a preocupar por semejante tontería!". Al escuchar con prejuicio y
dejar que nuestras ideas y creencias influyan a la hora de interpretar lo que
les ocurre, a prejuzgar y acudir a frases del tipo. "Lo que has hecho está
mal". "De esta forma no vas a conseguir nada". "Nunca haces
algo bien" o a sentir compasión:
"¡Qué pena me
das!" O incluso, a mostrarse fríos y distantes o expresar razonamientos
en favor de nuestra postura.
Es importante tener
presente que es el momento del otro y no el nuestro.
Vivir el valor de la
empatía puede ser sencillo si nos detenemos a pensar un poco más en los demás,
si escuchamos activamente y con respeto y demostramos comprensión cuando la
persona lo necesita o con delicadeza le ofrecemos un momento próximo para
hacerlo, evitamos juicios prematuros e interrupciones y olvidarnos de nuestros
propios pensamientos o evitamos convertirnos en un experto que se dedica a dar
consejos.
El éxito de tu
relación con otras personas depende en gran medida de tu capacidad de empatía.
Como líder de tu propia vida, eres tú quien decide de qué forma y en qué grado
lo conseguirás....
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