lunes, 5 de septiembre de 2016

¿Fluir o perseverar?...

¿Fluir o perseverar?...



No hay nada mejor que ser perseverantes a la hora de perseguir nuestro propósito en la vida.
A más energía que invertimos en ello, más nos ayudará el universo a conseguirlo. No obstante, también es verdad que dependerán del sentido que tenga nuestro propósito.
Si es algo motivado por el amor (confianza, bien común, etc.) será más fácil que llegue a cumplirse. Si en cambio se fundamenta en el miedo (odios, temores, etc.), menos probabilidades. Pero, como alguien dijo, la suerte no es más que la conjunción entre la preparación y el momento. La preparación significa haber invertido energías para conseguir nuestro propósito. El momento, en este escrito, es que la vida nos ofrezca la oportunidad... y, evidentemente, que seamos capaces de verla y de aprovecharla.
Sobre el papel, es fácil de entender. Empuja tu vida hacia tu propósito... y luego dejar que la vida te traiga la oportunidad de conseguirlo. Pero no siempre es fácil empujar y luego dejar que la vida haga el resto, acostumbrados como estamos a luchar con ahínco hasta conseguir algo. Seguramente nos cuesta confiar en los demás, tanto como en la vida. Confiar es amar, al fin y al cabo. Y no siempre somos capaces de amar y de ser amados, aunque nos lo creamos...
Las personas, como yo mismo, que fuimos educados para emprender y hacer cosas, tenemos la mala costumbre de pensar, que sin nosotros el mundo no gira.
¿Es que no saldrá el sol, si yo no pongo mi despertador cada día?
Y no, el mundo gira cada día, con o sin nosotros, así como la vida fluye, nos guste o no. Resistirse a ello es inútil, como lo es intentar hacer prevalecer nuestros planes y deseos, sobre la realidad de la vida en constantes cambios. La vida puede tener otros planes para nosotros y para nuestra vida... y quizás debamos creérnoslo y dejar que ella se manifieste. Siendo honestos, nosotros mismos.
¿Cuántas veces hicimos planes y nunca se cumplieron?
¿Cuántas veces la vida superó con creces nuestros deseos y sueños, mientras nos lamentamos de no haber obtenido lo que esperábamos exactamente de ella?
De ahí tal vez la necesaria atención que debemos tener siempre a lo nuevo, que está por llegar....
Alguna vez me gusta recrearme en el pasado y reflexionan sobre mi vida.
La más de las veces, no sólo, no se cumplieron mis expectativas, sino que lo vivido no tuvo nada que ver con lo deseado, tanto en el aspecto positivo, como en el negativo.
Deberíamos perder el mal hábito de juzgar las cosas en cuanto llegan y, simplemente, estar dispuestos a vivirlas, sin ni tan siquiera buscarles su sentido o significado. Simple y llanamente, confiando en que, si están aquí, es por algo. Luego, la propia vida nos mostrara su profundo sentido y entonces seremos verdaderamente capaces de entender el porqué, de todo lo que ocurre en nuestra vida.
Mirando hacia atrás en nuestra propia historia, todo lo que ha sucedido en ella tiene su "¿para qué?", Aunque a menudo nuestra mente nos cuestione su significado. Tal vez lo único que deberíamos extraer como conclusión es que hay que aprender a confiar en la propia vida.
Hace ya tiempo que no intento buscar el sentido de las circunstancias cuando llegan, como muchos presuntos "iluminados hacen". Como tampoco juzgarlas, aunque eso a veces cuesta, pues es humano tener mis propios planes. Simplemente, cada día más, intento sentirlas en mi interior, donde todo tiene ya su propio sentido, y vivirlas. Pero he de reconocer que, día a día, por fin entiendo más y mejor las reglas de la vida, como se comportan. Antes, durante demasiados años, siempre tuve una idea concreta de mi vida, incluso en los pequeños detalles.
Hoy, años después y viendo los resultados de mi propia vida y en la de los demás, sólo sé, que no sé nada, aunque eso es precisamente lo que ha dejado, por fin, y no debe de asustarme. Las cosas son como son... y yo lo único que puedo hacer en mi propia vida es enfocarme en lo que quiero o no en ella... y aceptar sin miedo lo que venga.
Esto último, aunque parezca mentira o una obviedad, es un gran logro, para mí. Pongo toda mi energía en lo que quiero, y luego dejo que la vida siga la suya. Cuando empiezas a entender de cómo va la vida, trataras de sacarle el máximo provecho, a disfrutar en ella cada nuevo instante, como si siempre fuera el último o el primero. Y eso te invita a ser agradecido con ella, aunque la razón no siempre lo entienda. Aprendes a no perder un solo instante, así como a respetar el momento de los que te rodean y su libertad de aprovecharlo o no. Así, sin darte cuenta, dejas de lamentarte, de dar lecciones sobre la vida a los demás y aprender a vivir tu vida con responsabilidad, sin perder un solo momento.

Yo pongo la taza de café vacía y la vida la llena, gota a gota...



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