lunes, 12 de septiembre de 2016

Una luz en la oscuridad...

Una luz en la oscuridad...



Una persona me dijo, hace un tiempo atrás, que no buscara la serenidad fuera de mí, en estos momentos de incertidumbre general.
Tenía mucha razón, es difícil encontrarla, en unos momentos en que el caos parece haberse adueñado de nuestro mundo.
Todo salta por los aires, dejando en evidencia nuestro imperfecto sistema, cuestionando nuestra historia, en la manera de proceder y creando una cierta inquietud ante los cambios que, día a día, llegan a nuestras vidas. Seguramente para mejor, pues peor ya no puede ser...
Sujetarse de lo viejo y caduco, a lo conocido y previsible, aunque sea a todas luces un poco mejorable, es de humano. Nos da miedo lo desconocido, aunque sea mejor. Intentamos evitar las sorpresas y con ellas lo que aún está por llegar. Pero deberíamos dejar de lado, el miedo para poder aprovechar las oportunidades, que se nos presentan.
Cada cambio es una oportunidad... de mejorar o, simplemente, aprender algo que debemos aprender. Así se hace la vida, cada día. Como alguien dijo; si haces siempre lo mismo, nunca cambiarás tu vida. Y a estas alturas, creo que hay ya pocas personas que se conformen con su vida actual...
Pero no vale la pena engañarse, pensar que la situación actual es algo coyuntural, o temporal... y que pronto volverá lo que antes fue, (El Tiempo no vuelve atrás) a nuestras vidas. Las cosas están cambiando a pasos agigantados... y pronto nada volver a ser igual, en beneficio de todos. Pero para ello, sólo debemos dejar de resistirnos al cambio. Cualquier resistencia no nos provoca más que el sufrimiento, además de dilatar el proceso del cambio. Por cierto, un cambio ya inevitable y, por qué no admitirlo, seguramente positivo y esperanzador...
Pero, ante cualquier novedad o cambio en nuestra vida, sólo tenemos dos opciones. Tener miedo o confiar. Si nos dejamos vencer por el miedo, este nos bloqueará e impedirá que estemos atentos a lo que llega nuevo, y a verlo como una oportunidad. Si, en cambio, confiamos, sabremos aprovechar la singular oportunidad, que se nos ofrece. En cualquier caso, lo único que deberíamos de ser, capaces de admitir, es que el mundo no está bien y que, si seguimos haciendo lo mismo que hasta ahora, nunca mejorara.
Podemos expresar nuestro miedo en un primer momento, lamentándonos por lo que dejamos atrás, compadeciéndonos de nosotros mismos o simplemente mirando hacia atrás, pero el siguiente paso necesario es, empezar a andar hacia lo nuevo, aprendiendo a confiar...
Y confianza es lo que nos falta a todos. Confianza en nosotros mismos y en nuestra capacidad de enfrentar los nuevos retos, que nos ayuden a mejorar y a vivir lo que merecemos. Si no la adquirimos o la recuperamos, sólo nos queda confiar en los demás, para que nos saquen del atolladero en que estamos todos metidos. Pero, permitirme ser un poco más duro y recordarte, que los que nos han traído hasta este caos y han vivido de él y de tu miedo, no serán quienes nos saquen de él. Muchas personas, empresas e instituciones, y congregaciones de todo tipo les interesa el caos y el miedo, pues viven de él. Como se dice popularmente; a río revuelto ganancia de pescadores...
Quizás el primer cambio necesario sea admitir el cambio en sí mismo. El segundo, aceptar que los resultados del cambio dependerán de nuestra actitud frente a él. Y el tercero, que el verdadero cambio empieza y acaba por uno mismo, sin esperar a que alguien haga por ti, lo que tú no eres capaz de hacer...
Sólo hay que dejar el miedo atrás para ser libres y atrevernos a cambiar... para mejorar...





No hay comentarios:

Publicar un comentario