viernes, 16 de septiembre de 2016

Pasión y vocación...

Pasión y vocación...



«La jubilación es para la gente que se ha pasado toda una vida odiando lo que hacía. Mi sueño más salvaje es tener noventa años y poder continuar así, haciendo una película al año, durante muchos años más.»
Woody Allen
«Tu trabajo es descubrir tu trabajo y luego entregarte a él con todo tu corazón.»
Rabindranath Tagore
Querido amigo, querida amiga:
Decía Sóren Kierkegaard que «la decepción más común es no escoger o no poder ser uno mismo, pero la forma más profunda de decepción es escoger ser otro antes que uno mismo».
Cuando logramos aceptarnos como somos y decidimos mostrarnos, todo empieza a funcionar.
Y no te quepa duda: la idea que tenemos de nosotros mismos acostumbra a ser más pobre de lo que realmente somos.
Porque esa parte de ti que está esperando que le des el poder de dirigir tu vida, consciente, voluntaria y adultamente... es la suma de tu consciente e inconsciente apuntando en una misma dirección y sentido.
Y ésa es la energía más poderosa del mundo. Porque de ella emana la creatividad y la capacidad de transformar la realidad...
Ésa es la verdadera magia.
Luego...
Deja de hacer las cosas que te alejan de tu felicidad.
Es mucho más fácil identificar lo que no quieres que lo que quieres. Así que puedes empezar por ahí.
Y una vez lo hayas hecho, di sin miedos, ni tapujos que tu objetivo en la vida es vivirla y disfrutarla de acuerdo con tu pasión. Será un acto de profunda honestidad y valentía.
Cuando unas esa pasión con el uso de tus talentos únicos, la prosperidad llegará y se desplegará abundantemente. Por lo que he podido observar, las personas que trabajan en lo que les apasiona, expresan óptimamente las capacidades que llevan dentro, sus talentos. Para ellas, el trabajo es un medio para desarrollar la inmensa capacidad de realización que tiene el ser humano.
Richard Bach, el autor de Juan Salvador Gaviota, dijo en cierta ocasión: «Cuanto más quiero hacer una cosa, menos lo llamo trabajo».
El trabajo así vivido, desde el «quiero» y no desde el «debo», constituye, pues, un medio extraordinario de satisfacción, de placer, como todo lo que supone satisfacer las necesidades básicas.
Todas las necesidades básicas del hombre van acompañadas de placer cuando son satisfechas. Es más, el único placer que existe, real, auténtico, legítimo, es el resultado de satisfacer las necesidades reales de la persona. Lo cual es una forma ideal de que esta persona se desarrolle y crezca.
El trabajo es entonces una expresión espontánea y creadora. Deja de ser un medio «para ganarse la vida» y se convierte en el verdadero medio para expresar lo mejor de uno, para crear.
En el otro extremo está el trabajo como deber, que nace como consecuencia de vivir una amenaza permanente de pérdida, que requiere un esfuerzo, una competencia agotadora y constante. Porque muchas veces, vocación y profesión van por caminos muy distintos y separados... Sólo tienes que recuperar mis primeros escritos para saber lo que pienso sobre esto.
Cuando uno no descubre su vena profunda y no halla lo mejor de sí, es muy difícil que se manifieste la prosperidad.
Cuando no sintonizas con la frecuencia de tu pasión, las oportunidades pueden pasar ante ti sin que las veas, o las ves, pero no puedes sacarles todo el partido, porque sigues siendo esclavo del miedo, del «salario del miedo» y pierdes la posibilidad de vivir un día a día apasionante.
Cada cual tiene una nota única en la sinfonía de la vida... y esa nota sólo la puede tocar, cada uno cuando vive la vida con pasión por lo que hace. Es en ese momento cuando te conviertes en causa y dejas de ser efecto.
Luego en un sentido profundo, el trabajo debería ser la expresión de la vocación genuina de la persona, de su pasión... la expresión de ese o esos talentos, aptitudes y habilidades singulares y naturales... Y todo ello dentro de un guion de vida, escrito por uno mismo.
Tú vales, toda la dedicación necesaria para descubrir tu propósito y planificar una estrategia que te conduzca hasta él.

La vida tiene mucho que darte.



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