Todos somos adictos, pero... ¿qué es una adicción realmente?
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Se ha puesto de moda hablar de las adicciones y
afortunadamente hemos tomado consciencia sobre algunos elementos que se pueden
volver peligrosamente adictivos. Lo cierto es que, con el paso del tiempo, la
forma en que concebimos una adicción ha cambiado radicalmente.
En teoría, es posible ser adicto a cualquier cosa.
La adicción, en última instancia, es un estado mental. Pero ¿qué es una
adicción en términos médicos? ¿Qué implica física y psicológicamente una
adicción? Indaguemos un poco sobre el tema.
¿Qué es una adicción?
Según la RAE, una adicción es: «El hábito de quien
se deja dominar por el uso de alguna o algunas drogas tóxicas, o por la afición
desmedida a ciertos juegos». Ciertamente, es una definición un tanto acotada,
veamos una definición médica de adicción:
Adicción es una condición que resulta, cuando una
persona ingiere una sustancia (por ejemplo alcohol, cocaína, nicotina) o
incursiona en una actividad (por ejemplo Apuestas, Sexo, Compras, Televisión o
Redes Sociales) que pueden ser placenteras, pero se vuelven compulsivas e
interfieren con las responsabilidades de la vida ordinaria como el trabajo, las
relaciones personales o la salud.
Entendemos por adicción, entonces, a la dependencia
física o psicológica de cualquier sustancia, hábito o actividad que se vuelve
recurrente y compulsiva e interfiere con la vida normal de una persona. Ahora
bien, ¿se puede ser adicto a cualquier sustancia o actividad? ¿o hay cosas
adictivas y cosas no adictivas.
Dimensión física y psicológica de una adicción
Una adicción tiene al menos dos dimensiones, una
física y una psicológica. En cuanto a lo físico, se trata de la costumbre y
consiguiente dependencia que adquiere el cuerpo de una sustancia. En ese
sentido, algunas sustancias pueden ser más o menos adictivas.
Por ejemplo, algunas drogas como la cocaína o la
heroína son ilegales porque se conoce que químicamente son altamente adictivas.
Los efectos que estas drogas tienen en el cuerpo humano rápidamente generan
dependencia e interfieren con algunas de las funciones fisiológicas normales.
Asimismo, no todas las sustancias altamente
adictivas son ilegales, ya sea por motivos culturales o incluso médicos. El
ejemplo más claro es el de los analgésicos opioides como la morfina, la marihuana
o el vi codín (hidrocodona) que, si bien no son de venta libre, son legales
para uso médico.
En cualquier caso, la condición de legalidad o
ilegalidad de una sustancia involucra muchos más aspectos además de su grado de
adictividad.
La dimensión psicológica, de una adicción es más
difícil de comprender ya que involucra elementos que exceden a la explicación
médica de dependencia física, aunque están muy relacionadas.
Como mencionamos anteriormente, una persona puede
ser adicta, por ejemplo, a las compras. La actividad compulsiva de realizar
compras no deriva de una dependencia fisiológica, sino psicológica. En el caso
de un adicto a las compras, la dependencia tiene más que ver con el efecto
emocional, que le produce, que con los efectos físicos que pueda tener.
Con esto quiero decir, concretamente, que, aunque
una persona adicta a las compras sufra un ataque de ansiedad si no puede
comprar lo que desea, ese ataque no responde a una deficiencia fisiológica,
sino a un estado anímico. Esto constituye la principal diferencia entre la
adicción a sustancias y la adicción a actividades.
Se puede ser adicto a ser un adicto
Algo confundido, ¿verdad? Bueno, hay un video de
Discovery que trata sobre la costumbre de algunas personas en la sociedad
contemporánea a considerarse «adictas» a cosas que no tienen ningún rasgo de
verdadera adicción.
¿Cómo es posible tratar una adicción?
En ambos casos existe un cuadro clínico de riesgo
que necesita tratamiento. La adicción a una sustancia suele ser más difícil de
tratar que la adicción a una actividad como las compras, las apuestas, el sexo,
la televisión y redes sociales. Sin embargo, no debemos asumir que ello es
siempre así.
Algunas actividades pueden ser tanto o más adictivas
que algunas drogas, y en cada persona el proceso es completamente diferente. El
aspecto físico y el aspecto emocional de una adicción pueden interactuar y
reforzarse mutuamente.
Por tal motivo es que ambas dimensiones deben ser
tratadas de forma conjunta. Por un lado, se debe acabar con la dependencia
física minimizando el riesgo del síndrome de abstinencia a las drogas. A la
vez, se debe acompañar con un tratamiento psicológico que atienda los aspectos
emocionales y mitigue los síntomas de riesgo como la ansiedad o la angustia.
Las adicciones son un tema delicado del que debemos
informarnos continuamente. Todos podemos desarrollar una adicción a una droga o
actividad, nadie está libre de exponerse a hábitos y conductas adictivas.
El uso responsable y controlado de sustancias no es
un problema. Lo importante es entender que ellas no son malas en sí mismas,
sino que somos nosotros, las personas, quienes desarrollamos la adicción y
debemos manejarla.
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