Cuando no quieren estar contigo, es cuando te parten el corazón...
Me escribe José Bouza enviándome un artículo suyo que aborda
una situación por lo visto bastante frecuente: el rechazo de los hijos pequeños al progenitor con
el que no conviven del que les
dejo abajo un fragmento.
Lo hace a consecuencia de los escritos que he publicado en
estos días, sobre la relación de
familia.
Imagino que es frecuente porque en una ocasión estuve
escuchando y consolando a un padre en
esa situación. Decía algo muy parecido al título de este escrito: su hijo pequeño no quería estar con
él, llevárselo el fin de semana que le tocaba era un drama. El niño no quería. ¿Hasta qué punto
forzarle? se preguntaba. Pero quería estar con él. Y la relación amistosa que
había logrado con su ex pareja se tambaleaba a costa de esta situación.
Qué complicado se pone a veces vivir feliz y tranquilo.
¿Verdad?
En las separaciones conflictivas con hijos menores,
instalada, la actitud obstruccionista del progenitor guardador, suele
presentarse una manipulación consciente o inconsciente sobre los hijos y las
consecuencias se verifican en la negativa de estos a vincularse con el
progenitor no conviviente.
La exteriorización en los hijos, de falta de ganas, de
actitudes agresivas, de temor injustificado, los llantos, representan un
paisaje desolador en el cual todos se ven involucrados y la persona que observa,
sin pertenecer al grupo familiar, cree ver a un niño que se niega a ir con su
Progenitor en Régimen de visitas, ya sea porque no lo quiere o por que le tiene
miedo.
Prisioneros de los enfrentamientos en separaciones, no
resueltas armónicamente, cada uno tendrá su historia, incluido los hijos, que
exteriorizaran sus propias conclusiones o las que asimiló durante el derrotero
de la confrontación entre sus padres.
Ante la negativa de los hijos a concurrir a los Regímenes de
visitas
El Progenitor no conviviente pensará:
– Que esta inculcado maliciosamente en su contra.
– Que es un maleducado por la incapacidad y falta de responsabilidad de su ex
pareja.
– Que no aguanta más, que el esfuerzo que realiza para estar con los hijos no
se justifica
– Que el llanto y gritos del hijo en la negación, podría causarles problemas
legales.
– Que debe protegerlo
Debe:
– Revisar sus conductas y forma de relacionarse, y verificando, si hay algo de
su parte que provoque la negación
– Con la certeza de presencia de manipulación, denunciarlo ante el Juzgado,
antes que el rechazo se haga mayor.
– No discutir delante de los hijos.
Cualquiera situación apreciada como un rechazo, provoca
desesperación en el progenitor resistido y al mismo tiempo una vergüenza por lo
que puedan pensar los demás y temor a que el momentáneo quiebre de relación sea
definitivo.
Ante estas situaciones
– Controlado el momento de mayor negativa, retirase con el
hijo
– Demorar la llegada al hogar en donde compartirán sus tiempos, hasta recobrar
la tranquilidad
– Durante la estadía en el hogar brindarle la posibilidad de disfrutar del
resto de la familia y amigos.
– Denunciar ante el Juzgado sobre estas posibles manipulaciones y de ser
necesario solicitar un veedor designado por el tribunal
El Progenitor Conviviente, si no actuó en la provocación de
negación, o no lo hizo conscientemente, pensara sobre el Hijo:
– Algo malo está pasando
– Que se le causa daño yendo con el otro progenitor, debo pedir la suspensión
de visitas
– Que el Hijo sufre por su ausencia
– Que debe protegerlo
Para el Progenitor conviviente, que el hijo rechace al otro
Progenitor, es una errónea creencia, que es más querido /a, y que el otro
Padre, no es merecedor de estar con el hijo.
Ve al hijo que se va llorando y que regrese de mal humor, sin darse cuenta que
a corta distancia, ese niño que en apariencia se revela ante la relación,
disfruta y es feliz y que su regreso que en apariencia puede mostrar que la
paso mal, puede ser la respuesta que da ante lo que piensa, esperan a su
regreso “Que la paso mal”
Para ambos Progenitores:
Si ve que el hijo está en un estado de angustia, interactué con palabras
afectuosas, con firmeza en la decisión que deberá retirarse junto al otro
Padre.
Hay que hacerle saber que va a seguir siendo querido y será
mucho más si va contento y regresa feliz. El mensaje tiene que ser claro, sin
contradicciones, no desdecirse o entregarles dobles mensajes y nunca sin
motivos fundados y evaluados judicialmente convalidar una negativa de visitas o
una negación a regresar con el Progenitor conviviente.
Debe
– Alentar que vaya con el otro Progenitor, esto le da seguridad al hijo y le
permite disfrutar con ambos Progenitores.
– Evitar hacerle sentir el enojo hacia el otro, lo que tengan que discutir es
sin la presencia del hijo.
– Expresarle su beneplácito con la salida o con el regreso, convirtiendo esos
momentos en algo natural.
– No hacerle preguntas sobre lo que hizo durante el periodo en que esta con el
otro Padre, dejando que cuente libremente
– No mostrarse agresivo /a hacia el otro Progenitor.
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