No hay casualidades…
Todas las cosas que nos suceden a lo largo de nuestra vida nos dejan una marca, son cicatrices que se quedan grabadas en nuestro corazón, pero todo lo que nos sucede siempre es por una razón, las casualidades no existen, el tiempo hará que descubramos esa causa y así llegar a entender por qué sucedió, a comprender que con esa caída que nos sumergió en un pozo del que pensamos no vamos a poder salir, siempre pasado un tiempo, se enciende nuevamente una luz, una llama que nos guiará hacía una nueva oportunidad, y que sólo tenemos que dejarnos guiar por esa luz sin miedos, sin culpas.
A lo largo de nuestra vida nos encontraremos en multitud de
ocasiones con golpes inesperados que nos dejarán así, sumidos en la oscuridad y
lograrán hacernos sentir desesperación, impotencia, nos harán llorar, incluso
hay ocasiones en los que por un momento deseamos que todo termine, son esos
momentos en los que nos parece que nada tiene sentido, en los que una
enfermedad, nuestra o de una persona a la que queremos, la traición de un amigo
en el que confiabas y compruebas que no era realmente ese amigo que tú
pensabas, la pérdida de un amor, todo ello son golpes que nos dejan un vacío en
el alma y nos hacen ver, tan sólo un negro túnel, un pozo en el que estamos
hundidos y no encontramos una cuerda a la que asirnos para salir.
Es entonces cuando debemos pararnos un momento, y pensar en
la razón que nos ha llevado a esa situación, analizarla, aceptarla y buscar una
nueva para volver a empezar, sólo así seremos capaces de encontrar esa causa,
siempre la hay, por ejemplo; si tenemos un negocio y va mal, nos esforzamos o
empeñamos en seguir adelante hasta que finalmente nos vemos obligados a
cerrarlo, eso hará que nos hundamos en ese pozo, al pensar que todo nuestro
esfuerzo, todas nuestras ilusiones y la lucha que en el hemos puesto no ha
servido de nada, en lugar de pensar que tal vez se deba a que estaba mal
enfocado, o simplemente que aunque nosotros pensamos que eso es lo que
verdaderamente deseamos, tal vez seamos mejores realizando otro trabajo que no
tardaremos en encontrar, si por la razón que sea nos encontramos lejos de nuestro
País, ciudad, y familia, igualmente ha existido una causa que nos ha llevado a
abandonar la nuestra y a los nuestros, es duro, pero, por qué no pensar que
cada uno de nosotros somos nuestra propia patria, y que el País o la ciudad en
la que nos encontramos ahora es igualmente nuestra, aunque no hayamos nacido en
ella y tengamos que comenzar de cero, si perdemos a la persona que compartía
nuestra vida, en lugar de lamentarnos y llorar por ello, por qué no pensar que
tal vez no era la persona que nos está destinada, que no nos merece o incluso
somos nosotros los que no la merecemos, seamos sinceros con nosotros mismos y
capaces de aceptar la realidad, en esos primeros momentos, no podremos evitar
sufrir, llorar, lamentarnos, pero el tiempo invariablemente pasa y nuevamente
vuelve a colocarlo todo en su lugar, llorar es bueno, limpia el alma, pero una
vez que hayamos llorado debemos continuar nuestro camino en lugar de seguir con
ese sufrimiento, será una nueva cicatriz, para añadir a las que ya tenemos, sí,
pero no debe detener nuestro camino, esa lucha y así lograr que cada vez que
tropecemos y caigamos sea la razón que nos empuje para seguir luchando y nos
obligue a levantarnos una vez más, a cerrar esa puerta y seguir, sólo así
descubriremos lo que el destino nos tiene preparado y que está ahí, tras esa
puerta que ahora no somos capaces de abrir, que no logramos encontrar.
Es imposible detener el tiempo, los cambios que surgen, es
imposible detener las huellas que a su paso van dejando, y lo verdaderamente importante
es que estamos aquí, y por ello hay que agradecer cada nuevo día y en lugar de
lamentarnos, estar bien con nosotros mismos, aceptarnos, querernos, los cambios
son inevitables, no se puede borrar lo que hemos hecho, es imposible dar marcha
atrás, solo nosotros, nuestra aceptación personal, nuestra libertad, nuestra
lucha para continuar nos hará realmente libres, y nos conducirá a la meta, no
sabemos cuál será, pero sea la que sea, está ahí esperando, y que eso que nos
parece pequeños actos como bañarnos, leer un libro, escuchar música, son
verdaderamente lo importante, y los que nos llevarán a encontrar nuestra
liberación, nuestro bienestar, y ¿por qué no?, la felicidad.
La vida no se detiene, camina y nosotros caminamos con ella, a veces nos quedamos
un poco atrás y ella sigue mientras nosotros esperamos, ¿vamos a seguir
esperando?, o vamos a intentar continuar, sigue siempre hacia delante, vive
plenamente cada día, ve en busca de esa felicidad que te está esperando,
disfruta de cada uno de esos momentos que diariamente nos regalan, deja ya de
lamentarte por lo que pudo haber sido y no fue, mira el vaso medio lleno y
recuerda. “Nada es casualidad”.
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