El Propósito Personal...
Cada uno de nosotros tiene un propósito en la vida. Aunque a
veces tardamos tiempo en descubrir, cuál es. Hemos venido a esta vida para
descubrirlo y luego convertirlo en el sentido de nuestra existencia. Eso, sin
duda, es el único camino hacia la felicidad.
Ese propósito personal e intransferible, a menudo tiene poco
que ver con lo que habíamos deseado para nuestra vida, o el que los demás (Padres,
Familiares, Educadores, amistades y la Sociedad) nos dijeron que era.
Cada uno debe descubrir cuál es, aún que, en el fondo, desde
siempre lo sabemos, aunque no seamos conscientes. Cada vez que un hecho
aparentemente irrelevante, nos conmueve y resuena, en nuestro interior, es una
señal inequívoca de que estamos acercándonos a eso que siempre habíamos
buscado....
Cuando te sientes íntimamente bien, haciendo algo, por raro
que nos parezca, es que estamos alineando con ese propósito. Cuando convertimos
ese acto en algo habitual, súbitamente nuestra vida adquiere sentido y, lo que
es mejor, nos sentimos satisfechos.
Normalmente, este propósito tiene algo que ver, con aportar
algo de valor al mundo o a los demás. La vida no podría tolerar que su sentido
estuviera basado en un propósito idólatra y que sólo le sirve a uno mismo.
El propósito, suele tener algo que ver con los dones y
talentos que poseemos desde siempre, aunque tal vez con el tiempo, y la
educación los hayamos perfeccionado o, por el contrario, olvidado. Podríamos
afirmar con rotundidad, que el propósito que da sentido pleno a nuestra vida,
no es más que la dedicación de todos nuestros dones y talentos personales,
dirigidos hacia una buena causa, ya sea una idea, una actividad, que de valor
al mundo, o que beneficia, o ayuda a alguien más.
Con el tiempo, descubres que ese propósito personal no es
algo distinto a nuestra profesión o trabajo. Es entonces cuando comprendes que
lo que da sentido a tu vida tiene distintas aplicaciones, ya sea en tu vida
privada o en tu vida laboral. Cuando eres capaz de dejar atrás esa dualidad
entre vida privada y trabajo, integrando ambos ámbitos y dedicando todo tu
esfuerzo y energía a ese propósito vital, y descubres que, hagas lo que hagas,
eso te hará sentir feliz. De ahí la poca importancia que tiene tu actividad,
pues lo que cuenta es precisamente el sentido, que le des tú, al llevarla a
cabo.
Encontrar y seguir el propósito de nuestra vida, es una
premisa para encontrar la felicidad. Cuando inviertes toda tu experiencia, lo
aprendido en ella y todos tus dones y talentos al vivir cada día, la vida cobra,
su propio sentido. Y, cuando eres capaz de compartirlo, aprendes a amar, de
verdad...
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