Saber Jugar, el Juego de la Vida…
Ganar el juego de la vida implica
responsabilidad y compromiso.
La vida es un juego y entonces ¿Por qué no jugar a ser
feliz, a ser rico, a ser salud, a ser amor, a ser éxito… en lugar de jugar a
ser infeliz, a ser pobre, a ser enfermedad, a ser rechazado, a ser fracaso, a
sufrir, a quejarte o cualquier otra cosa que no quieres?
Desde niño he visto la vida, como un juego el cual me
encanta jugarlo con mis propias reglas, nunca con las reglas de los demás.
Siempre me he sentido atraído por lo que los demás no pueden lograr fácilmente
o aquello que se considera difícil, yo lo disfruto y lo hago fácil. Mi vida ha
estado llena de retos, desde sentimentales hasta materiales y puedo decir
satisfactoriamente que siempre he logrado lo que he querido, aunque algunas
veces con consecuencias que no esperaba, que no me gustaron mucho y de las
cuales aprendí mucho más.
Lo interesante de mi vida, es que a pesar de ser rebelde y
llamarme la atención los retos, mi vida siempre ha sido fácil, o por lo menos
yo lo considero así, ya que no me gusta sufrir, ni sacrificarme. Yo no creo en
el trabajo duro, el sufrimiento, el sacrificio, ni la lucha. Yo creo en la
responsabilidad, el compromiso y la disciplina. Yo creo, abrazo y persigo a
todas horas mi libertad, mi libertad de hablar, de pensar, de sentir, de
decidir y de actuar por mí mismo. A mí me encanta ser “YO mismo” y defender mis
creencias, ideales y valores, ante todo. Si me equivoco, lo acepto, aprendo y
hago lo mejor que puedo. Nunca he tenido la necesidad de echarle la culpa a
nadie, ni mucho menos de encajar en los grupos sociales; me encanta ser
diferente, o raro (hasta de loco) como algunas personas me catalogan.
Así, es para mí el juego de la
vida. Un juego
donde yo puedo elegir y decidir por mí mismo, como quiero vivir mi vida. Un
juego de abundancia infinita donde todo está disponible para mí, y donde yo,
decido lo que quiero tomar. Un juego donde toda elección y decisión tienen sus
consecuencias y resultados. Y es el mismo juego para ti, que, para mí, y para
todos los seres humanos. Las reglas son las mismas solamente que cada quien
tiene la libertad de usarlas a su favor o en su contra. Un juego que se puede jugar consciente o inconscientemente, pero que todos los seres
humanos estamos jugando las 24 horas del día, y los siete días a la semana.
Desafortunadamente la mayoría de los seres humanos han
decidido (inconscientemente) jugar el juego de la vida inconscientemente y
dejar que su programación y su Medio Ambiente dirijan su juego. Las cuatro
grandes trampas del juego de la vida son: Tu Medio Ambiente, el no saber lo que
quieres, tu resistencia (diferencia entre lo que crees y lo que quieres) y la
naturaleza de la mente, la cual está diseñada para no cambiar. Estas cuatro
trampas provocan el bloqueo de tu imaginación y la practica errónea de tu fe,
dejándote desarmado y sin opciones.
Tu imaginación y tu fe, son tus
dos grandes poderes para jugar el juego de la vida. Tu imaginación sirve para
darle forma y definir lo que quieres y tu fe te sirve para creerlo, asumirlo y
empezar a experimentarlo desde el momento en que le das forma. Todo lo vives
(atraes) por medio de tus estados de ánimo, por lo tanto, el juego de la vida se gana sintiéndote bien. No hay manera de ganar el
juego de la vida sintiéndote mal la mayor parte del tiempo. Cuando cambias tus estados de ánimo (emociones) tus circunstancias
cambian.
Esas son las reglas del juego, sin embargo, estas reglas
para la mayoría son fantasía y pasan desapercibidas porque (aparentemente) no
tiene nada que ver con la realidad, ni con lo que se nos ha enseñado. (La Domesticación
del Ser Humano) Es mejor seguir dormido y automatizado para jugar el juego de
la vida inconscientemente y seguir culpando a los demás y a nuestras
circunstancias (realidad) de la vida, que tenemos, ¿por qué aprender a ganar el juego de la vida implica responsabilidad y
compromiso?
Siempre estamos jugando el juego de la vida, solamente que
se puede jugar consciente o inconsciente. Si quieres jugarlo consciente es
importante empezar a usar tu imaginación para definir y darle forma a lo que
quieres, y tu fe para asumirlo y empezar a experimentarlo desde que lo
concibes. Aprende a jugar el juego de la vida a tu favor y no en tu contra. Tú tienes todos los
elementos para jugarlo, no importa tus circunstancias o situación momentánea.
Tú eres el único que decide, nadie más, ni siquiera tus circunstancias.
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