martes, 30 de agosto de 2016

Un mismo amor, diferentes formas de sentirlo...

Un mismo amor, diferentes formas de sentirlo...



Cada día me doy cuenta de que existen Universos Paralelos, aquí mismo, en nuestra vida. Según la Física Cuántica, hay por ahí tantos Octavio como pueda imaginar, y es mi atención a uno de ellos el que vivo, en cada momento. Según esto y aunque en distintas dimensiones, hay un Octavio feliz y otro infeliz, uno con amor y otro tal vez con miedo y así un largo etcétera, simultáneamente.
No sé si eso es cierto o no, aunque yo día a día elijo de entre tantos Octavio, el que más en línea esta con los valores de mi alma, a la que intento obedecer cada día más. Es el que más me beneficia, sin duda. Lo que también me doy cuenta es de que cada uno de nosotros, vive la vida como la escoge, a partir de decisiones, actitudes y pequeños gestos, cotidianos. Algunos convenientemente y otros no tanto, aunque yo cada día más, intentó ser consciente de mis actos y de sus efectos en mí y en los demás. Eso, si está alineado contigo mismo, tranquiliza tu conciencia y te otorga firmeza y seguridad. Y cada paso que das te acercan más a ti mismo, a tu alma, es decir, a lo que realmente sientes en tu interior y la felicidad que da todo ello.
Pero, incluso en una situación misma, dividida por diferentes personas, cada una la vive a su manera, según, que le mueve a vivir, sentir y actuar. Algunos se basan en una experiencia y su actitud en ella, en sus miedos, ocultos o no, pero que condicionan y lamentablemente desvirtúan su percepción de cada momento vivido en la realidad. Y ya se sabe que el miedo que les mueve, no puede generar más que miedo, aunque a veces se disfrace de aparente comodidad, felicidad o incluso de amor... o de sus sucedáneos. Si en cambio, lo que le mueve a uno es su amor a sí mismo y a los demás, que es estar alineado con su alma, vive la misma situación plena y armoniosamente, con lo que se sentirá feliz. Por eso afirmo siempre, que el amor y el miedo son opciones de vida, que requieren de libertad.
Cuando uno es esclavo de sus miedos, no puede decidir libremente. Y, en alguna forma, todos somos víctimas de nuestro pasado o del miedo al porvenir, temor a estar solos y no ser aceptados ni amados o, simplemente, al no poder ser felices. Y el primer paso para liberarte es ser consciente de ello y mirar el miedo de cara, siempre. Aunque sea porque detrás de él siempre está el amor. Si en verdad vez eso, buscamos razones, argumentos, culpables y atajos para escaparnos o evitarlo, eso nos hará ser víctimas del miedo y una vez más, además de alejarnos de nosotros mismos y crearnos un sentimiento de separación entre el amor a nosotros mismos y a los demás. Y esa incoherencia no provoca otra cosa que vacío existencial, aparte de la falta de amor. Y, como colofón, el miedo persiste en nuestro interior, hasta que un día salga de nuevo y nos visite...
Ni hablar de esto, tiene que el miedo es un atentado contra nosotros mismos y, como consecuencia, contra los demás, que comparten nuestras mismas vivencias y/o nuestro entorno más inmediato. Por eso nos duele, en el interior. Y así, día a día, vamos acumulando víctimas propiciatorias de nuestro largo e inefectivo aprendizaje de la vida, tan sólo dominada por el miedo y la culpa, aunque es de humano sentirlo así y nuestra existencia aquí no es más que un aprendizaje para no permitir que dominen más nuestra vida. Y a la suma de todo ello no puede ser otro que este mundo nuestro, que no es más que la suma de muchas personas que ceden su poder al miedo y que, por lo tanto, voluntaria o involuntariamente, renuncian al amor, a ellos mismos, a los demás y a los que les rodean. Si miras el mundo loco que vivimos, entenderás que no es fruto de la malicia humana, sino del miedo de demasiada gente, aunque se exprese en forma de amor mal entendido y vivido, la violencia gratuita o de simple indiferencia. Un mundo terriblemente injusto, porque está hecho de la falta de libertad y de personas injustas consigo mismas, porque no saben o no pueden amarse ni, por tanto, amar y ser amadas...
Durante muchos años fui, como todos, supongo, víctima del miedo, que condicionaba sutilmente o sin piedad mi vida. Miedos propios y ajenos que me privaban de mi libertad y, por lo tanto, de mi capacidad de amar y de ser amado de verdad, así como de compartir la siempre, anhelada y entonces imposible o efímera felicidad. Supongo que por esa razón me hace sufrir el dolor ajeno, porque lo conozco bien y lo reconozco en una simple mirada.
Como he dicho antes, el amor y la felicidad son opciones libres en nuestra vida, conscientes o no. Pero basta ver su efecto en ella para darnos cuenta de esa falta de libertad. El amor y la felicidad escasean en nuestra vida cotidiana, aunque nos da mucho miedo cambiar de verdad, para vivir lo y compartirlo.
Para cambiar hay que ser valientes y persistentes, aunque muchas veces debes empezara por tomar la firme decisión de dejar de ser infelices. Luego habrá que andar un nuevo rumbo hacía nosotros mismos, aunque nos dé miedo en un principio por lo desconocido que encontraremos en nuestro interior y en nuestra nueva manera de vivir.
No hay atajo posible. Mirar el miedo de cara y andar hacia ti, si es posible al principio, en soledad contigo mismo. Y cuando descubres en tu interior tu verdad, la traición a ti mismo y a los demás, que has estado viviendo y provocando, en tu historia, aparecerá un profundo sentimiento de culpa por ti mismo y por todas las personas que has dejado atrás, sin valorar su afortunada presencia en tu vida.
Pero, si enmiendas el camino y eres capaz de aceptar tu imperfección y borrar tu pasado mal vivido y aprendido de él, te perdonarás y empezarás a ver la vida de otra manera, ya con libertad. Y, lo dicho, la verdadera libertad te traerá el verdadero amor, a ti mismo y hacia los demás, y este, la verdadera felicidad, que siempre antes habías buscado fuera de ti, sin siquiera saber que estuvo siempre en tu corazón, esperando que tuvieras el valor de sentir la, vivir la y compartir la, por amor.
A veces pienso que yo soy un gran espejo para los demás, supongo que como todos. Pero alguien me dijo que soy capaz de llegar al alma de las personas que quiero, incluso mucho antes de que ellas lo hagan. Y eso me da una visión clara y nítida de lo que hay en su interior, por descubrir.
Y me enamoro de esas personas, si, para descubrir lo juntos en un mismo camino, si así lo desean. Sólo necesito que demuestre su firmeza, constancia y coherencia en llegar a ser lo que son en su interior y, siendo lo, ayudándome a mí también a llegar a serlo. Por eso los trato como son en su corazón y cómo llegarán a ser, si realmente quiere llegar a amarse a ustedes mismos, alcanzar el amor de verdad y aprender a amar la vida, tal como el alma lo impone.
Pero, con el tiempo, también he aprendido a respetar su tiempo vital, pues eso depende de sus capacidades de amarse y de su libertad, en cada momento. Y, aunque me hace sufrir verles flaquear, como yo mismo, a veces, me duele aún más sentir que abandona su camino hacia su alma, es decir, hacia su verdadera felicidad.
Pero supongo que amar entraña, en algunos casos, aceptar y respetar esa libertad de abandonar el camino que emprendimos hacia ellos mismos. Así como confiar en su capacidad de rectificar, reconducir de nuevo su vida hacia su alma de nuevo, donde ya saben que se, re encontrarán si tienen suficiente valor...
Esta manera de vivir y de amar te hace vivir momentos siempre mágicos, cada día. Con distintas personas, situaciones y lugares, pero siempre basados en el amor de verdad. Y aprendes a aceptar que esta vida no es sólo un devenir, o de puertas que se abren y se cierran, sino que depende de tu capacidad de compartir tu vida con personas que, como yo mismo, tienen la firmeza de crecer y aprender a amar de verdad, aunque a veces sea a costa de equivocaciones, pero aprendiendo de ellas para no repetirlas.
Así, cada persona que se cruza en mi vida, hoy es una oportunidad para amar y así aprender a vivir mejor cada nuevo día que nos llega. Antes en mi vida sólo habían personas para sufrir por y con ellas, pero hoy afortunadamente ya no están. Hoy sólo quiero personas que no se resigne al miedo, o intenten evitar el dolor, para qué quieran decididamente mejorar su vida, que sepan amar o que deseen llegar a amar y a ser amadas de verdad. Es un privilegio de su libertad, que además da sentido pleno a mi vida y mi amor por ella.
Cuando das amor sin condiciones, recibe siempre amor a cambio, aunque a veces, cuando abres el corazón de alguien más, haces que se despierte el miedo y salga, para después dejar paso libre al amor y poder amar y ser amado, de verdad.

Esa es para mí la gran lección de la vida que por fin estoy aprendiendo, a pesar o gracias al largo, necesario y a veces tortuoso camino de sombras que he debido recorrer para llegar hasta aquí y ahora. El gran amor de verdad es para siempre.... El amor verdadero no daña, es para tonificar el alma...



No hay comentarios:

Publicar un comentario