¿Quién eres o Pretendes Ser?...
El cáncer en la sociedad es mucho más
peligroso, que el cáncer en el cuerpo.
Nuestro mundo está poblado con seres frustrados y enojados
por querer ser lo que realmente son, pero donde una sociedad llena de
creencias, reglas y prejuicios no les permiten ser, por lo tanto, tienen que
vivir aparentando lo que no son porque de otra manera no son aceptados, ni por
ellos mismos.
Es muy triste ver como cada día hay acontecimientos
violentos que lamentar en todo el mundo, y cada día más cerca de nosotros. Sin embargo,
es muy difícil darnos cuenta y reconocer que toda persona -incluyéndonos
nosotros- somos capaces de cometer actos violentos e irreparables cuando
llegamos al grado de no poder mantener más la lucha que hay en nuestro interior,
de querer ser alguien, y no poder ser, por el miedo al qué dirán y por no ser
aceptado en esta sociedad tan limitada y prejuiciosa.
Estamos en la era del
despertar, pero para despertar realmente hay aún, un camino muy largo por
caminar. Nuestras creencias, cultura, religiones y enseñanzas
se han quedado obsoletas desde hace muchos años y mientras más nos resistamos
al verdadero despertar de los Seres Humanos, seguiremos luchando y matándonos
unos a los otros.
Es muy fácil relacionar las matanzas masivas que ocurren en
nuestros días con actos terroristas y culpar a ciertas religiones y grupos por
dichos actos. Es muy fácil culpar a los demás de lo que cada uno de nosotros
(todos) estamos provocando. En especial, esta última masacre en el Estado de la
Florida, los medios de comunicación están enfocados en hacernos creer que fue
un acto de terrorismo relacionado con ISIS (Estado Islámico) cuando las
historias allegadas a la comunidad de Orlando se centran en asegurar que esta
masacre fue hecha por un hombre con tendencias homosexuales que no terminaba de
aceptarse a el mismo como tal. Este hombre estaba en un estado de conflicto
interno en un grado muy alto al no aceptarse a el mismo como homosexual debido
a sus creencias religiosas, su familia, su profesión y el papel que tenía que
“representar” en la sociedad.
Hasta este grado hemos llegado.
Hemos creado una sociedad enferma por tantas reglas y creencias que no nos
están sirviendo para vivir en armonía y encontrar nuestra plenitud como seres
humanos. Estoy seguro que esta
“enfermedad social” está matando más personas que el mismo cáncer (el cual se deriva
de lo mismo). Desde que nacemos ya tenemos el “rol” bien definido que nos toca
“jugar” en esta vida por nuestros (creencias) padres, familia y comunidad.
Ayudados por la religión, cultura y educación.
Imagina el conflicto interno que vive una persona que llega
a cometer actos violentos contra ella o contra los demás, incluso que llega a
quitarse la vida y a quitarles la vida a más personas. Esa persona tiene que
estar viviendo una lucha de creencias, pensamientos y emociones muy dura que la
hacen actuar en contra de ella y de los demás. Y todo debido a la programación (Domesticación
del ser Humano) que se le ha dado en esta sociedad, no es su naturaleza humana
la que está actuando, es su programación (creencias y circunstancias) lo que la
hace actuar de esa manera.
Mi intención no es quitarles responsabilidad a las personas
que cometen crímenes o violencia. Mi intención es que cada uno de nosotros nos
demos cuenta que tan limitada y exigente es la sociedad que hemos creado y
seguimos creando. Que tan limitadas y muchas veces extremas, son las creencias
que estamos practicando y promoviendo, especialmente las creencias religiosas,
que la mayoría de las veces son la base de nuestra formación (programación).
¿Cuántas veces has querido ser
o hacer algo que crees que te va a dar felicidad (plenitud) y no lo haces, por
el que dirán o porque la religión no lo acepta? ¿Cuántas veces has querido ser
alguien diferente a la “identidad” que tienes ante esta sociedad? Si
contestáramos estas preguntas honestamente nos daríamos cuenta que estamos
viviendo una vida que no queremos. Una vida de sacrificio, de lucha, de dolor,
de frustración, de estrés, de resentimientos, de dolor, de negación… y todo por
ser aceptado y no ser discriminado por nuestra familia y comunidad, que por lo
regular son los primeros en juzgarnos, por sus creencias religiosas y
culturales, que se les ha programado.
Todo este juego de creencias del bien y del mal, nos ha
inducido a vivir una vida que no queremos, a ser alguien que no queremos ser.
El resultado de todo esto son seres frustrados, estresados, resentidos, dolidos
y enojados con su vida y la vida de los demás. Y como el ser humano, es un ser
emocional, llega el momento que las emociones generadas de esta lucha interna
son tan grandes que nos hacen actuar en contra de nosotros mismos y de los
demás. Y si no nos hacen cometer masacres o actos violentos, por lo menos nos
enferma con alguna de las enfermedades más comunes como el cáncer, la diabetes
o cualquier otra enfermedad.
Es urgente aprender a separar las acciones, de las personas
(El Ser). Cada uno de nosotros somos responsables, por tener la sociedad como
la que tenemos.
Nuestros actos son el resultado
de nuestra programación (creencias). Ve en tu
interior ¿Cuántas veces al día juzgas a las personas? ¿Cuántas veces al día
haces diferencia entre tú y los demás – raza, sexo, religión, orientación
sexual…? ¿Cuántas veces al día crees que tu estas en lo correcto, aunque eso no
te lleve a crear la vida que deseas y mereces? ¿Cuántas veces al día culpas a
alguien o algo más por la vida que tienes? ¿Cuántas veces al día crees, lo que
los demás o los medios de comunicación dicen, sin ni siquiera evaluar lo que
dicen? ¿Cuántas veces al día te reprimes y no haces lo que quieres por miedo a
ser juzgado? ¿Cuántas veces al día elijes ser una víctima, más de tus programas
(creencias) y circunstancias en lugar de practicar el Amor incondicional hacia
ti mismo y hacia los demás?…
El mundo no puede cambiar, si
no cambias tu (Yo). Libérate de una vez por
todas, de todas esas (creencias) que no te ayudan a ser tú mismo y a vivir la
vida que deseas vivir, y cuando tú haces eso, es mucho más fácil, dejar que los
demás vivan su vida sin juzgar, ni reprimir, porque cuando tú te amas a ti
mismo puedes amar a todos los demás. Pero si tú no te amas a ti mismo y te
reprimes de ser quien verdaderamente eres, es muy fácil juzgar, hacerte daño a
ti mismo y a los demás. Todo empieza contigo (conmigo), y todo empieza en el
Amor puro e Incondicional del Ser (Yo).
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