Lidiar con la desesperanza...
Hay veces en la vida en que, por diferentes
circunstancias, te encuentras cansado, con desaliento, sin ánimo y sin ilusión.
La vida a tu alrededor ha perdido el brillo, los matices, y todo lo ves de
color gris.
Normalmente esto ocurre cuando se han producido hechos
dolorosos significativos en nuestra vida, tales como la pérdida de un trabajo,
la muerte de un ser querido, la separación de la familia por tener que emigrar
a otro país…. Algunas personas son conscientes de este dolor, y otras no:
sienten como si la chispa se hubiera apagado, y les costara un sobreesfuerzo el
continuar con su vida hacia delante. Otras veces es el propio cuerpo el que
expresa ese malestar sin que la persona se encuentre aparentemente
significativamente mal: dolor de cabeza, náuseas continuas, fatiga…. Pero en
todos los casos hay un sentimiento de algo importante ha cambiado en nuestra
vida, y se produce un vacío en nuestro interior: Se está pasando por un proceso
de duelo. Cuando se es consciente del dolor es un proceso de duelo normal. Cuando
no, estaríamos hablando de un duelo encubierto.
Cuando una persona se encuentra decaído, triste, con
ansiedad, sin ilusión… a menudo opta por ir retirándose dela vida social: no le
apetece estar con gente, y se va aislando, metiéndose así en un círculo en el
que cada vez se van viciando más los pensamientos negativos de malestar, de sin
sentido, de para qué el esfuerzo… Lo cual a su vez va mermando las energías
para salir al mundo, para disfrutar, para encontrar los aspectos positivos que
sigue teniendo la vida.
Por ello, es importante poner especial atención en
estos aspectos, y si tú o alguien cercano a ti está pasando por una situación
así, seguir las siguientes pautas:
Poder hablar con alguien de confianza de lo que te
está pasando. Y si aún no te atreves, trata de llevar un diario: el poder
expresarte te ayudará a no ahogarte en esa angustia.
Hacer un esfuerzo por salir del aislamiento. Trata
de pasar tiempo con las personas importantes de tu vida, y especialmente con
aquellas que te hacen sentir bien. Esto a la vez te ayudará a estar más
distraído y no centrado en pensamientos negativos.
Recupera o plantéate aprender alguna actividad que
te guste: pintura, canto, bailar, aprender a tocar la guitarra…
Haz algo de ejercicio: el ejercicio nos ayuda a
generar endorfinas, que son unas sustancias químicas que genera nuestro cuerpo
y que nos hace sentir bien.
Practica la meditación: aprender a centrar tu
pensamiento en la respiración, te ayudará a poner más atención en el momento
presente y no estar rumiando pensamientos negativos.
Cuida tu alimentación y tus horas de sueño.
No descuides tu apariencia: vernos bien por fuera
también ayuda a sentirnos mejor por dentro. Así que, aunque no te apetezca
mucho, cuidar de tu vestimenta, arreglarte… ayudará a que poco a poco te
sientas mejor.
Sé paciente. En la vida se producen cambios, algunos
nos resultan más difíciles de adaptarnos que a otros. Pero al final el malestar
pasará y volverás a recuperar tu sonrisa y las ganas de vivir y disfrutar.
Y, como siempre, si estás pasando por un mal momento
y estos consejos no son suficientes, no dudes en buscar ayuda terapéutica de un
profesional.
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