viernes, 26 de agosto de 2016

Cuando no te comprenden... ¿Qué hacer entonces?...

Cuando no te comprenden... ¿Qué hacer entonces?...



Nadie verá y sentirá lo mismo que tu sientes. Tal vez se acerque algo, pero no será igual.
Asimilamos el mundo a través de nuestros filtros. Los sentidos, las creencias, la educación, la historia personal, incluso la genética, determinan nuestra representación de la realidad.
Digo esto porque a veces nos desesperamos, criticamos y juzgamos. Y resulta, que es, que el otro no nos entiende, no se preocupa, no se comporta como uno espera, y al pensar de esta forma, yo pienso que estoy en lo cierto. Les advierto que se trata de una percepción personal, que existen mapas diferentes al mío, diferentes modos, tantos como personas, de captar y entender los hechos, de los demás.
Si partimos de la idea, de que el resto de las personas deben entender y saber lo que queremos decir, para que actúen en nuestra misma realidad, y la presenten tal y como nosotros, lo más probable es que surjan conflictos, malentendidos y frustraciones en nuestras relaciones.
¿Qué hacer entonces?
¿Utilizar la fuerza?
¿Te ha pasado alguna vez, que tratas de imponer tu visión y el otro se afirma con mayor vehemencia, en la suya?
Es difícil pensar que se pueda conocer la realidad sin un observador y cada observador es un sujeto que tiene su propia percepción, un individuo con su propia subjetividad.
Para empezar, la representación que cada persona, viene del mundo exterior, depende del sistema sensorial que utilice en ese contexto. Si le da importancia.
Por ejemplo; A lo que oye, a lo que ve, o lo que siente.
¿Cómo procesa la información?
¿Tiende a prestar atención a los detalles, o más bien se inclina por la globalidad?
¿Se sitúa dentro del tiempo, olvidándose de ella, o se disocia y lo mide?
¿Qué experiencias, ha vivido respecto a un tema concreto, que influye en lo que piensa?
¿Qué anclajes posee, que le hacen sentirse bien o mal ante determinados estímulos?
¿Cuáles son sus valores?
¿Se centra en las ventajas, o en los inconvenientes?
No hay respuesta acertada, ni desacertada. Nadie es mejor, ni peor en funciones de sus filtros. La cuestión no es juzgar a las personas o criticarlas, sino comprender cómo funcionan y acercarnos a ella. Cualquiera que busque una comunicación eficaz, ha de estar abierto a percibir las particularidades del otro y a sintonizar con él. Sólo así podrás comprender su mensaje y lograr que se comprenda el tuyo.
La calibración, parte de observar y escuchar al otro para recoger información. Nos permite conocer mejor a nuestro interlocutor, su modelo del mundo, sus creencias, sus valores, sus sistemas sensoriales predominantes, sus intereses, recuerdos, experiencias y estrategias.
Tras la calibración, llega el momento de utilizar lo aprendido para lograr sintonía. La sincronización permite crear un clima de confianza y entrar en el mundo de la otra persona siguiendo sus parámetros, pero también nos permite "guiarla" hacia posiciones distintas a las suyas. Una vez que hemos sintonizado con alguien, podemos ir cambiando los parámetros, de tal forma, que sea el otro quien nos siga a nosotros.
La forma en que cada persona se representa en la realidad, determina sus sufrimientos y su felicidad. Todos poseemos nuestros recursos para modificar esas representaciones, pero al relacionarnos con otras personas, lo primero es comprender y adaptar nuestro lenguaje verbal y no verbal, a su modo de ver el mundo. De esta forma la comunicación habrá sido eficaz y se darán las condiciones para influir en nuestro interlocutor.
Conocer y respetar, la realidad del otro, es el primer paso, para que nos entienda.
En lugar de juzgar y criticar.
¿Qué tal, si nos esforzamos por comprender y comunicar eficazmente?

¿Qué tal, si partiendo de ahí, llevamos al otro a conocer nuestro mundo?



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