miércoles, 29 de abril de 2015

Aprende a tener cuidado con el chantaje emocional.. (Primera parte).

    Cuando usted se enfrenta a una situación difícil, haga una pausa y con honestidad conteste esta pregunta:.

    ¿Estoy encarando esta situación emocionalmente o por intimidación?.

    Es lamentable que sea un hecho cierto, que él chantaje emocional, que algunos lo utilizan en pro de su beneficio, sin importar el daño que ello puede originar, sin tomar en cuenta su avance, repercusiones, y de ahí la importancia de estar atento en la forma, manejamos nuestras emociones, como la compartimos. El chantaje emocional es un manipulador de emociones. Raramente cumple sus amenazas encubiertas porque si lo hiciera, la palabra "emocional" sobraría. Y estaríamos ante otro problema.

    Esta modalidad de manipulación moral se usa para intentar que una persona haga lo que otro quiere; de tal modo que, mientras la primera no ceda. (No acepte). Se convertirá en una víctima del miedo, la duda y el sentimiento de culpabilidad. Esta técnica se aprende desde la más tierna infancia y suele ser utilizada, algunas veces, de forma inconsciente.
    Te lo puedo explicar claro y sencillo; para que el chantaje emocional se produzca, tiene que asistir "al acto" un chantajista y un firme candidato a ser chantajeado.
    Si la posible víctima le ve las máscaras al manipulador e ignora sus pretensiones, el chantaje no se produce. Pero si hay más elementos. Aunque a veces puede exigirse algo más legítimo, como una deuda sobre quién puede afrontar las sobras, lo habitual es traspasar las fronteras de la ética. Todo chantaje emocional comienza con una exigencia. A veces, las exigencias se disfrazan de múltiples peticiones.
Tomaremos diferentes marcas, para ser observadas:.
    > Persona.
    Por tanto, se tiene a chantajista por un lado, a la víctima por el otro, y a una exigencia de por medio. Naturalmente, si esta no se satisface, el chantajista no malgastar sus energías y se dedicara a otra cosa.
    Por tanto, para que no se produzca el proceso de chantaje, tiene que haber una resistencia a las exigencia formulada.
    El chantajeado que se niega a cumplir con las peticiones del chantajista tendrá que pasar por la ceremonia del "Sermón Emociona". En este se incluyen alusiones a la amistad, al amor, a la solidaridad, la confianza, la pareja y muchas más. Ahí empieza a surgir el miedo, la duda, la culpabilidad, y la debilidad. Frases de mayor uso como; "no me hubiera imaginado que pudieras fallarme en un momento así", o "pensaba que eras un amigo o amiga de verdad", o "en tus manos está perder la meyor oportunidad de nuestras vidas", y muchas más, son disparadas a discreción.
    Todo el sermón está construido para minar la oposición de la víctima escogida. Si ésta accede, aquí se acaba todo, el chantaje emocional se ha conseguido, una vez más, y su objetivo. Si no accede, habrá más ataques hasta lograr derribar a la presa. Las frases suben de tono y ya contiene amenazas por supuesto encubiertas; "en esta empresa sólo hay lugar para personas dispuestas a entregarse al máximo: me lo pones muy difícil" (es decir, si no haces lo que te digo, entiendo que no te entregas lo suficiente y por tanto igual te sustituyo por otra persona de enlace en la calle; recuerda que tienes hipoteca y tres hijos que mantener). El sermón para poder lograr un efecto en la persona, tiene que durar varios días.
    Agregamos también, inteligencia-emocional, y consideramos que el chantajista emocional construye su estrategia consciente e inconscientemente en base de la información que nosotros le suministramos, acerca de lo que nos causa miedo. Observan las cosas que huimos y que cosas nos ponen nerviosos, se fijan en cómo reaccionamos físicamente en respuesta a las cosas que sentimos.
    No es que tomen nota activamente y que registren la información para utilizarla luego en contra de nosotros; todos absolvemos ese tipo de conocimiento sobre las personas que nos rodean. En el chantaje emocional. El miedo transforma también a chantajista. De una manera simple, podemos decir que el miedo que siente el chantajista emocional de no obtener lo que desea, se vuelve tan intenso, que lo único que atina a hacer es central su atención en el resultado deseado, lo cual le imposibilita de apartar su mirada del objetivo y percibe de qué manera su forma de actuar nos afecta a nosotros.
    Los distintos artículos, comentan además en sus fuentes, que el precio que pagamos cuando cedemos reiteradamente al chantaje emocional es enorme... Los comentarios y actitudes del chantajista nos hacen sentir desequilibrados, avergonzados y culpables. Sabemos que tenemos que modificar la situación y, reiteradamente, nos prometemos que lo haremos, sólo para encontrarnos, una y otra vez, burlados y manipulados, como que hemos caído de nuevo en la emboscada.
    Comenzaremos dudar de nuestra capacidad de mantener las promesas que nos hacemos y perdemos la confianza en nuestra eficiencia. Nuestra autoestima se va erosionando. Y lo peor de todo es, quizás, que cada vez que nos rendimos al chantaje emocional, perdemos contacto con nuestra propia integridad, esa brújula interior que nos ayuda a determinar cuáles deberían ser nuestros valores y nuestra conducta. A pesar de que el chantaje emocional no es un abuso psicofísico violento, no hay que caer en la tentación de suponer que el precio que se paga es muy elevado. Cuando convivimos con el, el chantaje emocional nos carcomen y se expande hasta dañar en lo más profundo de nuestras relaciones y lo más importantes y nuestra propia autoestima. (La pérdida más importante es la de los seres queridos).
Continuamos....



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