martes, 28 de abril de 2015

Valorarte y valorar todo lo que haces bien...

      La valoración...

    Que nadie te diga que eres inteligente, cuando subes a la cima de la montaña, no significa que no lo seas.

    Que nadie esté a tu lado cuando lo necesites, no significa que te conformes con quien sea.

    Que nadie te haya amado con esa clase de amor que has deseado, no significa que tengas que conformarte con menos.

    Que aún no hayas escogido las mejores cosas de la vida, no significa que la vida no sea justa.

    Sólo porque tu situación no parece estar progresando por ahora, no significa que necesites cambiar nada.

    Sigue brillando, corriendo, esperando, viviendo... sigue siendo exactamente como eres, cómo eres tú.

    El valor que queremos, necesitamos que nos lo den los demás, no lo necesitamos de fuera o de las circunstancias que fuera. ¿Esto a que se debe?.

    La llave del éxito no la conocemos pero si la del fracaso que, es esperar que nuestra valoración venga de fuera.

    El hecho es que estamos tan acostumbrados a poner la atención fuera, que nuestra valoración también la ponemos fuera, con lo cual imaginémonos la dependencia que tenemos y la imposibilidad de "tener aprobación".

    "La historia del burro", (que colgué hace tiempo en mi blog), por ejemplo, es la de la absoluta imposibilidad de obtener, que todo el mundo te apruebe, te acepte. No hay fórmula para esto.

    Ahí estamos, queriendo agradar, queriendo que nos valoren desde fuera, porque desde pequeños lo hemos aprendido así, a esperar la valoración de "Papa y mama", esperan que el profesor nos apruebe, que el amigo nos admire, para entonces bajar nuestra autoestima, en esos criterios eternos, que son absoluta y totalmente tiempo perdido y que son la llave del fracaso.

¿En qué momento y de qué forma hay que hacer el cambio?...

    Porque claro, es muy teórico quedan muy bien decir "estamos echando la valoración fuera y eso hay que cambiarlo", pero como hacerlo, cómo se educa a un hijo para que no espere la aprobación o en que momento se produce la transformación.

    La educación al hijo es una educación muy objetiva. Darle valoración por lo que hace bien y no darle valoración por lo que no hace bien, que tenemos esa costumbre. Hacemos cosas, incluso con nosotros, que denota la falta de autoestima desde que fuimos niños, es el fijarse siempre en los pequeños detallitos que no nos salen bien y en los enormes logros que tenemos, no nos fijamos.

    Es una batalla infinita y que además nos hace perder el tiempo, porque si nos vamos a fijar en lo que no está bien, pasas por alto todo lo que está bien, ahí esta como educar a un hijo. Por favor, valora todo lo que hace bien.

    La clave del tema es que valores todas las cosas que haces durante el día. Siente todo lo que haces, al cabo de todo el día, lo estupendo, lo valioso, lo amoroso, lo bien hecho, lo creativo, lo fructífero.

    Creo que en cualquier época de nuestra vida nos podemos encontrar con un montón de cosas bien hechas. Pues vamos a fijarnos en ellas, y las que nos parecen menos bien hechas, vamos simplemente a tratar de aprender a hacerlo mejor sin ridiculizarnos, sin criticarnos y sin desvalorizar nos sobre todo...

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